Política

Barcelona

Pedro Sánchez, un presidente sin partido

Dirigentes territoriales cuestionan la gestión del Gobierno, en especial en relación a Cataluña, e intentan alejarse de actuaciones controvertidas para no verse perjudicados en los comicios autonómicos de mayo.

El presidente del Gobierno a su llegada ayer al mitin que se celebró después de la reunión del Comité Federal en Fuenlabrada (Madrid)
El presidente del Gobierno a su llegada ayer al mitin que se celebró después de la reunión del Comité Federal en Fuenlabrada (Madrid)larazon

Dirigentes territoriales cuestionan la gestión del Gobierno, en especial en relación a Cataluña, e intentan alejarse de actuaciones controvertidas para no verse perjudicados en los comicios autonómicos de mayo.

El PSOE celebró ayer el primer Comité Federal desde que Pedro Sánchez está en La Moncloa. El máximo órgano entre congresos del partido y el que en otro tiempo se concebía como un foro de discusión y debate ha quedado desvirtuado por el poder de Sánchez. La falta de autocrítica socialista no viene motivada por su ascenso a la Presidencia del Gobierno, que también, sino por la amplia mayoría con la que se impuso a sus rivales internos en las primarias del PSOE. La legitimidad que obtuvo del voto de los militantes le ha servido para silenciar las voces discordantes y el mejor ejemplo del giro que ha dado el partido lo visibilizan sus actuales socios de legislatura. Sánchez depende hoy para gobernar de unos partidos independentistas que le fueron expresamente vetados por el Comité Federal de diciembre de 2016.

La irrelevancia del máximo órgano entre congresos también quedó evidenciada en su última reunión, una cita de mero trámite en la que se ausentaron hasta cinco presidentes autonómicos y en la que no se dio trascendencia alguna al informe de situación del secretario general, que esta vez corrió a cargo del secretario de Organización, José Luis Ábalos. Todo el protagonismo y el foco se cedió al mitin posterior en el que se presentaron las candidaturas autonómicas para 2019. Y es que ante un periodo de marcado acento electoral, los líderes territoriales de mayor tirón han preferido soltar amarras y centrarse en sus campañas –así se deduce de la ausencia de Susana Díaz ayer en Fuenlabrada– para evitar verse perjudicados por la gestión de un Pedro Sánchez que ya no consensúa su acción política con la del PSOE.

«A cada uno que nos juzguen por nuestro méritos y deméritos», defiende un dirigente territorial que no comparte algunos de los últimos movimientos del Ejecutivo. En concreto, las actuaciones más controvertidas y sobre las que algunas federaciones tienen reticencias se circunscriben a la órbita catalana. El escrito de la Abogacía del Estado apreciando sedición y los pronunciamientos tanto de Sánchez como de Carmen Calvo cuestionando el delito de rebelión que sí reflejó la Fiscalía, como guiños a los soberanistas para que apoyen los Presupuestos no se ven con buenos ojos desde las comunidades más comprometidas con la defensa de la unidad de España. «Es una presión intolerable y que se ha demostrado ineficaz», se lamenta otro dirigente, en alusión a la respuesta de los independentistas que han elevado su tono de censura hacia el Ejecutivo. «Son insaciables», arguye y apunta a que no se debería buscar «contentar» a quienes quieren romper España. En esta línea también se muestran críticos con los coqueteos respecto a los indultos, que si bien –entienden– se trata de un momento prematuro para plantear cualquier eventualidad, dado que no hay sentencia firme ni demanda de indulto por parte de los interesados, suponen asimismo una «falta de respeto» a la Justicia.

La problemática y la fragmentación que lleva aparejado el conflicto en Cataluña no pasa desapercibido para estos territorios que se muestran críticos con la «tibieza» y los bandazos que da el Gobierno en su estrategia. Desde estos feudos y ciudades, en los que se gobierna, y en los que en las próximas elecciones se juegan revalidar el poder procuran marcar distancias con el Ejecutivo de Sánchez. Estas distancias se observan en lo discursivo pero también en lo temporal, pues no quieren que sus elecciones coincidan con las generales. Por esta razón, no se censura que Sánchez intente alargar su estancia en La Moncloa, al menos hasta después de las municipales y autonómicas. Si no logra aprobar los Presupuestos con los independentistas, no genera rechazo promover una prórroga de las cuentas e ir legislando a través de reales decretos las políticas más emblemáticas de su pacto con Podemos, como la subida del Salario Mínimo o la revalorización de las pensiones. Esta entente con los morados se advierte como un primer paso necesario en el camino para concitar acuerdos, pero no gusta que Iglesias se arrogue el rol de «vicepresidente en la sombra». Movimientos como la visita a Junqueras para negociar las cuentas no sentaron bien en un PSOE que no se ve representado en el líder morado. Si en un primer momento la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa se interpretó como una oportunidad y un balón de oxígeno para los territorios gobernados por el PSOE, a medida que se fue afianzando la alianza con los soberanistas en la llamada «operación distensión» fueron surgiendo las suspicacias sobre cómo podía afectar esta relación a las perspectivas electorales del resto de federaciones. Según fuentes consultadas por LA RAZÓN no hay ansiedad en relación a la próxima reunión entre Sánchez y Torra que podría agendarse para el 21 de diciembre, cuando el Consejo de Ministros se celebre en Barcelona, pues se da por sentado que el presidente se mantendrá inamovible en su posición negativa a un referéndum de autodeterminación. «El trato a los presos ya es otra cuestión», zanjan.