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Monedero: “Irene Montero tiene todo por delante en Podemos”

El politólogo y fundador de Podemos asegura, en una entrevista con LA RAZÓN, que Sánchez llegó a La Moncloa sin un proyecto para España, que Errejón abandonó el partido “ciego” de ambición y que tiene una conversación pendiente con Carmena

Juan Carlos Monedero / Fotos: Luis Díaz
Juan Carlos Monedero / Fotos: Luis Díazlarazon

El politólogo y fundador de Podemos asegura, en una entrevista con LA RAZÓN, que Sánchez llegó a La Moncloa sin un proyecto para España, que Errejón abandonó el partido “ciego” de ambición y que tiene una conversación pendiente con Carmena

En su último libro («La izquierda que asaltó el algoritmo», Editorial Catarata), Juan Carlos Monedero considera que, en España, como en el resto del mundo, hay actualmente «una guerra no declarada contra la democracia». Y en ese contexto, plantea la necesidad de que «ese espacio antaño llamado izquierda» se reinvente. De cara al 28-A, confía en que los de Iglesias puedan aspirar a los 6 millones de votos y, así, liderar un gobierno alternativo.

-¿Cómo se recordarán los meses de Sánchez en Moncloa?

- Me pareció muy luminoso ese “meme” donde decía Sánchez: “Se me ha pasado la legislatura volando”. Me temo que Sánchez, como parte de una hornada de militantes del PSOE que no han conocido ninguna otra responsabilidad laboral que haber sido funcionarios del partido, se marcaba como único horizonte ser presidente del Gobierno, pero sin tener un proyecto para España. La lectura de Sánchez me consta porque me lo ha comentado gente del PSOE, no era que tuviera un proyecto para España, sino que si nos había gobernado gente como Rajoy, Ana Botella o Esperanza Aguirre, su gran proyecto era: ¿por qué yo no? El problema es que carecía de un proyecto de país. No tenía en la cabeza ni siquiera la moción de censura porque ese fin de semana y fue Pablo Iglesias el que le dijo que no podían dejar seguir gobernando a un partido con una sentencia que demuestra que ha sido un partido corrupto. Y es entonces cuando rebobina. Las negociaciones para que la moción de censura salga adelante las hace Iglesias, el que negocia el salario de los 900 euros y se pone del lado de los pensionistas es Unidos Podemos. Esta legislatura sirve para demostrar que hay una formación política que apuesta por las mayorías y el resto de los partidos por el continuismo. Esta campaña va a ser muy determinante porque Podemos va a poder explicar lo que ha hecho en esta legislatura, las negociaciones que hizo para conseguir un Salario Mínimo de 900 euros, para conseguir que se actualizaran las pensiones o para explicar por qué el PSOE no aceptó lo de los alquileres.

- ¿Es posible el 28-A que Podemos vuelva a tener 5 o 6 millones de votos?

-Podemos ha cometido errores, pero también ha sido capaz de hacer cosas luminosas. El poder siempre ha intentado romper a los gobiernos de cambio y en España le ha salido bien y al final Íñigo Errejón ha montado una fuerza política que no tiene mucha explicación salvo lo que implica de apuesta personal después de haber perdido Vistalegre 2. Las peleas internas debilitan mucho a los partidos porque la gente no las lee como una señal de vida interna sino como una amenaza de disgregación. Yo no veo descabellado que Podemos pueda recuperar ese voto. Votar a la derecha ya se sabe para qué sirve: Casado, de cada tres palabras, dice cuatro mentiras. Ciudadanos está en un zigzag constante sin saber qué piensa o qué quiere y sólo puede aportar como bagaje haber apoyado al PSOE más corrupto en Andalucía y al PP más corrupto en Madrid, la Moncloa y Murcia. Vox asusta a cualquier persona con un mínimo de sensibilidad. Pero por parte del PSOE, el único argumento que tiene en la mochila es “votadme para que no venga la derecha” cuando tiene la voluntad de, si los votos se lo permiten, gobernar con esa derecha, con Ciudadanos. Hay mucho espacio para Unidos Podemos. Tal es así que el PSOE no sólo ha mentido a los sindicatos, no derogando la reforma laboral, sino que también ha mentido a esos cientos de miles de jóvenes que se fueron de España por no encontrar trabajo y a los que no les van a dejar votar por no haber derogado el voto rogado. Hay números para hacer un gobierno alternativo en España.

