Pactos

Sánchez se agarra a Vox para paliar la fuga de votos

El 28-M disparó el trasvase de votantes de izquierdas a Feijóo, y el marco de acuerdos postelectorales hace más relevante el centro

  • Las encuestas siguen dando, en general, un resultado para la candidatura de Pedro Sánchez por debajo de los cien escaños de cara a las elecciones del 23 de julio
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con las vicepresidentas Teresa Ribera y Yolanda Díaz, ayer en el Palacio de la Moncloa
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con las vicepresidentas Teresa Ribera y Yolanda Díaz, ayer en el Palacio de la MoncloaEp

Los datos demoscópicos que manejan en Moncloa, los no oficiales, siguen colocando la candidatura de Pedro Sánchez por debajo de los cien escaños en las elecciones del 23J. Pero la radiografía electoral está condicionada por los vaivenes políticos y todos los partidos están ya pendientes de ver los efectos del ruido de los pactos de gobierno autonómicos y municipales que se están conociendo en esta semana. Un debate que está focalizado, sobre todo, en los acuerdos entre PP y Vox y sus posibles efectos en la intención de voto en las próximas generales.

La información que llega al laboratorio electoral de Moncloa y al del PP coincide en sostener como principal hipótesis de trabajo la idea de que en la derecha los acuerdos entre PP y Vox están más que descontados, aunque no está tan claro qué puede ocurrir en la izquierda y entre los votantes de Ciudadanos (Cs).

El interrogante que se abre es hasta qué punto esos acuerdos pueden dar alas a las expectativas de Vox en una reordenación del voto dentro del centroderecha, si bien, a día de hoy, se descarta que ese ajuste tectónico pueda llegar a tener la fuerza suficiente como para frenar el «cambio».

La expectativa del «cambio» se ha ido forjando sobre la base de la desaparición de Ciudadanos y el movimiento de voto socialista hacia Alberto Núñez Feijóo, frente a un PSOE que no parece dar señales de ser capaz de salir de su declive. Los votantes de los bloques de izquierda y derecha afrontan estas elecciones generales desde situaciones anímicas opuestas. La derecha tiene a sus votantes mucho más decididos a participar porque comparten un objetivo claro, el de poner fin a la etapa de Gobierno de coalición presidido por Sánchez.

Sin embargo, en el equipo electoral socialista asumen que la izquierda «está hoy desorganizada y desanimada» y no ven viable la reedición del pacto estratégico entre el bloque de la izquierda y el bloque de los partidos independentistas.

A Moncloa solo le queda la bala de aferrarse a Vox para intentar retener a los ciudadanos de centro o de izquierdas que se están planteando dar su apoyo a las siglas del PP, pero siendo conscientes, porque así lo dicen los estudios demoscópicos sobre los que diseñan su estrategia, de que sus votantes rechazan casi con más dureza el acuerdo del PSOE con Bildu, del que sigue dependiendo Pedro Sánchez para mantenerse en Moncloa.

Por eso, las declaraciones de ayer del delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín, sobre Bildu cayeron como otra piedra en el camino de la campaña de Sánchez. Martín dijo que «Bildu ha hecho más por España que los patrioteros de pulsera». La oposición ha exigido su cese, pero, de momento, solo ha conseguido que se disculpe. También el delegado del Gobierno en Euskadi tuvo ayer que pedir disculpas a las víctimas de ETA por contratar a un ex portavoz de Gestoras pro-Amnistía (asociación de apoyo a los presos etarras) para un curso dirigido a los funcionarios penitenciarios sobre violencia de género.

De aquí al 23J el espacio de la centralidad va a ser determinante en el resultado final de las elecciones, o dicho de otra manera, qué sucede con el voto socialista que durante esta legislatura se ha ido hacia el PP, sobre todo a partir de la llegada de Feijóo al liderazgo nacional de su partido.

El resultado de las elecciones autonómicas y municipales ha dado un nuevo impulso a esa fuga de voto de izquierdas, como constatan los tracking que llegan a Moncloa y al PP, y es ahí donde está la batalla principal de estas elecciones. «La pelea por el voto útil cobra un nuevo sentido y quien la gane tendrá abierta la puerta de Moncloa».

Los sondeos que llegan a las cocinas electorales de los partidos también pronostican que, a día de hoy, Sumar está todavía muy lejos de alcanzar los resultados que consiguió Unidas Podemos en 2019. A pesar de que Moncloa difunda a través de sus terminales que hay batalla para el 23J ya que «todavía» puede darse la circunstancia de que Sumar supere a Vox en las urnas y se quede con el tercer puesto, lo que la Ley D´Hont prima en el reparto de escaños.

Sin embargo, la realidad es que ni siquiera la número cinco de la lista por Madrid, Ione Belarra, tiene asegurado el puesto. Y, además, todavía no se ha escrito el capítulo final de la pelea entre Sumar y la cúpula de Podemos, con Pablo Iglesias e Irene Montero al frente de la revuelta. Desde Sumar ningunean a Iglesias y Montero; dan por cerrada la negociación sobre la incorporación de Montero a las listas y airean que Iglesias y Montero «se han quedado solos y no tienen fuerza orgánica ni social ni mediática como para plantear ningún órdago».

El sábado está convocada una reunión del órgano de dirección de Podemos, pero Sumar da por zanjada la guerra con una victoria «indiscutible» de Yolanda Díaz.