Elecciones catalanas

Torra y Puigdemont: Pelea de «presidents» por las elecciones catalanas

La tensión crece entre Torra y Puigdemont, que discrepan sobre la fecha para que los catalanes vuelvan a las urnas: el president quiere que la cita coincida con el juicio del 1-O y el ex prefiere que sea en mayo

Miles de personas acudieron ayer a la marcha convocada por ANC y Òmnium para exigir la libertad de los presos independentistas / Efe
Miles de personas acudieron ayer a la marcha convocada por ANC y Òmnium para exigir la libertad de los presos independentistas / Efelarazon

La tensión crece entre Torra y Puigdemont, que discrepan sobre la fecha para que los catalanes vuelvan a las urnas: el president quiere que la cita coincida con el juicio del 1-O y el ex prefiere que sea en mayo.

Planes muy calculados con un único objetivo: victimizar al máximo el «procés» y, sobre todo, el juicio oral que a partir de otoño comenzará en el Tribunal Supremo contra los nueve imputados independentistas. Según fuentes de su entorno, el presidente de La Generalitat planea convocar elecciones autonómicas en Cataluña en el mismo momento en que se inicie el juicio oral contra los procesados por el 1-O ante la sala segunda del Supremo. Algo que Joaquim Torra ya ha trasladado a sus más estrechos colaboradores y que choca frontalmente con la estrategia de su antecesor, Carles Puigdemont, y sus socios de gobierno, Esquerra Republicana. Para Torra y un sector del PDeCAT lo ideal es potenciar la imagen de sus llamados presos políticos y liberarle a él de una responsabilidad institucional que empieza a pesarle. «Le viene muy grande», dicen en el propio partido neoconvergente tras su encuentro en Moncloa con el presidente del Gobierno Pedro Sánchez, que no ha gustado nada en los «halcones duros» del fugitivo. Según estas fuentes, Puigdemont está envalentonado por la sentencia de la justicia alemana y piensa que su heredero «se ha bajado los pantalones» ante el presidente español y su margen de iniciativa política.

El desencuentro entre Quim Torra y Puigdemont se ha agudizado en los últimos días, sobre todo tras la sentencia del tribunal germano que, tal como avanzó este periódico, permite la extradición del prófugo tan solo por malversación de fondos públicos y nunca por rebelión. Según ha podido saber este diario, el fugitivo se ha trasladado estos días a la ciudad alemana de Hamburgo, para contratar un nuevo bufete de abogados expertos en temas de extradición y legislación comunitaria. Desde allí, ha mantenido varias conversaciones con el presidente de la Generalitat y sus diferencias son altamente notables. «Hay que ser víctimas, no verdugos», le dijo muy rotundo horas después del encuentro en Moncloa con Sánchez. Para el entorno de Puigdemont, esta entrevista fue beneficiosa para el presidente español mucho más que para el catalán, y su estrategia ahora pasa por debilitar al gobierno de Madrid, atacar a los jueces del Supremo, presionar a la Fiscalía General del Estado para la liberación de los presos secesionistas y hacer coincidir las elecciones autonómicas y municipales con el juicio oral. «Una oportunidad de oro», admiten en el círculo próximo del fugitivo ahora afincado temporalmente en Hamburgo.

Las divergencias afloran también entre los socios del Govern. Un sector del PDeCAT aboga por elecciones al tiempo que el juicio, pero otro liderado por la actual cúpula de la diputada Marta Pascal prefiere atrasarlas al mes de mayo con las regionales y europeas en toda España. Ello permite diluir candidaturas, frenar riesgos y sobre todo combatir a su gran adversario, ERC, que sacaría un mayor rédito. En el PDeCAT ven con bastante escepticismo, y casi con indignación, las reuniones de las comisiones bilaterales entre el gobierno de Sánchez y el papel ahora ya muy protagnonista del número dos de ERC, Pere Aragonés, apodado despectivamente «el cocinero» por los neoconvergentes, dada su afición culinaria.

En la dirección del PDeCAT existe ahora un nuevo movimiento, liderado por el ex presidente Artur Mas, muy combativo contra Carles Puigdemont y su núcleo duro, que intenta neutralizar a un hombre como Quim Torra, a quien consideran «un débil títere», y forjar nuevas candidaturas electorales. «El soberanismo de nuevo cuño», dicen algunos veteranos diputados de la antigua Convergencia en el Congreso de los Diputados.

Lo que todos tienen claro es que el horizonte electoral es inmediato. Sea en otoño, coincidiendo con el juicio oral, sea ya en mayo, los separatistas tienen que reorganizarse y, en ningún caso, pasa por un hombre de paja como Quim Torra que, según ha confesado él mismo a sus allegados, «está aquí de paso». En una celebración familiar la pasada semana en un local de la Costa Brava, el actual presidente de La Generalitat y su mujer, junto a varios íntimos, confesaron estar bastante al margen de estas batallas políticas. Los planes de Torra pasarían por aguantar el tipo hasta la convocatoria de elecciones y después retirarse. El liderazgo en las filas del PDeCAT se presume agrio y complicado, dado el papel de la marca Junts per Catalunya los llamados «hollingans» como Elsa Artadi y Eduard Pujol, y el papel que el horizonte judicial le pueda reportar a Carles Puigdemont. Fuentes de su defensa insisten en que los recursos presentados pueden prosperar, así como la liberación de los actualmente nueve políticos encarcelados. «Primero el traslado, después la libertad», advierten con altivez sus defensas jurídicas, seguros del buen resultado de sus movimientos judiciales.

En todo caso, quien no piensa tirar la toalla es el ex president Puigdemont. Acompañado de su inseparable amigo y protector, el empresario Josep María Matamala, se le ha visto en estos últimos días por Hamburgo pletórico, máxime ante la actitud del gobierno de Pedro Sánchez de aceptar la decisión del tribunal alemán contra el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena. Algo muy criticado por los partidos constitucionalistas, Ciudadanos y Partido Popular, que ven una total debilidad ante los separatistas.

El pulso del fugitivo es grande e, incluso, podría registrar una nueva marca política con sello autonomista y municipal si sus divergencias con el PDeCAT persisten. «De Puigdemont se puede esperar todo», recelan en el partido del que siempre ha pasado olímpicamente. Todo depende, admiten estas fuentes, de cómo salgan los recursos judiciales pero, lo dejan bien claro, el prófugo no ha llegado hasta aquí para dar un paso atrás. En su equipo de letrados el optimismo es latente y la debilidad del gobierno de Sánchez la ven como «un nuevo trampolín».

Así las cosas, en Esquerra Republicana, mucho más pragmáticos, observan y confían en una liberación no muy tarde de su líder, el ex vicepresidente Oriol Junqueras. Su número dos, Pere Aragonés, ya le ha informado de su reciente entrevista en Madrid con la vicepresidenta Carmen Calvo, lo que despierta grandes recelos en Elsa Artadi, una mujer que cada día levanta mayores ampollas en el PDeCAT y el seno del Govern de la Generalitat. La fecha de las elecciones, les guste o no, solo corresponde al president catalán Quim Torra. Y aquí, desde ahora, puede pasar de todo.