Opinión
La lideresa de la izquierda
A Yolanda Díaz "solo le interesa de Podemos la herencia en votos"
No es extraño que Yolanda Díaz se haya quedado preocupada después de la entrevista con Évole, en la que se disparó en un pie. Lo que era parte de una estrategia para consolidar su relato como lideresa de la izquierda, ha terminado poniendo al descubierto que Diaz e Iglesias son dos versiones de más de lo mismo.
Hasta ese momento, el buenismo de la vicepresidenta había ido ganando enteros en la batalla con Pablo Iglesias, que se ha hecho acreedor, por méritos propios, de una imagen destructiva, impulsiva y visceral.
La negativa de los morados a incorporarse a Sumar es percibida por muchos de sus votantes como una lucha por escaños y huecos de poder en que Irene Montero e Ione Belarra, que zancadillean todo lo que pueden a Díaz.
Sin embargo, durante la entrevista, que pilotó fundamentalmente en torno a la relación entre ambos dirigentes, la vicepresidenta olvidó el guion de los últimos meses y entró en el ataque a Iglesias.
El 80% de la entrevista consistió en afear cada una de las cosas que considera criticables del podemista. Incluso, volvió a mostrar enojo y tremendo disgusto por aquel momento en que Iglesias la hizo vicepresidenta del Gobierno.
Aunque podía haberlo rechazado, parece ser que su sentido de la responsabilidad la impidió hacerlo, ese mismo sentido que la ha llevado a ser candidata a la presidencia del Gobierno y a intentar liquidar a Podemos y al propio Iglesias. Sin duda, su concepto de la ofensa es muy particular.
La conclusión que se puede sacar es que, a Yolanda Díaz solo le interesa de Podemos la herencia en forma de votos, del resto, mejor si desaparece. Los morados no parece que tengan más objetivo en el corto plazo que debilitar al máximo la opción de Sumar.
El error de Díaz fue meterse en el barro. Desde el domingo se puso al mismo nivel que la otra parte en disputa, además de dar cierta legitimación a los que habían sido considerados agresores. Podemos es una marca que lastra electoralmente, pero eso no es obstáculo para que su antiguo electorado penalice la utilización de las siglas que ha hecho Díaz.
El resto, nada reseñable, muy pagada de sí misma y muy impostada, llegando a resultar empalagosa cuando ensalzaba sus virtudes.
Pedro Sánchez ha fiado todo a que Díaz compense la pérdida de votos del Partido Socialista, sin embargo, no va a ser capaz ni de mantener los que tuvo Podemos en las últimas elecciones.
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