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Entrevista

García-Page: "Conozco a gente que duda entre votar a Sánchez o Yolanda Díaz"

El presidente castellano-manchego tiene claro que "Sumar puede quitar votos al PSOE" y que "Feijóo ha revolucionado las expectativas de la derecha"

La conversación fluye sin argumentarios de por medio. Escucha y responde, por lo que sorprende por contestar a lo que se le pregunta y sin usar la consigna de partido. Alberto Núñez Feijóo le cae bien. Prefiere a Yolanda Díaz que a Pablo Iglesias. Lamenta que su partido haya dejado a nivel nacional de aspirar a ser una fuerza de mayorías y no sabe qué hará el 29 de mayo, aunque el clima en la calle le haga pensar que las cosas van bien. Necesita una mayoría absoluta para mantenerse al frente de la Junta de Castilla-La Mancha.

-Las encuestas insisten hasta ahora en decir que la partida está abierta en Castilla-La Mancha. ¿Qué puede decidir que al final usted consiga o no la mayoría absoluta que necesita para seguir gobernando?

-Las elecciones están siempre abiertas hasta que se celebran y yo no anticipo escenarios. Pero también le digo que si se hiciera un análisis riguroso de lo que anticipan las encuestas, seguramente muchas de ellas no saldrían bien paradas.

-Pero hay bastante consenso demoscópico en que la derecha está en condiciones de disputarle la mayoría absoluta que necesita para seguir gobernando. ¿Cree que la política nacional le resta?

-Nuestra impresión es que el ambiente en la calle es muy bueno y que las cosas avanzan muy bien. Ahora, evidentemente, las elecciones no están decididas y todo influye en lo que finalmente pueda pasar.

-La gestión de Pedro Sánchez a nivel nacional, ¿le perjudica en su campaña?

-Es muy complicado saber cuánto influye cada cosa, pero las preocupaciones de los ciudadanos que reflejan siempre las encuestas tienen más que ver con problemas de ámbito nacional o europeo, que local o autonómico. Y el ruido que llega nunca suma.

-¿Qué piensa de la posible irrupción de Vox en el Parlamento de Castilla-La Mancha?

La alternativa a mi candidatura es la reedición del equipo de Cospedal más Vox, eso es un hecho indiscutible.

-¿Cospedal? ¿Por qué recuerda su nombre si el candidato del PP es Paco Núñez?

-Hablo de Cospedal porque dejó una herencia catastrófica en Castilla-La Mancha y ella sigue estando ahí, apadrinando a los que dejó en el partido. Tampoco he visto ninguna señal de ruptura de ellos hacia aquella etapa. Es verdad que no se encontraron las cosas fáciles al llegar porque estábamos en medio de una crisis económica muy potente. Pero Cospedal no pudo hacer más daño a los intereses de los manchegos y en el fondo, en las formas y en las actitudes todos aquellos años fueron muy crueles políticamente hablando.

Entrevista a Emiliano García-Page en el Palacio de Fuensalida, Toledo
Entrevista a Emiliano García-Page en el Palacio de Fuensalida, ToledoDavid JarLa Razón

-Ella ya no está en política. Y usted, ¿la dejará si no mantiene la Presidencia de la Junta?

-Cuando te presentas a las elecciones, la vida empieza y acaba con ellas, pero yo no me voy a poner en el día 29 hasta que no se cuenten los votos y sepamos qué han decidido los ciudadanos. También le digo que yo no estoy en política a cualquier precio, ya se lo dije a los de Podemos y ésta es una posición que sigo manteniendo.

-Antes le pregunté por Vox y me habló de Cospedal. Pero, ¿qué lectura hace de que este partido llegue a entrar en el Parlamento manchego?

-Castilla-La Mancha es una región de tendencia bipartidista, y esa estabilidad del bipartidismo es buena. En cuanto a Vox, de una legislatura a otra, incluso de un año a otro, están cambiando mucho los escenarios políticos: hoy la mitad de los actores de hace cuatro años están fuera de la política. Ciudadanos es un partido marginal y Vox tampoco tiene la fuerza de hace tres años. Además, el PP ha cambiado de líder nacional y esto obliga a hacer otra lectura de las variables con las que nos movemos.

