Política

Cataluña

Rajoy mantendrá la aplicación del 155 si el nuevo Gobierno catalán vuelve a la DUI

«La intervención estará en vigor hasta que la vuelta a la legalidad sea plena y no depende sólo de unas elecciones»

El portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando. Cipriano Pastrano
El portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando. Cipriano Pastranolarazon

El portavoz del PP en el Congreso avisa de que si el Govern que salga del 21D intenta atentar contra la Constitución y la soberanía nacional tendrá "la misma respuesta"a través del artículo 155, tal y como adelanta hoy LA RAZÓN.

El portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, ha avisado hoy que si el Gobierno de la Generalitat que salga de las elecciones del 21 de diciembre "vuelve a las andadas"e intenta atentar contra la Constitución y la soberanía nacional tendrá "la misma respuesta"a través del artículo 155, tal y como adelantaba hoy LA RAZÓN.

"Confío en que nadie pretenda después de las próximas elecciones en Cataluña volver a las andadas, porque si vuelve a las andadas tendrá la misma respuesta", ha avisado.

En declaraciones tras la Junta de Portavoces del Congreso, Hernando ha asegurado que "afortunadamente"el Senado ha desarrollado ya el artículo 155, que estaba "inédito"y, por tanto, aquellos que pudieran estar dispuestos a volver a violentar la Constitución "saben a qué atenerse".

Hernando ha rechazado de plano la afirmación hoy del expresidente Carles Puigdemont de que la aplicación del 155 en Cataluña y la entrada en prisión de parte de su Govern cesado es un "golpe de Estado contra la democracia".

"El golpe de Estado lo intentó dar el señor Puigdemont y afortunadamente lo que se está haciendo es restaurar la convivencia y la ley que había sido violentada por el Gobierno destituido", ha remarcado.

A su juicio, lo que ahora desea la mayoría de los españoles es que Puigdemont, un "prófugo"de la Justicia, responda ante los tribunales de unas actuaciones "claramente delictivas".

Y es que, las elecciones catalanas del 21-D son un desafío para los partidos constitucionalistas, pero también para el independentismo. La situación actual, que estén fuera del poder por la inviabilidad del proyecto con el que se presentaron a las anteriores elecciones, abre un escenario lleno de incertidumbres, y el encarcelamiento por orden de la juez Lamela da vértigo al PP y al PSOE. Pero en todo este lío hay un instrumento, el artículo 155, que “está y que seguirá estando en vigor si el secesionismo se empeña en darse contra la pared y no entiende que la pantalla de la declaración unilateral de independencia (DUI) y de la República catalana, tal y como se ha planteado en estos últimos meses, está superada y no puede volver a activarse”.

En estos términos se expresan en el Gobierno respecto a qué ocurrirá si el independentismo insiste en concurrir a las elecciones de diciembre con el mismo proyecto que ha sido tumbado por el Tribunal Constitucional (TC) y que ha llevado a su cúpula a la cárcel. El artículo 155 no acaba con la celebración de las elecciones autonómicas.

Mariano Rajoy ha optado por implementarlo con ese objetivo, pero si el nuevo Gobierno catalán no se ajusta a la legalidad, la intervención seguirá en marcha. “El 155 estará en vigor hasta la legalidad plena. Ahora mismo está todo anulado y sus responsables en la cárcel. Pero si eligen el camino de engañar a los ciudadanos haciéndoles creer con su propuesta electoral que la República catalana sigue en vigor, después del 21-D estaremos donde estamos ahora si hay una mayoría independentista que no entiende que la negociación y el diálogo político debe hacerse en el marco de la ley”, confirman en Moncloa. Una situación límite, muy complicada de manejar políticamente, pero “en la que Rajoy no dará un paso atrás”, aseguran fuentes gubernamentales, “y espera seguir teniendo a su lado al PSOE y a Ciudadanos”.

Por tanto, todo está a la espera de ver qué ocurre el 21 de diciembre. Pero que el acuerdo de Consejo de Ministros con aquel contundente desarrollo del artículo 155 haya quedado finalmente reducido a la mínima expresión, una gestión de trámite para una convocatoria electoral, no implica que esa base no esté ahí, durmiente, y que pueda ser reactivada por el bloque constitucionalista si después del 21-D el independentismo quiere seguir manteniendo vivo el “proces”. En primera instancia, el objetivo del Gobierno, y ahí es donde Rajoy ha decidido jugársela de acuerdo con Pedro Sánchez, es que el “proces” sea enterrado en las urnas. Era la solución de consenso menos costosa a corto plazo, y que más podía desconcertar al bloque secesionista. “No tienen líderes ni estrategia, más allá de unirse para coger impulso contra la decisión de la juez Lamela”, apostillan en Génova.

Las lecturas en Cataluña varían mucho de las que se hacen en el resto de España. Y esto hace que las previsiones en los cuarteles generales del PP, del PSOE y de Ciudadanos (Cs) estén tras esa decisión judicial más abiertas que nunca. El sentido común llevaba a pensar que la sensación de fin de viaje, el coste económico, algunas de las mentiras del soberanismo al desnudo y el aislamiento internacional, además de la huida de Carles Puigddemont, podrían hacer que el independentismo perdiera apoyos, por miedo o por sentido de la realidad. Pero el factor de tensión añadida que implica la entrada en prisión del Govern cesado abre aún más el escenario político y también descoloca las estrategias del bloque constitucionalista.

De momento, desde Moncloa señalan que no hay que dar por hecho nada. “Había miedo a la resistencia civil al artículo 155 y no ha pasado nada. Ahora prever que la entrada en prisión de un Gobierno que se había instalado en la desobediencia es el trampolín del independentismo a una nueva mayoría absoluta es adelantar demasiado. La situación es complicada, pero es evidente que la movilización de la ANC y de la CUP no está yendo a más. Y si ellos están movilizados también lo está como nunca el votante no independentista. La moneda puede salir de un lado o de otro, pero lo importante es no cometer errores políticos en estas semanas y dejar que la justicia siga actuando sin miedo a cómo el independentismo pueda manipular en su favor los hechos”, reza el discurso oficial de la dirección popular.

No tienen dudas de que los miembros del Govern cesado tendrán puestos relevantes en las listas electorales, el sistema de reparto de escaños les beneficia y una candidatura única podría darles más aire. Además, el relato de que Ada Colau es el partido bisagra “se cae por su propio peso, porque está con el independentismo”. Pero en Moncloa insisten en que “todo eso son hipótesis”, pero lo que no es una hipótesis es que si el nuevo presidente de la Generalitat “no asume la legalidad y pretende continuar a partir de la DUI que presentaron de aquella manera en el Parlament, tendrá enfrente el artículo 155”. La teoría es ésta, aunque desde el punto de vista político ese escenario sea, sin duda, un “polvorín”. De momento, Rajoy prefiere no anticiparse y no hacer caso de las encuestas. Su intención es hacer campaña y tirar también de otros miembros de su Gobierno para no dejar a Albert Rivera el liderazgo de la causa de la unidad nacional.