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El colapso de la legislatura: el machismo

Sánchez «teme» a Salazar: lo sabe todo de sus primarias

El polvorín socialista por el «heteropatriarcado» del presidente crece por días. Moncloa ve díficil atajarlo porque el señalado es guardián de todos los secretos

Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados Alberto R. RoldánPHOTOGRAPHERS

Si hay un hombre que lo «sabe todo» de Pedro Sánchez es Paco Salazar, según explican varias fuentes socialistas consultadas por LA RAZÓN. El político sevillano, de 57 años, está en el centro de otra tormenta que amenaza con hundir aún más la credibilidad del presidente del Gobierno. El PSOE no levanta cabeza.

La indiferencia con la que la dirección trató las dos denuncias de supuesto acoso sexual contra Salazar, que trascendieron en verano, ha puesto al feminismo socialista en pie de guerra. El partido está abierto en canal. Y no parece que los ánimos se vayan a calmar de momento. Los ministros del Gobierno se protegen ahora tras el partido y el proceso que tiene abierto. Y el presidente, mientras, guarda un calculado silencio.

Un sector del PSOE exige a la ejecutiva que acuda a la fiscalía e interponga una denuncia contra el exasesor de Sánchez en Moncloa. Pero, por el momento, Ferraz prefiere continuar la investigación interna, aunque Salazar se diera de baja como militante recientemente. El partido se ha limitado en las últimas horas a pedir perdón tras asumir que su protocolo anti acoso ha fallado. Pero poco más.

El sevillano nunca tuvo responsabilidades a nivel federal antes de la llegada de Sánchez a la secretaría general, según explican varios excargos del partido. «Era del rollo andaluz, sin más», concede uno de ellos. En todo este tiempo, Salazar se erigió como el hombre clave que unía Gobierno y partido gracias a sus análisis políticos. Su criterio era muy tenido en cuenta en el principal despacho de la Moncloa.

La indignación ha estallado porque la sensación de los socialistas es que desde la cúpula del partido se ha intentado encubrir a Salazar por ser «un hombre del presidente». Las fuentes consultadas explican que el sevillano, que habría proferido comentarios y actuaciones «vomitivas», sabe todos los secretos políticos del líder socialista. Y conoce como pocos todos los recovecos de las primarias de 2017, que auparon a Sánchez a la planta noble de Ferraz.

Y ese proceso está hoy salpicado de sospechas. La financiación y, en concreto, las donaciones a la campaña interna por el liderazgo del PSOE se alzan como el punto más débil del presidente por la información que guardan también José Luis Ábalos y Koldo García –ambos en prisión provisional por la trama de Transportes–. Koldo es quien va más allá. El navarro, que llegó a Madrid de la mano de Santos Cerdán –el otro ex secretario de organización implicado supuestas corruptelas–, afirma que escuchó personalmente a Pedro Sánchez decir que su suegro, Sabiniano Gómez –ya fallecido–, iba a aportar 100.000 euros para financiar esas primarias.

Según su versión, también escuchó que la entrega de ese dinero «ya estaba hecha», y estaba «todo bien». Sánchez siempre ha defendido la limpieza del aquel proceso. También ha reiterado en varias ocasiones que no sabe quiénes le apoyaron económicamente. Aunque fue el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín, -que fue el responsable de la asociación que recaudó los fondos-, quien negó en el Senado que el suegro del presidente le hubiera ayudado económicamente.

El PSOE de Sánchez ha entrado en decadencia, porque cada vez tiene más «personajes», como les definen en Ferraz, que dan pistas sobre algo que aparentemente el partido y su líder no quieren que se sepa. Solo así se entiende que la exmilitante Leire Díez implicara al secretario de Estado Antonio Hernando, conocido «fontanero» socialista en una reunión para interesarse sobre la información que el comisario José Manuel Villarejo pudiera tener sobre los negocios del suegro de Sánchez.

Antes que Hernando, habría sido el ministro de Transformación Digital y Función Pública, Óscar López, quien, en plena guerra interna del PSOE –en septiembre de 2016–, pidió esa información al propio Villarejo en una comida en un restaurante próximo al Senado. Como contó este diario, los casos de mujeres afectadas por los comportamientos machistas de Salazar ascienden a cuatro.

Dos de ellos interpusieron la correspondiente denuncia por el canal interno del partido, pero estas «desaparecieron», según Ferraz, por un supuesto fallo informático. Los otros dos casos fueron notificados a altos cargos del partido en verano para respaldar la información que desveló eldiario.es en exclusiva. Durante cinco meses, el PSOE dejó a un lado el asunto. Por todo esto, la reunión del miércoles por la noche entre la secretaria de Igualdad, Pilar Bernabé, y las responsables territoriales del ramo fue «tensa». El feminismo socialista está encendido.

Lo cierto es que este caso ha animado a las socialistas a alzar la voz. Algunas de ellas advierten de que «hay más casos» como el de Salazar, al que vinculan con «el grupo heteropatriarcal» del partido, compuesto por varios hombres que formaron parte del núcleo de poder del partido y del grupo parlamentario y que se permitía hacer comentarios machistas a algunas diputadas. Por primera vez desde que Sánchez se hizo con las riendas del partido, se ha alzado un movimiento de contestación interna contra el criterio del presidente. Cabe recordar que en el entorno más próximo al presidente se llegó a cuestionar la veracidad de las acusaciones difundidas.

En la cúpula del Gobierno, la caída de Salazar no se produjo de manera inmediata: costó dar el paso y estuvo marcada por el clima político de aquellos días. Tan solo unas semanas antes, el país había escuchado a José Luis Ábalos y a Koldo García hablar del reparto de prostitutas, un episodio que dejó la imagen del partido profundamente dañada. De manera que Presidencia entendió que mantener a Salazar en el organigrama era insostenible. Ahora, el equipo de Moncloa intenta apagar un incendio de consecuencias imprevisibles. El machismo se ha colado en la campaña de las elecciones extremeñas. Y el PSOE sufre por ahí. Hasta Ábalos ha señalado a Sánchez por hacer comentarios.