-¿Vox es extrema derecha?

-Creo que ellos no reniegan de esa definición. Se sitúan a la derecha del PP, y todo lo que crezcan será a costa del PP. Es curioso que en estas elecciones quieran conseguir sueldos y proyección de unos gobiernos autonómicos que quieren liquidar.

-En todo caso, ¿los considerará como un partido más y tendrá interlocución con ellos si forman grupo parlamentario?

-Son ellos los que se aíslan con los planteamientos que defienden. En general, yo juzgo a las personas independientemente de su carné político porque creo en la moderación y en el gobierno para todos. Defenderé siempre una posición moderada para mi región y para España. Es decir, que se pueda sentir cómodo también el que no te vota, que es lo que no pasa en el momento actual en la política nacional. En la política española se gobierna, pero a costa de la incomodidad de la otra mitad, y eso no es saludable, ni siquiera para el que gobierna. Los extremos no me han gustado nunca ni me parece que ofrezcan soluciones y me da lo mismo que sean de un lado o de otro.

-¿Se refiere a Sánchez cuando dice que se gobierna «a costa de la incomodidad de la otra mitad de españoles»?

-Evidentemente, los socios del Gobierno tiran hacia los extremos. Y, además, tampoco se hacen cargo del conjunto de la gobernación, del interés general, sino solamente de la parte que a ellos les interesa, que no tiene ni por qué coincidir con el de los ciudadanos que representan. Sin embargo, mi objetivo en Castilla-La Mancha es aprovechar nuestro microclima social, de estabilidad y de crecimiento, de moderación y de acuerdo, para que, si van bien las cosas a nivel general, seamos capaces de rentabilizar los vientos con mucha más intensidad que otros. Y si van mal, que aquí haya un colchón económico y social suficiente como para garantizar el bienestar de la gente y que no se ponga en riesgo por los vaivenes de la política nacional. Casi le diría que uno de mis objetivos es salvar a Castilla-La Mancha de los vaivenes y de los zigzags que tiene la política nacional.

-¿Quiere decir protegerla de Sánchez?

-No sólo de Sánchez. En España somos muy dados a resumir en un nombre los problemas de todo un país.

-Cito el nombre de Sánchez porque hoy es el máximo responsable de la política nacional.

-En general, la política en Madrid se ha degradado en muchos aspectos y lo que pasa de la M-30 para dentro tiene menos que ver con lo que ocurre en el resto de España que las diferencias que puede haber entre Cataluña y Andalucía o entre Andalucía y Galicia. La política nacional es hoy una máquina de generar incertidumbres, y la certidumbre la aportan más los ayuntamientos y las autonomías porque están centrados en el ciudadano.

-¿A usted Feijóo le parece un político moderado?

-Conozco a Feijóo, mi opinión personal es buena y no tengo ningún problema en decirlo, aunque algunos me lo malinterpreten. Feijóo está en la oposición y tiene que actuar como el líder de la oposición para intentar llegar al Gobierno.

-¿Le ve un rival más peligroso que Pablo Casado?

-Con el cambio en la dirección del PP y la retirada de Pablo Casado se han revolucionado las expectativas del Partido Popular, y quien no quiera verlo o reconocerlo se está engañando a sí mismo. La llegada de Feijóo a Madrid ha cambiado las expectativas de la derecha y de todo ese espacio político, de tal modo que ahora mismo el partido vuelve a jugarse más en el centro que en los extremos. Yo creo que ese centro debe ser el objetivo de los dos grandes partidos porque ahí se decidirán las elecciones. ¿Quién lo tiene más fácil para ganar el centro? ¿Feijóo o Sánchez? Esa es la gran pregunta que tienen que hacerse los dos.

-¿Quién cree usted?

