Trayectoria

José María Barreda presenta sus memorias de la Transición

Acompañado de Pilar Alegría y el dibujante «Peridis» repasó su cambio al PSOE desde el PCE y la lucha antifranquista

presentación Un militante de base en (la) Transición de José María Barreda Fontes con Pilar Alegría, Peridis y Jesús Maraña
Pilar Alegría y José María Barreda en la presentación, ayer, de "Un militante de base en (la) Transición"David JarFotógrafos

José María Barreda presentó ayer en el auditorio del Ateneo de Madrid sus memorias. Las de la primera parte de un camino vital que estuvo marcado por la lucha antifranquista como militante universitario del PCE y que le llevarían a evolucionar hacia la socialdemocracia, afiliarse al PSOE y acabar siendo con esta formación presidente de la Junta de Castilla-La Mancha durante siete años (2004-2011).

El testimonio de «Un militante de base en (la) Transición» (Catarata) fue puesto de largo públicamente por el autor y la compañía de un trío formado por la ministra de Educación, Formación Profesional y Deporte, Pilar Alegría; el periodista Jesús Maraña y el arquitecto y dibujante José María Pérez, «Peridis».

El histórico dirigente del socialismo castellano-manchego explicó que el doble sentido que alberga el título de su último libro se debe a la «doble transición, política y personal» que se vivió en el país y experimentó él mismo desde el colegio católico de Ciudad Real en el que realizó los estudios elementales hasta la conciencia social que adquirió con lecturas de las encíclicas del Concilio Vaticano II y el activismo por la democracia cuando llegó a Madrid.

Su renuncia al comunismo, explicó el protagonista, lo explica la tesis de que «el PCE fue el partido de oposición en el franquismo y el PSOE, el de la democracia» porque a él, y otros amigos de aquella época, explicó, «no nos gustaba ninguna dictadura, tampoco la de la democracia» y su llegada a la conclusión de que «no es posible la igualdad sin libertad».

La ministra Alegría recordó cómo siendo hija de la Transición –nació en 1977– vivió a finales de los años 80 la «ansiedad» y las «ganas» de «consolidar la democracia» que se veía en el ambiente, de los medios de comunicación a la intensidad con la que se vivió en el pequeño pueblo aragonés en el que creció la campaña electoral de las elecciones generales de aquel 1986. «En las que hubo una victoria magnífica del PSOE», recordó.

El humorista gráfico «Peridis», compañero de Barreda en la militancia contra la dictadura de Francisco Franco, quiso mostrar su rechazó a aquellos que se refieren a la etapa democrática con la coletilla de «régimen del 78» porque, defendió, «el régimen era el Cara al Sol. Uno indivisible de misa y rosario». De las manifestaciones y porrazos que vivió junto al expresidente autonómico destacó, con el tono jocoso que le caracteriza, que «éramos tan progres que nos poníamos una trenca entre verde y crema y llevábamos melena».

La también portavoz del Gobierno recuperó para este acto de homenaje a los que hicieron posible la democracia la frase de Nicolás Sartorius, prologuista precisamente de las memorias que ayer se presentaban, en la que sentenció que «Franco murió en la cama, pero el franquismo lo hizo en la calle».

El plano literario de la formación intelectual, que, a la vez, es política, de José María Barreda, por la que preguntó Maraña, fue también protagonista. «Tuvieron mucha importancia las lecturas y me determinaron en la configuración de mi concepción del mundo y la vida, más allá de las puramente ideológicas». Entre ellas, la poesía social de la Generación de los años 50 y la del boom latinoamericano.

Pero sobre todo, afirmó, le sedujo en unos años tan decisivos para el resto de su vida la formulación en la oposición al franquismo, que partió del PCE, relató, en que se apostó por la «reconciliación nacional de vencidos y vencedores» de la Guerra Civil», porque significaba, relacionándolo con el verdadero sentido de la Transición, «mirar al futuro y poner en valor el entendimiento político» entre bloques «antagónicos».

De igual forma, salieron de la boca de este también profesor docente universitario de Historia contemporánea jubilado, unos versos de Gil de Biedma en los que el poeta se lamentaba de que «la historia de España es la más triste porque siempre acaba mal», pero, puntualizó refiriéndose a la Transición, «esta vez, no».

Con esta obra recién publicada Barreda también quiere demostrar mitos extendidos sobre lo que pasó entre la muerte del general Franco y las primeras elecciones democráticas. El fundamental: que «sí que fue violenta, aunque se diga lo contrario».

Tal y como se demuestra con documentación en sus memorias, expuso, en la Transición perdieron la vida 800 personas, muchas por la represión franquista y otras muchas por organizaciones terroristas como ETA, Grapo y Frap. La ministra de Educación reivindicó al final del acto la necesidad de educar sobre este periodo histórico para ser conscientes de por qué el hoy es así.