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Salamanca

La Fiscalía insta a la Audiencia a reabrir la investigación de dos atentados de los años 90

La Razón
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La Fiscalía de la Audiencia Nacional ha instado al juez Ismael Moreno a reabrir la investigación de dos atentados cometidos por ETA en los años 90 y que impute por estos hechos a los etarras Juan Antonio Olarra Guridi y Sergio Polo, alias «Txomin». Se trata del asesinato del policía Ricardo González Colino, perpetrado en un bar del barrio de Eguía de San Sebastián el 14 de septiembre de 1992, y del asesinato frustrado del capitán Juan José Aliste, quien perdió las dos piernas el 10 de noviembre de 1995 en Salamanca tras estallar la bomba-lapa que los terroristas habían colocado bajo su coche.

En el primer caso, la fiscal Carmen Monfort ha solicitado la reapertura de la causa esgrimiendo un informe de la Comisaría General de Información de la Policía del 18 de julio del pasado año en el que, tras analizar el casquillo de calibre 9 milímetros Parabellum hallado en el lugar de los hechos, concluye que el arma utilizada en el atentado era una pistola semiautomática, «presumiblemente una FN-Browning modelo HP-35». Entre agosto de 1992 y enero de 1993, añaden los autores del informe, ETA cometió otros cuatro atentados en Guipúzcoa –entre ellos los que costaron la vida a dos guardias civiles, al empresario José Antonio Santamaría y al funcionario de prisiones José Ramón Domínguez Burillo– y en todos se utilizó idéntica arma, supuestamente la misma usada para terminar con la vida de González Colino.

Olarra Guridi «participó directamente en la ejecución de dos de esos cuatro atentados» y ha sido condenado por los asesinatos de Santamaría y Domínguez Burillo. En ambas sentencias se considera probado que el etarra integraba, junto al ya fallecido José María Igerategui, «Ijitu», el «comando Donosti», «cuyo ámbito de actuación territorial se circunscribía preferentemente a la capital de esa provincia y localidades de su entorno próximo».

La fiscal considera que teniendo en cuenta «el breve espacio de tiempo transcurrido» entre la comisión de esos atentados, el lugar donde se produjeron, la similitud del «modus operandi» y el empleo de la misma pistola, Olarra Guridi puede ser también el autor del asesinato de González Colino. Por eso pide al juez Moreno que le cite como imputado y que llame a declarar como testigo al etarra Valentín Lasarte, quien aseguró al juez Baltasar Garzón en 1996 que, en diciembre de 1992, fueron Olarra Guridi e «Ijitu», entonces huidos, quienes le captaron para la organización criminal.

En cuanto al asesinato frustrado del capitán Aliste, el fiscal Vicente González Mota expone en su petición de reapertura de la causa otro informe policial del que «se desprende la existencia de pruebas que permiten atribuir indiciariamente la comisión del mismo a Sergio Polo». Y hace referencia a una carta remitida por «Anboto» (bajo ese alias se ocultaría la entonces dirigente etarra Soledad Iparraguirre) a «Lur», supuestamente el autor material del atentado, hallada en la vivienda de Polo en febrero de 1996. «Anboto» analiza en la misiva un atentado cometido en Salamanca «instalando un artefacto explosivo mediante una lapa a los bajos de un coche». El único atentado cometido en esas fechas en la ciudad con ese procedimiento fue el que tuvo como objetivo al capitán Aliste.

La Fiscalía cree que «Lur» es en realidad el propio Polo, el destinatario de la carta.