-La política nacional está en estos momentos tan fracturada en bloques, tan polarizada, tan absolutamente enfrentada, que resulta difícil visualizar un centro político. Pero la nueva etapa que se abra a partir de las próximas generales tiene que ser, como le he dicho, la del resurgir de un gran espacio de centro.

-Y ese gran espacio, ¿quién tiene más posibilidades de construirlo? ¿Un Sánchez que se presenta de la mano de Yolanda Díaz, pero con una alianza estructural con ERC y Bildu, o un PP que puede tener que depender de Vox, aunque afronten las elecciones apelando a una mayoría para gobernar en solitario?

-La voz cantante en la política nacional la llevan mucho más los extremos que el espacio sociopolítico que construyó el proyecto de éxito que representa España tras la Constitución del 78. Muchas de las decisiones que se toman en Madrid responden más al bloque que al conjunto. Y esto le pasa al Gobierno, le pasa al Parlamento y le pasa también a la oposición. Por eso, poco podemos avanzar sin superar por completo esta política de bloques y frentista. Fíjese, todos aquellos que abogaron por la regeneración política ahora se amparan en la inmunidad de eurodiputados o de diputados para no afrontar los juicios que tienen pendientes. Y todos aquellos que hablaban de ampliar el espacio democrático, de romper el bipartidismo, lo que han provocado, finalmente, es un bipartidismo de bloques. Es decir, peor todavía.

-¿Qué le parece la decisión de la presidenta Isabel Díaz Ayuso de romper con Vox?

-Cuando se convocan elecciones, o están a punto de convocarse, hay que entender que las retóricas cambian y hay que analizarlo todo en clave preelectoral. Pero, más allá de las estrategias electorales coyunturales, yo creo que la gran discusión que tenemos pendiente en España es si vuelve a decidir la centralidad o si seguimos dependiendo de los penaltis y de los extremos. Confío en que la ciudadanía termine imponiendo el sentido común. Con la crisis de 2007, la gente decidió echar la culpa de todos los males del país a los que antes había considerado los grandes artífices de los éxitos, y seguro que muchas cosas habríamos hecho mal, pero eso no borra nuestra contribución a este proyecto común que hoy es España. En todo caso, mucha gente empezó a pensar que los que habían sido responsables de todo lo bueno ahora eran los culpables de todo lo malo y empezaron a confiar en el primero que pasaba por la puerta. Y eso, afortunadamente, parece que se está dando la vuelta.

Entrevista a Emiliano García-Page en el Palacio de Fuensalida, Toledo
Entrevista a Emiliano García-Page en el Palacio de Fuensalida, ToledoDavid JarFotógrafos

-¿Qué aporta la plataforma Sumar al PSOE?

-Creo que lo verdaderamente importante de Sumar es que desplace del panorama político la endogamia en la que ha entrado la dirección de Podemos. Los dirigentes de Podemos han terminado discutiendo con todos los que le apoyaron hace dos, tres o cinco años, y hoy no son reconocibles en nada ni para nadie. Por tanto, si hay un bloque electoral en la izquierda que no va a votar nunca al Partido Socialista, es mejor que se sienta representado por personas más razonables y menos sectarias.

-¿Se refiere a Pablo Iglesias?

-No le niego a Pablo Iglesias su capacidad como analista político, pero en esta última fase de su carrera política, si es que es la última, está dilapidando todo su capital personal y ha decepcionado a la mayoría de los que confiaron en él. Es importante que haya una posición de centralidad y de responsabilidad en ese espectro de la izquierda, porque el fanatismo no es bueno ni en la izquierda ni en la derecha ni en ningún sitio.

-Pero si Yolanda Díaz está más centrada dentro de la izquierda, ¿esto no le puede quitar votos al PSOE?

-Puede ser. Todavía no son una realidad electoral, pero eso puede pasar perfectamente. Conozco gente que ahora mismo está dudando entre votar al PSOE o a Yolanda Díaz a nivel nacional.

-Y, si es así, ¿le parece razonable la estrategia de Moncloa de dar tanto respaldo a Sumar en su campaña?

