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PP y Cs creen que Vox va de «farol» en Andalucía

Abascal eleva el tono y amenaza con no apoyar la investidura de Moreno si ignoran sus propuestas. Sus socios descartan que fuerce una repetición de elecciones porque podrían retroceder hasta cinco escaños, según sus sondeos internos.

Santiago Abascal mantuvo el tono amenazante de su discurso y acusó a Cs de ser un partido «veleta»
Santiago Abascal mantuvo el tono amenazante de su discurso y acusó a Cs de ser un partido «veleta»larazon

Abascal eleva el tono y amenaza con no apoyar la investidura de Moreno si ignoran sus propuestas. Sus socios descartan que fuerce una repetición de elecciones porque podrían retroceder hasta cinco escaños, según sus sondeos internos.

En toda negociación hay siempre un tira y afloja. Si hay tres partes implicadas, ésta se convierte en una auténtica jugada de cartas. En la discusión del nuevo Gobierno andaluz, Partido Popular, Ciudanos y Vox están condenados a entenderse desde que el 2 de diciembre la suma de la terna desbancaba al PSOE-A tras cuatro décadas. Pero nadie quiere perder ni que se pueda entender que una concesión supone una debilidad en futuros pactos a nivel nacional y, lo más relevante, de cara a las urnas a las que los españoles acudirán más pronto que tarde. Después de que PP y Cs cerrasen su acuerdo programático, la formación de Santiago Abascal mantiene su órdago: los ya socios aceptan sus propuestas o Juanma Moreno se queda sin investidura y, por lo tanto, habría repetición de elecciones, el mayor regalo que podría tener Susana Díaz tras su batacazo. Ni en las filas naranjas ni entre los populares andaluces se plantean «ni por asomo» ese desenlace. Las fuentes de Cs consultadas por LA RAZÓN comparten una misma idea: «Al final llegará el momento de la votación –de apoyar la candidatura a la investidura– y habrá que retratarse: o apoyas el cambio o votas lo mismo que PSOE y Podemos».

La izquierda saca su artillería

De hecho, PP y Cs continúan negociando con paso firme la configuración del Gobierno, empezando por su estructura, y esquivando la presión que ayer el propio Santiago Abascal se encargó de aumentar reiterando su amenaza de bloqueo si se les «desprecia». Vox quiere hacer valer el peso de sus 400.000 votantes y abrir una mesa negociadora. «¿Qué partido va a votar el programa de otros partidos que le desprecian, y además traicionando a sus votantes?», recordó Abascal, cuya insistencia en la derogación de la Ley de Violencia de Género en Andalucía y su sustitución por otra «realmente eficaz» da carnaza a PSOE y Adelante Andalucía, que sacan todo su arsenal para volver a la opinión pública contra los encargados de liderar el cambio andaluz. «PP y Cs deben saber que con los derechos de las mujeres en Andalucía no se negocian», repiten los socialistas. Mientras, los podemitas van más allá y acusan de negociar el futuro Gobierno con «los cómplices de los violadores y los asesinos», como indicó Pablo Echenique. Tanto ruido provoca incluso que surjan voces discrepantes en dirigentes del PP respecto a la conveniencia de dar cabida a la formación más radical de la derecha. Objetivo cumplido para Susana Díaz, que confirma que presentará a la investidura para ser reelegida presidenta, pese a no sumar los apoyos suficientes. En las filas populares, de forma pública se pide «altura de miras» y sacar de la «contienda política» un asunto tan delicado como la violencia de género, argumentando que el acuerdo de 90 puntos sellado con Cs aborda apartados muy cercanos a los postulados de Vox en materia fiscal, económica y educativa, por ejemplo.

Vox: Sí, pero sin desprecios

Internamente, la ilusión del cambio se mantiene intacta, igual que las expectativas de muchos sectores ninguneados por Susana Díaz. «Que no hubiera cambio no se entendería y Vox lo pagaría caro», advierten fuentes populares, que consideran que el más interesado en la repetición de elecciones sería el PSOE-A, de ahí su «insistencia en deslegitimar» un acuerdo a tres bandas. Los populares aseguran sentirse relativamente optimistas, «sin inquietud, pero sin descartar nada». Si los andaluces vuelven a las urnas, «Vox perdería 5 ó 6 escaños con una simple subida de dos puntos en la participación, porque la maquinaria socialista se pondría en marcha y la situación podría dar un vuelco total», advierten.

Vox, por su parte, lo supedita todo a Cs y PP. «¿Repetir elecciones? No se puede descartar ningún escenario. Depende de hasta dónde estén dispuestos a llegar Cs y PP, no pueden pretender sumar nuestros votos sin hablar. Si no llegamos a un acuerdo, las matemáticas mandan». Y tras el desafío puesto en escena, dentro del partido insisten en que «vamos a hacer todo lo posible para desalojar de la Junta al Gobierno del PSOE, de la corrupción, del cortijo y del atraso económico. No pretendemos y esto que quede muy claro, sería absurdo, que se lleven a cabo todas nuestras medidas, pero lo que no se nos puede decir es que aceptemos un trágala de medidas ya cerradas». En materia fiscal, económica, sector rural e incluso en memoria democrática el consenso será más sencillo.