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Gobierno de España

Sánchez inicia su investidura bajo la amenaza de Podemos

Acepta el encargo del Rey para formar gobierno y el próximo martes, 11 de junio, en el Congreso con los líderes de Unidas Podemos, Ciudadanos y PP, por este orden. En Moncloa creen que dilatar los tiempos les beneficia porque cada vez se abren más escenarios.

Pedro Sánchez acudió ayer a Zarzuela y aceptó el encargo del Rey Felipe VI para formar gobierno. Foto: Efe
Pedro Sánchez acudió ayer a Zarzuela y aceptó el encargo del Rey Felipe VI para formar gobierno. Foto: Efelarazon

Acepta el encargo del Rey para formar gobierno y el próximo martes, 11 de junio, en el Congreso con los líderes de Unidas Podemos, Ciudadanos y PP, por este orden. En Moncloa creen que dilatar los tiempos les beneficia porque cada vez se abren más escenarios.

6 de mayo. Una semana después de las elecciones generales, Pedro Sánchez cita a los líderes de PP, Ciudadanos y Unidas Podemos en La Moncloa. Emprende una suerte de ronda de contactos con los principales partidos sin contar aún con el encargo oficial del Rey Felipe VI para formar gobierno. Las consultas exploratorias apenas arrojan resultados y todo queda pendiendo del resultado de las urnas el 26-M. Ahora, un mes después, cuando el monarca ha formalizado dicho encargo, Sánchez repite la maniobra. El ya candidato «in pectore» anunció ayer que la próxima semana iniciará una «ronda de contactos formales» con los principales partidos –PP, Ciudadanos y Podemos– «para hallar un punto de encuentro que permita echar a andar la legislatura». Sánchez prioriza a estas fuerzas, porque son «quienes pueden bloquear o facilitar» su investidura, pero lo hace –asimismo– consciente de que los apoyos que necesita no están en esas siglas de la derecha, que ya le han anticipado su «no».

Aunque el líder socialista expresó su voluntad de someterse «cuanto antes» al debate en el Congreso que le permitiría revalidar el poder, lo cierto es que fuentes de su partido imponían menos premura a los tiempos. En concreto, resolvían que la previsión de que la sesión de investidura se celebrara a finales de este mes era ciertamente optimista y que ahora se decantan por que sea más cerca de la segunda semana de julio que de la primera.

Desde el Ejecutivo se intentaba en las últimas horas esquivar las cábalas para formar gobierno argumentando que hay que «respetar los tiempos» frente a las «prisas periodísticas», porque Sánchez no había recibido todavía el encargo formal del Rey». Una vez asumido éste, consideran –no obstante– que sería necesario constituir primero los Ayuntamientos y ejecutivos regionales, antes de resolver el mapa de gobernabilidad estatal. Los estrategas de Moncloa quieren que todas las piezas encajen en el puzzle antes de desvelar sus movimientos para permanecer en el Gobierno. Creen que el calendario juega a su favor, porque a medida que pasan los días, se abren más escenarios que les benefician.

Desde este sector emiten a baja intensidad y se ha impuesto un «apagón informativo» prácticamente absoluto durante esta semana, que iba a tener su colofón con la negativa de Pedro Sánchez a comparecer tras acudir a Zarzuela. Un hecho insólito, que no se había producido ni siquiera cuando Mariano Rajoy declinó el encargo del Rey en 2015. Una decisión que el ex presidente argumentó entonces ante los medios en sala de prensa. Sin embargo, en escaso margen de 20 minutos se rectificó esta decisión y se pasó de asegurar que sería Ferraz quien informaría del despacho con el Rey
–dado que Sánchez acudía en calidad de candidato del PSOE– a anunciar que el presidente en funciones comparecería como «candidato a la investidura».

Ahora que ya cuenta con esta prerrogativa, Sánchez deberá iniciar los contactos con el resto de partidos que están llamados a facilitar su investidura. En palabras de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, es el encargo mismo lo que da comienzo al «proceso de investidura» y a la búsqueda de apoyos. Para ello, deberá restablecer la comunicación, empezando por el que reconoce como «socio preferente». Ayer, Pablo Iglesias se quejó de que lleva casi dos semanas sin hablar con el presidente en funciones. Su última conversación fue antes del 26-M y los resultados de estos comicios comprometieron las opciones de los morados para presionar al PSOE con un gobierno de coalición. La queja de Podemos es generalizada en el resto de formaciones que han ido desfilando por Zarzuela sin saber cuál era la intención real de Sánchez. En este sentido se manifestaron los portavoces del PRC, Compromís, Equo, Coalición Canaria o IU, votos –todos ellos– imprescindibles para que prospere la investidura de Sánchez. También lo hizo Laura Borrás (JxCat) al tiempo que confirmó que los diputados presos no renunciarán a sus actas –sería «doloroso y lesivo y no tenemos autoridad moral para pedirlo»–, circunstancia que allana considerablemente el camino de Sánchez hacia La Moncloa. Sobre todo tras la oferta de UPN de ofrecer la abstención de sus dos diputados para favorecerla.

Precisamente a cuenta de esta circunstancia se ha producido el único momento en el que la dirección socialista ha elevado el tono públicamente y ha sido para censurar los contactos que el PSN está llevando a cabo para gobernar Navarra con la connivencia de Bildu. Sánchez deberá sacrificar el gobierno foral y cedérselo a la coalición de derechas Navarra Suma a cambio de un bien mayor: su investidura. En este sentido se expresó ayer la vicepresidenta Calvo en una entrevista en «La Sexta» en la que apuntó a «la prioridad de situaciones». «Tenemos un gobierno en funciones y unos resultados que nos colocan en la asunción de ese Gobierno de España», aseguró, al tiempo que advirtió de que «eso significará» que en todos los sitios «seguramente» no se conseguirá lo que a los socialistas les gustaría.