-¿Cree que Sánchez se planteará pactar con Cs tras el 28-A?

-Estoy absolutamente convencido y para una parte importante del PSOE su principal opción es esa. Creo que se equivocan, que los sectores más conservadores del PSOE -Fernández Vara, Lambán y algunos que ya son una caricatura de sí mismos como Guerra o González- que fueron beligerantes contra la moción de censura y que incluso pidieron, como Guerra, una gran coalición entre el PSOE y el PP, deberían explicar por qué las encuestas le dan al PSOE un espacio amable pese a haber pactado con los independentistas. Lo relevante no era tanto los independentistas, sino que lo relevante era Podemos y los ataques a los independentistas era una forma indirecta de negar la posibilidad de un Gobierno donde estuviera Podemos.

-En el libro define a Sánchez como una persona «mudable»...

- Le he escuchado en un lapso de 48 horas decir una cosa y la contraria. Pasó de querer endurecer el delito de rebelión y sedición a hablar con la Fiscalía para que repensara las acusaciones a los presos políticos catalanes. Le he escuchado hablar de la España plurinacional y después decir todo lo contrario y hablar el lenguaje propio de la derecha en términos nacionales españoles. Le he escuchado hacer promesas a los pensionistas y al día siguiente promesas incompatibles a la UE. Es un tipo que piensa en virtud de la luz que le otorga el faro que le guía que es Iván Redondo, que es una persona que tiene como principal obligación defender su marca y su marca es Pedro Sánchez. Y lo hace con inteligencia, pero su marca también fue Albiol o Monago. Es bueno para Sánchez que tenga como faro a Iván Redondo, pero eso no basta para construir un proyecto de país y lo vemos también en cosas que son innecesarias: ¿qué necesidad tenía Sánchez de publicar un libro que no escribe él? Yo prefiero políticos como Pablo Iglesias que se escriben sus propios libros que nadie duda de sus tesis doctorales y que la gente evalúa porque también ha demostrado fuera de la política sus capacidades.

-Irene Montero ha afirmado esta semana que el próximo líder de Podemos será «pronto» una mujer. ¿Comparte este diagnóstico?

- En España la política se está feminizando y en ese sentido la limitación de mandatos que hay dentro de Podemos abre un horizonte de sustitución de Iglesias. Coincido con Irene Montero en que dentro de los años en que toque la sustitución de la Secretaría General vamos a ver en sentada en ese sillón, que no va a ser un trono de hierro, a una mujer. Creo que ha habido un interés en presentar las palabras de Irene Montero como que Pablo Iglesias iba a tirar la toalla. Quien dice eso es que no ha entendido ni a Pablo Iglesias ni a Podemos. Nosotros no tiramos la toalla y menos en un momento en el que creemos que existe la posibilidad de gobernar. Por tanto, la responsabilidad es enorme. Tentaciones hay todos los días, porque militar en Podemos es un hecho heroico porque estás luchando contra el “statu quo”. Vamos a pelear hasta el final.

-¿Será Montero esa mujer que liderará Podemos?

