Política

Andalucía

Los barones no quieren coincidir con Sánchez en las urnas

Prefieren convocar lejos de las generales por cuestiones como la postura de Moncloa respecto a Cataluña.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se reunió ayer en Moncloa con el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se reunió ayer en Moncloa con el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Pagelarazon

Prefieren convocar lejos de las generales por cuestiones como la postura de Moncloa respecto a Cataluña.

«Mi tierra no merece la inestabilidad que hay en el resto de España». Esta frase de Susana Díaz forma parte del argumentario que desplegó para explicar su decisión de propiciar el anticipo electoral en Andalucía y da buena cuenta del sentir que palpita en algunas federaciones del PSOE, que quieren marcar distancias con el desgaste que genera la vorágine de la política nacional. La presidenta activó el adelanto cuando tuvo la seguridad de que sus elecciones no coincidirían con las generales. Así se lo aseguró el propio presidente del Gobierno en una conversación. Este extremo, la coincidencia, llegó a estar sobre la mesa más como una medida de presión que como una intención real, aunque desde Moncloa barajaron «todos los escenarios» –estratégicamente hablando– hace un mes, cuando los escándalos cercaban al Gobierno y el Gabinete no tenía asegurado sacar los Presupuestos adelante. Ahora la situación es diferente, las polémicas de los ministros se van amortizando y las cuentas no son un elemento desestabilizador: si no se aprueban las que ha diseñado el Ejecutivo con Unidos Podemos, se prorrogarán las de Mariano Rajoy. Pero, a pesar de haber sofocado varios de los conatos de incendio que amenazaban La Moncloa, hay un frente que sigue muy vivo: el catalán.

La problemática y la fragmentación que lleva aparejado el conflicto en Cataluña no pasa desapercibido para otros territorios que se muestran críticos con la «tibieza» y los bandazos que da el Gobierno en su estrategia. Desde estos feudos y ciudades, en los que se gobierna, y en los que en las próximas elecciones se juegan revalidar el poder, procuran marcar distancias con el Ejecutivo de Sánchez. Estas distancias se observan en lo discursivo pero también en lo temporal, como explicitara Díaz, no quieren que sus elecciones coincidan con las generales. Esta opción también se barajó en las múltiples quinielas y se rechazó de plano por diferentes dirigentes territoriales que se opusieron con firmeza a un eventual «superdomingo», en el que los españoles votasen para los comicios europeos, municipales, autonómicos y también para los generales. Desde Castilla-La Mancha, por ejemplo, su presidente Emiliano García-Page demanda en conversación con LA RAZÓN que los ciudadanos puedan «elegir sin interferencias» quién es su alcalde o presidente autonómico. En la esfera territorial y local prima la cercanía y muchos de estos votantes no mantienen el mismo criterio ideológico en unas autonómicas que en unas generales. «Yo soy de derechas, pero a ti te voy a votar», reconoce García-Page que le confiesan algunos castellano-manchegos, que valoran su gestión aunque a nivel nacional se identifiquen con las siglas del PP.

Este afán de «diferenciación» no es exclusivo de esta comunidad. Otro dirigente explica de manera muy gráfica cómo «la política nacional es una picadora de carne». «A cada uno que nos juzguen por separado, por nuestros méritos y deméritos», señala, en relación al «efecto arrastre» que tienen las decisiones que toma Pedro Sánchez desde La Moncloa. La mayoría coincide en que se debe hacer una «lectura positiva» de que sea el PSOE quien esté en el Gobierno: «Vienen curvas y es mejor llevar el volante que estar en el asiento de atrás». Pero tampoco niegan la asimilación que se les hace de algunas actitudes a nivel nacional que no acaban de compartir. Este no es el caso de la Comunidad Valenciana, aunque su presidente Ximo Puig también esté tentado de adelantar los comicios. Su territorio es más sensible a las demandas y la situación de Cataluña, no en vano, también exigen el autogobierno que Sánchez ofrece para resolver el conflicto catalán. Sin embargo, Puig clama por lograr marcar su espacio y «visibilizar» su región frente a una dinámica catalana que lo envuelve todo. Desde esta perspectiva también se baraja una convocatoria anticipada de elecciones como forma de «marcar nuestro propio calendario electoral» y de «singularizar» el proceso para que no se diluya en una amalgama de 13 autonomías. No obstante, aunque el entorno del presidente valenciano le anima a dar el paso, él no se decide. Tampoco están por la labor sus socios de legislatura, con quienes gobierna en coalición (Compromís) y con apoyo externo (Podemos). Por ello, no se prevé que vayan a poner excesivas trabas en la aprobación de los Presupuestos, cuyo bloqueo podría servir –como en el caso de Susana Díaz– de excusa para el adelanto electoral.

Sin embargo, las reticencias de los barones parecen estar a salvo, pues el presidente tiene la vocación de si no agotar la legislatura, al menos estirarla al máximo. El propio García-Page en una entrevista a este diario ya apostó por que los comicios generales serán en otoño de 2019. A esta tesis también se suman algunos miembros del Gabinete que no ven supervivencia posible más allá de este horizonte temporal, dado que necesitarían aprobar unos nuevos Presupuestos para llegar a 2020.