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La «poltrona» de Sánchez

Puigdemont acerca las urnas a antes del verano del 26

El expresidente da por roto el acuerdo de investidura y deja la legislatura en el aire. La moción de censura no ha cuajado por el momento

Carles Puigdemont da por roto el acuerdo de investidura. Ya no son parte de la mayoría parlamentaria, aunque, ciertamente, nunca lo han sido. Ahora Junts se ha pasado con armas y bagajes a la oposición. Y con Junts en la oposición no hay mayoría parlamentaria posible. Los independentistas catalanes han hecho sudar la camiseta al Gobierno. Cada iniciativa se negociaba de forma individual porque el acuerdo colectivo era simplemente una ilusión.

Sin embargo, la aprobación de la amnistía que rebajó el suflé en Cataluña y la victoria de Illa dejaron a Junts sin un papel específico y a uña de caballo del nuevo enemigo: Aliança Catalana.

La cumbre de Junts en Perpignan han dado portazo definitivamente a un acuerdo de investidura que deja la legislatura empantanada. El líder, Carles Puigdemont, le da una patada al PSOE para ocultar sus propios problemas. Su comparecencia ante la prensa para verbalizar el acuerdo, tomado por unanimidad, como recordaban insistentemente desde Junts, y la convocatoria de una consulta esta misma semana –tras un Consejo Nacional mañana– para que los menos de 6.500 afiliados ratifiquen la ruptura es, en sí misma, una muestra de debilidad. Una ruptura que se concreta en el punto y final de las reuniones en Suiza con un mediador internacional como único elemento novedoso.

Junts no encuentra su sitio. Aquello del pago por adelantado como muestra de fuerza ante el PSOE, y ERC, se ha ido diluyendo y los grandes acuerdos no se han cumplido. O por la oposición de los jueces –amnistía–, por la oposición de Europa –la oficialidad del catalán– o por la oposición de Podemos –inmigración.

La fuerza de Aliança Catalana en las encuestas han provocado un tsunami entre los alcaldes de Junts y Puigdemont ha querido zanjar la situación poniéndose al frente de una nueva estrategia que pretende culpar de todo al PSOE y al PSC en Cataluña, unos «partidos tacticistas» a los que recordó que Junts no tiene la alcaldía de Barcelona. Puigdemont salió en la rueda de prensa con la camiseta secesionista, primer punto para construir el muro ante Aliança Catalana, reivindicando el referéndum y la declaración de independencia, señalando la dependencia de Cataluña frente a España como la «fuente de pobreza» y la intimidación de España a Cataluña que va desde lo judicial a lo mediático. Y apuntó que Junts no sostendrá una legislatura sin éxitos determinados como «hacen otros», en clara referencia a ERC. Su paso acerca, sin duda, la convocatoria de elecciones generales a antes del verano del próximo año, y así se ve mayoritariamente en Madrid.

«No hay confianza suficiente y la desconfianza política es mutua», afirmó Puigdemont, que acusó al PSOE de «no ejecutar los acuerdos políticos en tiempo y forma». El líder de Junts arremetió en este punto contra Salvador Illa, al que acusó de aliarse con PP y Vox para españolizar Cataluña con la «estrategia de la anestesia». Después de dibujar un panorama caótico sobre servicios públicos, vivienda o financiación, el presidente de Junts hizo hincapié en su capacidad de paciencia.

«El PSOE es el responsable máximo». El líder de Junts apuntó al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. A la espera de que la militancia tome cartas en el asunto, el partido optará por el bloqueo en todas las votaciones que proponga en el Congreso de los Diputados.

«Hemos constatado que no hay confianza suficiente y, de hecho, la desconfianza mutua es la misma. Quizás hay confianza personal, pero no a nivel político», dijo Puigdemont, quien recordó textualmente que el proyecto de Junts no tiene por vocación la estabilidad española. «No estamos dispuestos a apoyar a ningún Gobierno que no apoye a Cataluña», fue su tajante conclusión.

El expresidente catalán recordó que ya hace un año lanzó un serio aviso a los socialistas, cuando su partido planteó a Pedro Sánchez que se sometiera a una moción de confianza. Aunque finalmente retiraron la propuesta en la Cámara tras la mediación de Fernando Galindo.

Así, ruptura total por desconfianza total, pero poco más. La moción de censura instrumental, que propuso el nuevo hombre fuerte del partido, Antoni Castellà, se deja en reposo. Puigdemont sabe que votar una moción con Feijóo al frente podía ser un nuevo tiro en el pie porque los votantes junteros tienen preferencia por Sánchez. No lo harán, pero tiempo al tiempo. Desde Junts se aspira a que Sánchez, acorralado, convoque elecciones, pero esta opción no se contempla en Moncloa. No hay alternativa al Gobierno, pero el Gobierno no va a caer «motu proprio» si no se presenta una moción. Ahora Junts dice que no se la plantea. De momento, la legislatura pende de un hilo, pero Junts no se atreve, por ahora, a cortarlo con una moción.

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