- La conocí cuando era una joven estudiante vinculada a la PAH y me sorprendió su capacidad, su fuerza. Irene ha hecho una cosa que la señala como una persona muy especial y es que, teniendo una beca para estudiar en Estados Unidos, algo que es el sueño de cualquier estudiante, estuvo no poco tiempo pensando qué hacer y al final renunció a la beca contra mi criterio porque decía que no quería estar fuera de España en un momento tan importante. Ese tipo de comportamientos marcan la calidad humana y política de una persona. Ésa es Irene Montero. Los medios, todos, intentaron ningunearla cuando fue elegida portavoz porque en esa construcción mítica del anterior portavoz ella no iba a estar a la altura. En cambio, cuando ella defendió en la moción de censura la posición de Unidos Podemos tuvo que salir Rajoy a contestarle por la fuerza que había expresado. Yo creo que Irene Montero tiene todo por delante en Podemos. Y como yo sigo pensando también en lo que es bueno para ella y no sólo en lo que es bueno para nuestro país, yo creo que no tiene sentido que nos quememos en la hoguera, estoy muy atento y muy preocupado a los esfuerzos que tanto ella como Pablo están haciendo con dos hijos que nacieron prematuros y requieren muchas atenciones y que se convirtieron también en armas de combate contra Podemos.

-¿Considera desleal la decisión de Errejón de abandonar Podemos ?

- El único horizonte político de Íñigo es Errejón y lo demás creo que no es relevante. Mucha gente planteó que le parecía bien que Errejón probase fortuna por su cuenta, aunque alguien me tendrá que explicar cuál es el espacio que hay entre Gabilondo y Podemos, que es donde se ubica Más Madrid. Las encuestas no le dan espacio. Todo el mundo coincide en que el modo en que lo hizo fue muy desafortunado. ¿Tiene sentido anunciarlo el día del quinto aniversario de Podemos? Y hay algo por lo que creo que le van a pedir cuentas y es que ha arrastrado, en un proyecto político cuyo único fin es tener un espacio donde él era el jefe, a Manuela Carmena, poniendo en peligro el Ayuntamiento de Madrid y creo que esa irresponsabilidad sumada a la irresponsabilidad de, siendo el número dos, haberte convertido en el ariete del número uno y unida a la irresponsabilidad de haber montado un partido siendo de otro partido, son tres irresponsabilidades que mucha gente que comparte, y yo lo comparto, la inteligencia de Errejón y el mucho futuro político que tenía, les hacen verlo con mucha prudencia. Porque en alguien de 30 años no se explican estos tres comportamientos cuya razón de ser solamente es una prisa que la explicamos solamente por ambición.

-¿Le ha sorprendido su actitud?

- La verdad es que sí. Siempre me ha parecido bien la gente que tiene ambición política porque como yo no la tengo creo que son muy importantes. No puedes ser un buen político si no eres un poco psicópata. No soy tan hipócrita para criticar la ambición que sé que es necesaria para construir políticamente. Creo que sería hipócrita si dijera que yo soy un hombre bueno y los que hacen política son hombres malos. No, digamos que yo soy más malvado porque les dejo que sean ellos los que desarrollen su ambición, pero creo que la ambición debe tener límites, como todo. Un poquito de arsénico cura, pero mucho te mata. Errejón ha sido el mejor número dos que podía haber en un partido político, pero se creyó el sueño de los medios que le decían “tú eres el mejor”. Se cegó y sigue ciego. Le planteé, cuando las encuestas han empezado a demostrar que no salen las cuentas, que aún había tiempo para hablar, que discutiéramos, pero yo creo que él ya había decidido que quería tener su propio instrumento y no le interesa discutir nada más.

-En 2015, celebró en Cibeles la investidura de Carmena. ¿Volverá a hacerlo si renueva el bastón de mando?

-(Tras medio minuto en silencio) Se me ocurren respuestas divertidas pero pueden llevar a engaño. Ahora mismo, yo tengo una conversación pendiente con Manuela Carmena.

-¿Ha sido la alcaldesa una decepción para Podemos?

-Tengo una conversación pendiente con Manuela.

-¿Hubiera llegado a ser alcaldesa sin Podemos?

