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Res non verba

La "fontanera" en Cantora

Nos quiso convencer de que es una quijotesca desfacedora de entuertos y que lo suyo es denunciar injusticias

Leire Díaz durante su intervención Carlos LujánEUROPAPRESS

Corría el año 2007 cuando Josu Jon Imaz anunció que dejaba la presidencia del PNV y el partido, en consecuencia, tuvo que convocar reunión de pastores. Estando los periodistas arracimados a las puertas de la sede en Bilbao, divisaron a lo lejos a Xabier Arzalluz. El patriarca peneuvista lucía ese semblante tan suyo, como si todo le oliese a excremento, y cuando la canallesca le preguntó «¿qué le parece lo de Imaz?», Arzalluz los miró con desprecio y les espetó: «¿Qué os creéis, que soy la Pantoja?».

Ciertamente, siempre ha habido políticos con alergia al enjambre de micrófonos y cámaras, de igual manera que los hay con un gran afán revillesco de protagonismo. Lo que no vimos venir fue la metamorfosis de Leire Díez: la «fontanera» que ha pasado de trabajar en las oscuras cloacas del PSOE a convocar una conferencia de prensa en cuyos prolegómenos posó como la que nos abre las puertas de su casa en una revista del corazón.

España ha llegado a tal punto de sublimación que aquí los «fontaneros» políticos van a acabar haciendo declaraciones en zona mixta: en política no hay UCO pequeña; tenemos que ir difamación a difamación… En fin, lo de ayer uno no sabe si reír o llorar. Fue cómico, fue triste, fue cínico y, sobre todo, muy cutre. No hubo ni un solo segundo en el que no se viera claramente que debajo de la piel de cordero había una loba fontanera.

Leire Díez nos quiso convencer de que es una quijotesca desfacedora de entuertos y que lo suyo es denunciar injusticias, por lo que, según ella, estaría escribiendo un libro sobre las relaciones de los servidores públicos con ciudadanos investigados. Tras sus gafas cincuenteras procuró disfrazarse de periodista de investigación, pero a poco que alargaba la mano se le veía la pelambre de «fontanera» sanchista: dardos al juez Peinado, recriminaciones por la imputación del Fiscal General… lo que viene siendo una socialista pata negra, que incluso nos confesó que su baja del PSOE pretende ser temporal. Tan sospechosa resultaba como presunta periodista de investigación que llegó a criticar las filtraciones. ¡Valiente periodista de investigación! Es como si un agricultor criticara las semillas.

El plan del PSOE para aislar a Pedro Sánchez del escándalo de la operación contra la UCO es tan chusco que ni siquiera ensayaron la performance como es debido. Así las cosas, en los pocos minutos que duró la actuación, Díez cayó en flagrantes contradicciones. Por ejemplo, cuando reconoció que la reunión que destapó el escándalo no fue casual, como sí nos había vendido hasta ahora la «Brigada Fontaneros».

La temporalmente exmilitante socialista se hundió un poco más en su propio fango cuando negó que hubiese comprometido a ningún servidor público, a pesar de haber dicho al empresario Hamlyn que le podía mandar por paquetería a un fiscal que le borrase sus problemas judiciales si les entregaba basura con la que destruir a la Guardia Civil. «Yo solo propuse», dijo la «fontanera» disfrazada de periodista, a pesar de que toda España ha podido escuchar el contenido íntegro de esa reunión en la que apelaba «a los de arriba».

La cobardía lleva a la cutrez y ahora a Ferraz le pesa la losa de explicar qué tiene que ocultar

La cobardía lleva a la cutrez y ahora a Ferraz le pesa la losa de explicar qué tiene que ocultar, cuál es la naturaleza del miedo que le atenaza como para tratar de solventar todo esto escondiendo al presidente del gobierno, ocultando a la directora de la Guardia Civil, convirtiendo a Leire Díez en una fija discontinua de la militancia socialista y lanzándola al ruedo de la pantomima de ayer. Sabemos que tienen en su punto de mira a agentes como Balas o Bonilla, a fiscales como Grinda o a diversos jueces. Y también que han tratado de calibrar qué sabe Koldo y qué puede demostrar de todo aquello que potencialmente pueda perjudicar al Gobierno. Pero queda por saber qué material tiene Leire Díez para que el ventilador de la porquería nos brinde nuevos días de vodevil.

De momento, asegura que puede probar que Víctor de Aldama defraudó cientos de millones en el sector de los hidrocarburos. Y ahí es donde el paripé de la «fontanera», disfrazada de periodista, se convirtió, de repente, en una fantasía digna de haber sido escrita por los Javis y retransmitida por Héctor del Mar. Del estupor de «Aldama se ha presentado a la comparecencia» se pasó a «Aldama está arropando a Leire» y de ahí a «Aldama, en realidad, está increpando a Leire», con destellos propios de las mañanas de nuestra infancia en la que nos desayunábamos viendo el «Pressing Catch».

Aldama tuvo una actitud agresiva con Díez, que solo le puede perjudicar, y fue empujado por Pérez Dolset, empresario, «fontanero» y guardaespaldas de Leire. Pérez Dolset, sanchista resentido que busca venganza. Aldama, que trata de librarse de lo suyo y que está representado por el abogado Choclán, que también defiende a Hamlyn, al que Leire ofreció pactar con el diablo. Hasta hace poco, todos eran felices en las sombras, pero ahora no les queda otra que bailar en zona mixta y hacer de la necesidad virtud. Dientes, dientes.