-Al PSOE y al PP se nos mide con varas distintas a las que se usan con el resto de los partidos. La ciudadanía nos pone el listón muy alto y nosotros tenemos que aspirar a saltar ese listón por el camino de construir mayorías con amplia representación transversal, más poliédricas y más plurales.

-¿El apoyo de Moncloa a Sumar no suponer reconocer que el PSOE renuncia a ser un partido de mayorías?

-La dirección de mi partido ha llegado a la conclusión de que va a necesitar muletas. Entiendo que puedan cuidar a una de ellas, pero yo creo que antes de plantearte ese escenario hay que intentar obtener la máxima confianza posible de la ciudadanía y no renunciar a las mayorías. No digo que lo hagan, lo que digo es que los dos partidos centrales de la política española deben aspirar a tener una mayoría. Los demás pueden jugar al tacticismo, los dos principales partidos, no. Yo no sé si usted sabe jugar al mus, pero es la diferencia entre jugar a «grandes» o a «chicas». El PSOE y el PP tienen que jugar a «grandes». Nos miden por los reyes que llevamos en la baraja y al resto por los «ases» y los «doses», por los «pitos».

-¿El PSOE está jugando entonces a «chicas»?

-Esa estrategia es la de estar todo el día pensando en tácticas para ver si cuadra la cuenta, si se está un punto arriba o un punto abajo. Mientras que jugar a «grandes» es apostar por mayorías. Mire, en Madrid, para sacar adelante cualquier iniciativa en el Congreso se necesita contar con casi diez partidos, de manera que son muchos los intereses que tienen que confluir y así es muy difícil construir un proyecto para toda España. Este análisis es puro sentido común.

-¿Qué le parece que el Supremo haya desautorizado a Marlaska y haya anulado el cese del coronel Pérez de los Cobos?

Por deformación, en la medida en que soy abogado, tiendo a opinar de lo que deciden los jueces leyéndome las sentencias. Y no la conozco. Pero sí le digo que desde hace ya mucho tiempo Marlaska viene siendo el objetivo de mucha gente dentro y fuera del Parlamento. Llegó a la política rodeado de un importante prestigio como juez, y, sinceramente, yo creo que eso no ha debido cambiar.

-Pero siendo juez, es el Tribunal Supremo el que le ha enmendado la plana.

-No hacemos bien desde la política si cada vez que un tribunal se pronuncia pretendemos montar un caso con entidad de debate del estado de la nación. El Gobierno ha expresado su posición y le toca gestionar esa sentencia conforme a la ley.

-¿Cuál es su principal propuesta electoral para los comicios de mayo?

-En esta legislatura comprometí acercarnos a los 100.000 puestos de trabajo y lo vamos a cumplir. A pesar de todas las crisis que hemos atravesado, hemos incrementado la tasa de actividad por encima de la media nacional. De hecho, somos los primeros en incremento de tasa de actividad y los segundos en descenso de las cifras del paro. Asimismo, hemos incrementado más que ninguna autonomía, y muy por encima de la media nacional, la inversión extranjera, y quiero revalidar la confianza de los ciudadanos para seguir avanzando por esta senda. En estas elecciones mi región no puede volver a tropezar en la misma piedra que ya conoció con Cospedal, y que ahora necesitaría, además, la muleta de Vox para hacerse con el gobierno.

-¿El freno al trasvase Tajo-Segura le da votos?

-No busco votos, busco agua. Estamos hablando de un trasvase que supone el olvido de una parte importante de España, que es, básicamente, mi tierra, porque el Tajo se recupera luego en su paso por Gredos a Extremadura y de camino a Portugal. Así que cuando se habla de agua para todos, lo único que advertimos desde mi tierra es que, por supuesto, agua para todos, sin problema, pero para nosotros, también.

-¿Qué le parece la polémica que se ha montado alrededor de la maternidad subrogada de Ana Obregón?

-No estoy a favor de la gestación subrogada, pero no estoy dispuesto a ser inquisidor general de nadie. Y un debate de este calibre no se puede simplificar en un solo caso o en un solo nombre. Ni todo vale para conseguir titulares y hacer campaña.