Óscar Puente entra en el núcleo duro que negociará la investidura

Pedro Sánchez no suele dar puntada sin hilo. Cuando propuso que España celebrara el Mundial de 2030 sus adversarios se mofaron. Ahora el presidente saborea las mieles del triunfo y otros se tienen que tragar sus sarcasmos convertidos en hieles tras la decisión de la FIFA. Cuando se plantó ante la vieja guardia del partido en 2016 tuvo que dejar la Secretaría general. Unos pocos mes después derrotó a Susana Díaz, que contaba con el apoyo de Felipe González y Alfonso Guerra. Parece que ahora González y Guerra quieren sacarse esa espina compartiendo tesis con el PP.

Por eso, ayer sorprendió el candidato a la Presidencia del Gobierno y secretario general del PSOE con la designación de la Comisión Negociadora del PSOE. Pedro Sánchez se reunirá con todos los grupos menos con Vox y será esta Comisión la que tomara el relevo para alcanzar un acuerdo. Sin embargo, la Comisión Negociadora no solo quiere conseguir un acuerdo, sino que quiere dar un paso más cerrando un pacto de legislatura.

No es baladí su composición teniendo en cuenta que los movimientos del presidente siempre van un paso más allá de lo que a simple vista se ve. La Comisión Negociadora es la representación del nuevo núcleo duro del presidente Sánchez. Siete personas de su total confianza y un líbero con el que mantiene una relación intensa y bilateral.

Santos Cerdán, secretario de organización del PSOE y hombre fuerte en Ferraz. Culpable del éxito de movilización en las últimas elecciones porque, a pesar de los reveses, supo mantener engrasada la maquinaria del partido. Incluso ayer, cuando se le señaló como interlocutor de Puigdemont «en un viaje secreto», se limitó a decir: «De una mínima verdad, se monta una gran mentira», y no se alteró lo más mínimo. Ciertamente, Cerdán viajó a París, pero no consta que haya estado en Estrasburgo donde Puigdemont ha asistido al pleno de la Eurocámara y lo ha seguido desde «el gallinero», que abandonó tras escuchar a su compañero Toni Comín en una intervención donde utilizó el italiano.

Junto a Cerdán, el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que se han convertido en el brazo ejecutor de Pedro Sánchez y han llevado la voz cantante en diferentes crisis y negociaciones.

Pilar Alegría, ministra de Educación y portavoz del PSOE, que consolida su posición en el partido y en el Gobierno.Óscar Puente, el hombre de moda en el PSOE tras ser el látigo de Núñez Feijóo en su fallida investidura, se incorpora a este núcleo duro, a pesar de que sus relaciones con el jefe de Gabinete del presidente, Óscar López, también castellanoleonés, son bastante mejorables.

La inclusión de Puente abre un gran interrogante en las filas socialistas y ha disparado las especulaciones. Está Pilar Alegría, portavoz del PSOE, y no está Patxi López, portavoz parlamentario. Es la primera vez que en el Partido Socialista, el portavoz parlamentario no participa en una comisión negociadora de una investidura. Por este motivo, muchos en el PSOE apuntan que Patxi López podría ocupar un ministerio en el futuro Gobierno y señalan a Puente como portavoz parlamentario.

José Ramón Gómez Besteiro, delegado del Gobierno en Galicia, se incorpora también a la Comisión en una clara señal de refuerzo a su candidatura en las próximas elecciones gallegas, junto A Hana Halloul, secretaria de internacional del PSOE en la Ejecutiva Federal, a la que llegó por sorpresa en el Congreso de Valencia dejando fuera a José Manuel Albares, que había coordinado la ponencia y acababa de ser nombrado ministro de Exteriores.

Estos son los siete del núcleo duro. El líbero: Salvador Illa, primer secretario de los socialistas catalanes que tiene relación directa, e intensa, con Pedro Sánchez. No estará en la Comisión, al menos formalmente, pero tendrá mucho que decir en la interlocución con Esquerra y Junts per Catalunya.

La Comisión cogerá el testigo tras la ronda de contactos del presidente. Su objetivo es lograr los votos para la investidura, pero también la estabilidad de la misma. La cuestión es compleja, porque los posibles socios son competidores directos en Euskadi y Cataluña. Los vascos van a las elecciones el próximo año y los catalanes en 2025, lo que augura complicaciones para los presupuestos de este año porque la pugna entre ERC y Junts subirá enteros y hará muy difícil el apoyo de ambos a los números del Estado.