Curiosidades de Estrabón

Golpetazo a Feijóo en la cara del Senado

La triquiñuela legislativa usada por PSOE y Sumar para amputar la capacidad de veto del Senado es inconstitucional

Pleno del Congreso de los Diputados. Asisten Pedro Sánchez, María Jesús Montero, Yolanda Diaz y Alberto Nuñez Feijoo. © Alberto R. Roldán / Diario La Razón. 20 06 2024
Alberto Nuñez Feijóo y Cuca Gamarra en el pleno del Congreso de los DiputadosAlberto R. RoldánFotógrafos

El PP ha perdido el Senado, o al menos su utilidad. En la campaña para colonizar todos los sectores del Estado, el Gobierno acaba de quitar a la Cámara Alta la más importante de sus atribuciones, la de fijar el techo de gasto.

El PSOE, que se ha ido embolsando paulatinamente la Fiscalía General, el Tribunal Constitucional, los medios de comunicación a su alcance, los telediarios o la política exterior (que se solía consensuar), se apunta así una prerrogativa decisiva.

El Senado es expresión de la evolución política: Pedro Sánchez va perdiendo elecciones que le han quitado el poder local y autonómico, así que la mayoría de los asientos son del PP, un total de 144 de 266 escaños.

Hay 208 senadores electos (los que votamos en sobre aparte en las generales) y 58 designados por los parlamentos locales, también de mayoría «pepera».

La situación molestaba a Pedro Sánchez, pero no le impedía la acción legislativa. Excepto en lo relativo a los Presupuestos.

El Senado, que únicamente puede hacer de cámara de enfriamiento de las leyes que adopta el Congreso (si no las sanciona, vuelven al Parlamento y allí pueden ser aprobadas por mayoría simple a los dos meses), tiene un único veto, relativo al techo de gasto de los Presupuestos Generales del Estado.

Era una prerrogativa que buscaba embridar el déficit e impedir el derroche, pero desde este viernes ha sido borrada. Para Alberto Núñez Feijóo esto supone un fortísimo revés, porque le quita la única medida con la que ejercer el poder efectivo sobre el Gobierno.

En los años pasados no era muy importante esta norma, porque la pandemia permitió suspender las vías de control presupuestario decididas por la Comisión Europea y el Ejecutivo invertía sin especial seguimiento de Bruselas (como el resto de los países de la UE), pero con el fin de la situación de emergencia, en 2025 el Gobierno debía volver al método tradicional.

Ya de por sí las cuentas están complicadas, porque el PSOE se debe a sus socios y ha de pactar cada paquete con Sumar, Bildu, PNV o ERC si desea sus votos, pero si encima la Cámara Alta le recortaba los gastos, el sudoku se hacía endiablado.

El PSOE y Unidas Podemos llevaban años intentando amputar la capacidad de veto del Senado. Emprendieron el camino en la primera legislatura, pero la pandemia les allanó los trámites.

Cuando Sánchez convocó elecciones en pleno verano, quedó en agua de borrajas. Ahora, retoman el empeño y sustraen la que constituye el gran arma política de la Cámara Alta.

No solo porque ralentiza y hasta frena los Presupuestos, sino porque advierte a la UE del exceso de déficit del Gobierno.

Muy tosco ha sido el método usado para tan grave medida. A saber, el truco de colar una enmienda en una ley que nada tiene que ver con Presupuestos ni métodos legislativos.

Una Ley de Paridad de hombres y mujeres en los puestos de responsabilidad. La norma pasó el jueves el voto de la Comisión de Igualdad y será aprobada por el Parlamento.

Concretamente, se modifica el apartado 6 del artículo 15 de la Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera, aprobada en 2012, que determinaba que, si alguna de las dos cámaras rechazaba el techo de gasto, el Gobierno estaba obligado a presentar otra propuesta en el plazo de un mes.

Con el cambio, si el Senado veta las cuentas, estas volverán al Congreso y este las podrá dar por buenas por mayoría simple.

La triquiñuela legislativa usada por PSOE y Sumar es inconstitucional.

El PP ya ha dado los pasos para recurrir al TC, pero la presentación del recurso y los meses que llevará su resolución hará que al PSOE le dé tiempo a colar sus cuentas. Un truco sucio pero eficaz.