Premios Princesa de Asturias
El rápido aprendizaje de la Princesa Leonor
Doña Leonor ha dado la talla más que sobrada de cual tiene que ser la actitud de una princesa frente a un numeroso público que la examina con todo detalle
La Princesa de Asturias sigue su imparable camino de asunción de responsabilidades como heredera de la Corona de manera responsable, firme y resuelta. Así lo ha demostrado por tercera vez en este intenso mes de octubre al presidir junto a su familia los premios que llevan su nombre. Esbelta, sobria y sin adornos, con un traje azul oscuro, desprovista de joyas excepto unos pendientes con gemas del mismo color de sus ojos y con esa sonrisa que se ha convertido ya en parte esencial de su identidad, doña Leonor ha dado la talla más que sobrada de cual tiene que ser la actitud de una princesa frente a un numeroso público que la examina con todo detalle en cualquier gesto o movimiento que realiza.
No descuida ninguno de esos gestos: agarra a su hermana cada dos por tres después de estar más de dos meses separada de ella, brinda el brazo a su abuela, la Reina Sofía, para entrar al teatro Campoamor de Oviedo, saluda con cordialidad a las personalidades invitadas al acto de entrega de los galardones, aplaude encantada la llegada al patio de butacas de los más que merecidos ganadores de la importante distinción y queda prendada del maravilloso discurso, improvisado y sin papeles, de Meryl Streep. Cinco años han pasado de su primera aparición en el escenario del Campoamor, en la que nos sorprendió la soltura de una joven preadolescente que se enfrentaba a su primer desafío como heredera.
Ahora, ya, la Princesa sabe ejercer plenamente de princesa. Y por si queda alguna duda, ella lo asegura con firmeza: entiendo muy bien y soy consciente de cual es mi deber y de lo que implican mis responsabilidades. Seguro que sí, y eso hace que sus padres se sientan orgullosos de ella.
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