Defensa
Sánchez tensiona a los aliados de la OTAN y pone en riesgo las negociaciones sobre el gasto militar
Su portazo al 5% en Defensa dificulta llegar a la cumbre de la Alianza con un texto pactado
«La carta iba dirigida formalmente a Rutte, pero en realidad los destinatarios eran los socios de gobierno». Así se pronuncian fuentes diplomáticas en relación a la misiva que el Gobierno de Pedro Sánchez envió al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, y que fue filtrada a la prensa española. En ella, el Ejecutivo español mostraba su rechazo a aumentar al 5% del PIB el gasto en Defensa al considerar que no es «razonable». De hecho, no dudó incluso en pedir una excepción para España.
Aunque en la capital comunitaria la postura del Gobierno español es sobradamente conocida (no es la primera vez que se muestra en contra), nadie esperaba un gesto de este tipo justo cuando las negociaciones antes de la cumbre de la semana que vienen en La Haya están en plena ebullición. Este gesto no ayuda a calmar los ánimos, sino a todo lo contrario. Y es que este exhibicionismo a la hora de mostrar oposición no allana el camino y ha sorprendido pocos días de un cónclave aliado de carácter histórico y cuyo éxito pende de un hilo.
Existe una regla no escrita según la que, antes de las cumbres de jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN, el texto de conclusiones llega ya negociado antes del día del encuentro para evitar tensiones de última hora. Con un presidente de Estados Unidos tan imprevisible como Donald Trump, ahora esta norma se hace más necesaria que nunca. Uno de los temores reside en que, si los aliados se niegan a llegar a esta cifra, Estados Unidos deje a los europeos a la intemperie e incluso amenaza con la retirada de las tropas estadounidenses en suelo europeo. Fuentes diplomáticas, sin embargo, creen que el candidato de la Casa Blanca va de farol y que Washington no tiene nada que ganar, y sí mucho que perder, si los europeos quedan a merced de Rusia.
La fórmula de la OTAN
Para que alcanzar este montante sea algo más fácil, Rutte ha propuesto una fórmula que establece un 3,5% de gasto militar puro y duro y el 1,5% restante de otras partidas relacionadas con la seguridad, como las infraestructuras y la ciberseguridad. Aunque la contabilización del gasto público en Defensa de manera amplia para incluir otras partidas ha sido una demanda de España en los últimos meses, esta posibilidad sigue sin gustar a nuestro país.
Fuentes diplomáticas explican que las negociaciones para encontrar un texto de compromiso van a continuar durante el fin de semana. Aunque para otros aliados llegar al 5% del PIB resulta también un esfuerzo colosal, han preferido una posición mucho menos beligerante. En el caso de Italia, en las últimas semanas se ha mostrado abierta a llegar a esta cifra pero en un lapso de tiempo mucho mayor, en 10 años frente a 7. Washington, los bálticos y los nórdicos quieren alcanzarlo en 2032, o incluso antes.
El propio Rutte, quien se ha granjeado críticas del resto de los aliados por haber adoptado las tesis de Estados Unidos sin intentar tender puentes con la UE, ha sido ambiguo al hablar de horizontes temporales. Una postura que abre la puerta a negociaciones de última hora que sirvan para que todos los socios se queden más o menos satisfechos. El ex secretario general se ha limitado a explicar que, a partir de ahora, cada país deberá enviar un plan anual con la meta del 5%.
En 2014, los aliados se comprometieron a llegar al 2% en 10 años, pero estas promesas han quedado en papel mojado, ya que no existía ningún mecanismo coercitivo. Actualmente, este objetivo lo cumplen 23 de los 32 socios. España se comprometió en el mes de abril a llegar al 2% este año, pese a que sus planes iniciales eran alcanzar esta cifra en 2029. Pero considera que con esto es más que suficiente y duda de que los países europeos tengan la capacidad para producir armas de manera acorde a esta inversión masiva.