-Nunca. Yo era el candidato a alcalde, mi amigo Jesús Montero siempre pensó que ella iba a ser una estupenda alcaldesa y cuando yo decidí no presentarme, fui a hablar con Pablo Iglesias para decirle: «Apostemos por Manuela Carmena». Creo que cometimos un error, no hay que insistir demasiado a la gente para que asuma cargos. Eso vale como ley general. El comportamiento de Manuela, sobre todo en el último año, ahí está la Operación Chamartín, el comportamiento con las fuerzas políticas que la auparon en su momento y, por último, esa comandita con Errejón, me llevan a decir que tengo una conversación pendiente con ella.

-¿Descarta dar el paso de ir en alguna lista electoral?

- Soy más útil fuera de las instituciones. He experimentado en estos cinco años el miedo que me tienen algunos. Publicaba un artículo Enric Juliana que se llamaba “Las tres tesis”, donde explicaba que cuando nace Podemos el Partido Popular pide que se nos investigue y entre las investigaciones estaba mirar nuestras tesis doctorales. Y contaba Juliana que la conclusión que le presentaron a Rajoy era que Errejón era el más teórico, Pablo Iglesias el más político y yo el más peligroso. Y creo que ese malhadado análisis ha llevado a que yo haya recibido tantos ataques. Montoro se propuso encarcelarme, he tenido catorce querellas, Manos Limpias y Lucía Figar me denunciaban en la Complutense para que me castigaran. Cada vez que surgía la posibilidad de que yo me presentara a algún cargo se confabulaban los poderes de este país para dispararme y eso también es cansado. Evaluando que no tengo mucha ambición de cargos, que no tengo muchas ganas de pelearme, en términos personales, con el mundo mundial y que hay mucha gente válida para ocupar los cargos y además tienen ganas, yo creo que estoy muy bien donde estoy.

-En su libro plantea que la izquierda llega tarde en la utilización del Big Data y la tecnología de la información con respecto a la derecha.

- Sin duda. En muchos lugares la gente sigue leyendo a Rosa Luxemburgo y a Lenin, pero no quiere saber nada de las “bockchain”. Es un error porque para dominar un país invadirte es la última opción, te pueden poner de rodillas como hizo la Comisión Europea con Grecia sin disparar un tiro. De la misma manera que la capacidad de construir conciencias y de construir las preferencias de la ciudadanía que se tiene hoy es inédita. Nunca los servicios de inteligencia de todo el mundo juntos sabían tanto de nosotros como sabe hoy Facebook. Sabe cosas que nosotros no sabemos: nuestra propensión a divorciarnos y el algoritmo les va a decir si nos da o no nos da un crédito, la propensión a enfermar o a desobedecer. Todo eso lo saben mucho mejor que nosotros y, por tanto, saben cómo tocar la tecla para generar un deseo, sea comprar algo o votar a alguien u odiar a algún grupo político, racial o de género.

-¿Es posible una utilización buena de toda esa información?

-La tecnología viene marcada por quien la piensa. Estamos en 2019 y todavía no tenemos vacunas para enfermedades que matan a decenas de miles de personas todos los años y en cambio hay un desarrollo brutal de la cirugía estética y de los tratamientos anti-edad. La técnica está dirigida por intereses económicos y militares, pero, al final, también es cierto que terminan redundando en el interés colectivo. El problema es que puede haber un lapso de tiempo demasiado largo y eso significa mucho dolor y mucha desolación. Es difícil explicar por qué hay una medicina que puede curar la hepatitis C y que esa medicina no esté al alcance de quien la necesita. Es un poco incomprensible y la única argumentación es que ahí hay alguien que ha registrado una patente que, en este caso concreto, no coincide con quien la inventó, es un fondo buitre que la compró para después especular con ella. Yo creo que las ciudades inteligentes, que sería la aplicación municipal del Big Data, podrían servir para solventar muchos problemas de tráfico, de grupos vulnerables, de ordenación urbana. Pero si están al servicio de quienes pueden pagarlo y de quienes lo usan para obtener beneficio se convierte en la trampa más sofisticada que ha existido nunca en la humanidad. El final de “1984” muestra que el Gran Hermano sabe cuál es el miedo de cada uno de nosotros y nos somete aplicándonos a cada uno de nosotros nuestro miedo específico. Hoy los que pueden comprar el Big Data y la información y los que pueden procesarla saben cuáles son nuestros miedos, nuestros deseos y, por tanto, pueden manipularnos como hizo la Iglesia en el siglo XI o el XII.

