En femenino
Repóker de reinas europeas en el siglo de las mujeres
No hay ningún precedente en la Historia; en este siglo, cinco mujeres se sentarán en el trono de cinco reinos europeos
El discurso de Meryl Streep en la reciente entrega de los Premios Princesa de Asturias fue brillante y tuvo un punto de escenificación feminista que (nos) produjo aún más emoción. La Reina y su primogénita se bebieron las palabras de una actriz que ha encarnado tantos papeles de mujeres fuertes y cuyo posicionamiento nunca ha sido tibio en la defensa de la igualdad. Esos días se pudo ver a las tres junto a la Infanta Sofía en animada charla en alguno de los actos en los que la intérprete reafirmó su visión femenina de las cosas. Fue un atisbo de a qué puede parecerse España cuando Leonor se siente en el trono. Un reinado que estará marcado por la coexistencia de cinco soberanas en el continente europeo. Como diría Leire Pajín, una conjunción planetaria inexplorada hasta la fecha.
Esta visión futura puede inflar unas expectativas que, quizá, no se ajusten a la realidad. Para salir de dudas, preguntamos a Rebeca Cordero, profesora titular de Sociología Aplicada en la Universidad Europea de Madrid (UE). «Es un tema complejo, aunque parezca sencillo. Hay una gran desafección general hacia las instituciones entre los más jóvenes. El hecho de que vayamos a tener una mujer reina puede tener más impacto, pero sobre todo dependerá de si sigue el ejemplo de su madre. Letizia es una mujer moderna que la ha educado de una manera determinada, con mucha normalidad y poca exposición, y si Leonor fuera capaz de no perder esa esencia, esa frescura, podría suponer un punto de inflexión».
Esta profesora de la UE considera imprescindible el papel ejercido por la Reina a la hora de sacudir la Monarquía, aunque considera imprescindible que «la comunicación se abra a los canales que usan las nuevas generaciones para que puedan conectar con ellas». En un contexto como el que vivimos, con la reciente victoria de la Selección de Fútbol femenino y la posterior polémica de Rubiales, el movimiento mundial del #metoo y toda la movilización por la igualdad, la llegada de Leonor al trono «puede dar un respaldo aún mayor a la mujer en la sociedad y ayudar a que se la trate con menos condescendencia y se deje de cosificarla e infantilizarla». Rebeca Cordero insiste en la importancia de los valores que ha introducido Doña Letizia en la formación de la heredera. «Es que si hubiera sido educada por una mujer más dócil, dúctil o que estuviera a la sombra de su marido, seguramente Leonor estaría opacada por su padre y seguiría imperando el tradicionalismo propio de la Corona».
Sobre la situación en el resto de reinos de Europa, esta socióloga considera que «es importante, sin duda, que haya mujeres en las Jefaturas de los Estados porque las sitúa en la primera línea, con capacidad para liderar y dirigir. En ese sentido, nuestra futura Reina y el resto de princesas europeas tienen en sus manos la oportunidad de modernizar la institución y otorgarle un tinte más orientado a lo social». Los años que nos aguardan por delante van a estar plagados de retos demandantes y harán falta líderes que estén a la altura. En este punto, Cordero destaca el rol crucial de predecesoras como la Reina Isabel de Inglaterra: «Supo proyectar una imagen de fortaleza respecto a su propio padre. Se ganó el respeto de todos incluso a nivel internacional».
En lo que a nosotros nos concierne, es posible que hayamos sentido un leve viraje en el transatlántico monárquico. Esta profesora pone el acento en el hecho de que la Princesa de Asturias no se quitara el uniforme militar para el besamanos posterior al desfile del 12 de Octubre. «Me pareció importante desde el punto de vista de la no cosificación. ¿Por qué habría tenido que cambiarse de ropa y peinado para ofrecer la imagen que se supone que debe dar una princesa? Creo que aquello fue una forma de romper también. La Princesa Leonor ha dejado de ser una niña y quizá se sienta más segura vistiendo uniforme, menos sexualizada. No olvidemos que lleva toda su vida siendo cuestionada por su forma de vestir».
Jaume Aurell, catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Navarra, cree que «el hecho de que vayan a coincidir cinco reinas en Europa demuestra que la institución no es necesariamente machista y patriarcal. Es cierto que, en condiciones convencionales, heredan en primer lugar los hombres, pero, en cuanto hay una posibilidad o el derecho así lo establece, que haya una mujer no representa un particular problema». El autor de «Genealogía de Occidente» considera que «esta costumbre de que pueda haber mujeres en el reino de España está avalada también por la normalidad de que la experiencia histórica demuestra que los hombres no lo han hecho mejor o peor que las mujeres, unos y otros han desarrollado su cometido independientemente de su género. En este sentido, se avala la praxis de que si entra una mujer por derecho no hay ningún problema, se acoge con normalidad».
Este experto medievalista tiene muy claro que «si hay un país preparado para eso, es España, que en el siglo XVI, ya tuvo a la Reina Isabel la Católica cuya influencia en la política de la colonización y proyección internacional fueron brutales, solo comparable a la Reina Victoria de Reino Unido. En el siglo XIX, reinó Isabel II, aunque no tuvo tan buena prensa por los debates de la España liberal. Aun así, fue una reina que supo mantenerse bastante al margen». Acerca de la influencia que puede tener para el movimiento feminista, Jaume Aurell apunta algo interesante: «La gente tiende a creer que los derechos de las mujeres han sido progresivos y no es así. Ha habido muchos altos y bajos. Por ejemplo, en la Edad Media más que en la primera Edad Moderna, así que no es algo ni nuevo ni viejo». Aun así, reconoce que «es verdad que ahora hay una coyuntura más favorable que antes», una luna de miel de la que tiene mucha culpa Felipe VI. «Su reinado está contribuyendo a que haya menos debate en torno a la conveniencia de la institución, lo que hace que sea un momento muy bueno para Leonor. En ese sentido, creo que a la Monarquía le viene bien que haya una mujer reina», continúa.
Como les ocurrió a muchos españoles, algunos no precisamente monárquicos, a este profesor de la Universidad de Navarra le gustó que Leonor siguiera el periodo de instrucción militar, igual que hizo Felipe VI a su edad. «Es una manifestación de normalidad, claro. Además, el hecho de que una princesa sea la Heredera es una prueba de que la Monarquía va por delante de otras instituciones que tanto se jactan de ser feministas y que, en realidad, no actúan como tales. Esto la fortalece».
Este historiador también reconoce el papel democratizador de la Reina Letizia, pese a que al principio no fuera bien acogida por una nobleza que no la reconocía como una de los suyos. «La nobleza tradicional ha conservado unas formas que incluso la burguesía más adinerada no ha conseguido igualar. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX y en lo que llevamos del XXI se han ido igualando. Por eso la Historia juega a favor de Leonor, esas fronteras se van desdibujando. Ella tiene la oportunidad de oro de que el capital simbólico que aporta su padre se una al del pueblo que aporta su madre».
A nadie se le escapa que nuestra Monarquía está, igual que en el resto del continente, muy pegada a la Constitución y no son posibles golpes de timón exagerados. Con todo y con eso, admite Aurell que a él le hace «especial ilusión» que tengamos un trono en femenino: «Es bueno porque Leonor ya no va a tener que impostar nada, como le ocurrió a Isabel de Inglaterra. Y atraerá la atención, lo que siempre es bueno para España. Seguro que reina con una sensibilidad distinta a sus antecesores, ya que la mayoría han sido hombres».
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