Interior

La Semana Santa, entre los «objetivos blandos» de los yihadistas

La Secretaría de Estado de Seguridad ultima la directiva para evitar ataques durante la festividad religiosa

Dos agentes de la Policía Nacional vigilan el paso de Palío de la Virgen María Santísima del Refugio de la Hermandad de San Bernardo a su salida de este popular barrio sevillano.
Dos agentes de la Policía Nacional vigilan el paso de Palío de la Virgen María Santísima del Refugio de la Hermandad de San Bernardo a su salida de este popular barrio sevillano.Julio MuñozAgencia EFE

La Secretaría de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior prepara ya la directiva destinada a las Fuerzas de Seguridad para evitar ataques yihadistas durante la próxima Semana Santa, dado el carácter religioso de las celebraciones y los desplazamientos vacacionales de carácter lúdico de millones de españoles.

El catolicismo se ha convertido en un objetivo prioritario sobre todo del Estado Islámico (Daesh, Isis) desde que, en pleno «califato» en 2016, ordenara, a través de sus publicaciones, la campaña «Derribar la Cruz». Los terroristas la han seguido de forma inexorable, sobre todo en África, aunque se detectaron algunos intentos en España que, en su momento, fueron abortados por las Fuerzas de Seguridad del Estado.

Las procesiones congregan a miles de fieles en toda España, con especial significación en determinadas localidades, y constituyen lo que los yihadistas llaman «objetivos blandos», que ofrecen la posibilidad de atentar contra un gran número de personas. Bien mediante atropellos masivos, cinturones explosivos, etcétera.

Según medios antiterroristas consultados por LA RAZÓN, las medidas no diferirán mucho de las adoptadas en años anteriores. En cualquier caso, recuerdan que el fin de los terroristas es infundir el miedo entre los ciudadanos y que no sigan los planes que tengan previstos, algo en lo que nunca se puede caer.

Las Fuerzas de Seguridad españolas han conseguido, con su labor preventiva, evitar muchas acciones criminales en marcha y hay que seguir confiando en los agentes, siempre con la idea de que la colaboración con ellos es fundamental. Cualquier detalle que se observe, un movimiento o vehículo sospechoso, debe ser comunicado para que se realicen las comprobaciones necesarias.

En la directiva dictada el año pasado se subrayaba, como pasa ahora, que la celebración de la Semana Santa es un periodo de especial significado para los ciudadanos, y que comporta, además, una importante y numerosa participación y presencia de estos en los actos relacionados con dicha festividad.

Esto se une a la persistencia de altos niveles de riesgo de actuaciones terroristas. Todo ello obliga no solo a mantener las medidas de prevención, protección y respuesta, previstas en el vigente Nivel 4 de Activación del Plan de Prevención, Protección y Respuesta Antiterrorista, sino también a proceder a un reforzamiento de especial intensidad de las mismas.

El objetivo, común en estos casos, es el robustecimiento de los dispositivos de seguridad y de las capacidades de inteligencia, de control y seguimiento antiterrorista por parte de los Cuerpos de Seguridad del Estado, así como por el resto de los Cuerpos policiales y demás instituciones, organismos y operadores, públicos o privados, en materia de seguridad. Siempre en el marco de sus respectivas competencias y responsabilidades funcionales y territoriales.

Estaba prevista también la intensificación de las medidas previstas en el Plan de Prevención, Protección y Respuesta Antiterrorista sobre grandes centros, infraestructuras e intercambiadores de transportes,

Desde el año pasado la amenaza del Estado Islámico, y en su terreno, la de Al Qaeda, ha crecido. En estos momentos hay dos focos de los que pueden partir células organizadas con destino a Occidente: el Sahel africano, lo que no han logrado materializar los yihadistas; y Afganistán, a través de su franquicia en la zona, el ISPK, que sí ha logrado cometer algunos atentados, como el de la discoteca de Moscú, así como otros intentos que han sido frustrados.

A ello hay que unir el peligro permanente de los «lobos solitarios», que pueden actuar en cualquier momento, y a los que solo les basta llevar un cuchillo para llevar a cabo sus planes criminales.