-También plantea que Trump y Bolsonaro utilizaron esta información para ganar las elecciones. ¿Debería la izquierda hacer esto?

-En Juego de Tronos cuando el ejército de los buenos usa armas malas, como son los dragones, al final se vuelven contra todos. Hay una discusión siempre entre el progresismo sobre si para derrotar a los enemigos de la humanidad tienes que utilizar sus propias armas. Yo creo que, como decía Gandhi, “ojo por ojo, al final todos tuertos”. Creo que no se trata de que los partidos políticos puedan en igualdad de condiciones manipular a la ciudadanía. Se trata de que entendamos que los datos son de todos, de la ciudadanía y que su único uso debería ser público y a través de una enorme transparencia. Hoy el mercado no soporta esto y la política tampoco, porque si la gente se da cuenta de que ha votado en el Brexit o ha votado a Trump o a Vox porque hay alguien que ha apretado esa tecla para que lo haga, se sentirían engañados y manipulados y se enfadarían. Yo creo que uno de los retos esenciales de la democracia en el siglo XXI va a ser la transparencia, pero lo veo muy difícil y va a formar parte de una lucha porque creo que hoy hay una guerra no declarada contra la democracia.

-¿A la izquierda en la actualidad la están construyendo sus enemigos?

-Creo que siempre nos construyen nuestros enemigos. Los estados nacionales se van construyendo por la pugna entre señores feudales. El problema de la izquierda es que está a la defensiva y no a la ofensiva. A día de hoy la derecha tiene una utopía, que es convertir cualquier sueño, cualquier deseo en un derecho siempre y cuando se mercantilice. La utopía neoliberal es que puedes tener hijos porque te puedes comprar un vientre, puedes tener sexo con menores porque te puedes comprar un viaje de turismo sexual, puedes vivir en un castillo, comprarte un riñón o hacer lo que desees. Eso sólo es posible en un marco muy egoísta y muy individual. El modelo neoliberal lanza ese sueño y te dice que “tú puedes ser como yo” y eso es lo que explica que una monja de misa y comunión diaria vote a un putero como Berlusconi o que un obrero vote a un partido que ha vivido siempre del erario público y que está vinculado a casos de corrupción o paraísos fiscales como ocurre con Vox. Ahí se está activando la parte más depredadora que tenemos. Por eso necesita construir un escenario de guerra donde lo que funcione sea más el hipotálamo y menos el neocórtex. El caldo de cultivo del autoritarismo es el miedo mientras que el caldo de cultivo de una sociedad más igualitaria, más justa y más libre es la esperanza, que se basa en el diálogo. Pero en esta activación constante de los miedos, que ni siquiera nos permiten analizar las cosas, si el mensaje es que esto es una lucha de todos contra todos puede tener sentido votar a un tipo que va con pistola porque te justifica a ti también llevar pistola.

-¿No cree que en ese miedo, que a su juicio es el que ha llevado a mucha gente a votar a la extrema derecha, hay también un elemento de cabreo?

-El ciclo de impugnación a los responsables de la crisis del ciclo 2007-2008 sigue abierto. Y la gente está enfadada porque les han frenado el ascenso social, porque ven que hay cientos de casos de corrupción vinculados al PP y al PSOE, ven que les siguen diciendo que su felicidad es una derivada de su capacidad de consumo y esa desigualdad que ven entre la promesa de felicidad y la incapacidad de llegar a ella genera indignación, que se puede canalizar hacia lugares luminosos, que ahonden en el proceso de humanización y de civilización, o nos puede llevar hacia espacios regresivos y reaccionarios. Y ésa es la pelea que vemos en Europa y por eso es tan importante lo que está pasando en España y eso es lo que nos explica los ataques brutales contra Podemos, que es la fuerza política en Europa más poderosa, actualmente con más de cinco millones de votos, y que está planteando en la actualidad una alternativa que canalice esa indignación hacia el ensanchamiento de la democracia. Pero al mismo tiempo, el “statu quo” buscó siempre un Podemos de derechas para limitar esa base democrática -ése fue el papel de Ciudadanos- y ahora se ha buscado un Podemos de extrema derecha. Es decir, partidos que agitan la rabia y la indignación, pero para perpetuar el “statu quo”, que es algo que ha ocurrido en todas las crisis: Hitler agitaba por la mañana la bandera de la humillación del pacto de Versalles, pero la noche se reunía con los banqueros y los grandes industriales para que le financiaran su acceso a la cancillería en el año 33. Es un modelo repetido, el capitalismo en crisis siempre genera contestación y dependiendo de la correlación de fuerzas esa contestación va a permitir construir, por ejemplo, los estados sociales o los fascismos. Y esa es la pelea y por eso decía que hay una guerra no declarada contra la democracia y un elemento central de esa guerra es la guerra contra las mujeres. La lucha contra las mujeres, la necesidad de someter a la inmigración como parte de ese ejército laboral moldeable en virtud de las necesidades y la lucha contra formaciones políticas como Podemos forman parte de ese capitalismo en crisis que sabe que está en una fase terminal y que tiene que incrementar su autoritarismo.

-En esa guerra no declarada contra la democracia, ¿los partidos políticos son meros instrumentos o son actores?

-Creo que hay una clave que marca la diferencia entre si los partidos van a ser funcionales en esta lógica neoliberal o van a colaborar para buscar soluciones. La diferencia está en quien te financia. En el caso de España, la dependencia de todos los partidos, salvo Podemos, de los bancos es una evidencia clara de a qué intereses van a responder. Está desapareciendo el capitalismo nacional y por tanto desaparece el compromiso para generar empleo y pagar impuestos en nuestros países porque los fondos buitres no tienen patria. ¿Por qué el PSOE ha avanzado un poco en cuestiones sociales? Porque necesitaba los votos de Podemos para poder seguir en el Gobierno ¿Por qué el PSOE no ha avanzado en cuestiones como la derogación de la reforma laboral o poner límite a los alquileres o por ley la jubilación a los 65 años? Porque la presión de los fondos buitres y de los grandes capitales ha pesado más que la presión que podía hacer Podemos. El punto de inflexión está en si va a haber una ciudadanía con tres obligaciones: instruirse y formarse porque no podemos dejar a nadie el diagnóstico de lo que ocurre porque no ha habido ningún otro momento de la Humanidad donde la fuerza de las mentiras sea tan incisiva a no ser que regresemos a la Baja Edad Media; en segundo lugar, tiene que votar a formaciones políticas comprometidas con el interés de la mayoría; pero eso no basta porque en tercer lugar, la gente va a tener que estar en las calles apoyando los cambios. El PSOE necesitaba la presión de Podemos para asumir determinados cambios, pero si no hubieran estado los pensionistas en la calle seguramente ni siquiera hubiera aceptado la actualización de las pensiones este año al ritmo del IPC y si no hubiera existido esa presión de las calles no hubiera aceptado la subida del Salario Mínimo a 900 euros que intentó hasta el último momento no aprobarlo. No olvidemos que la gran apuesta del “statu quo” es un Gobierno o bien del trío de Colón, de las derechas escoradas a posiciones más autoritarias, o bien, si eso les fallara, apoyar un Gobierno del PSOE con Ciudadanos, porque los dos harían el mismo efecto que aquello que dijo la noche del 23-F el presidente de un banco, que contó que aquella noche se fue a dormir porque ganase o perdiese el golpe a su banco le iba a ir exactamente igual.