Opinión
Por el Tajo se va al Mundo
Portugal y España tenemos una historia compartida
Hoy, España y Portugal están sujetos al mismo problema estructural: el estancamiento. Las economías ibéricas, atadas por gobiernos socialistas, están muy por debajo de su potencial. La emigración de jóvenes se está disparando, hipotecando nuestro futuro colectivo.
Enfrentamos desafíos similares que exigen una reflexión conjunta sobre las soluciones que debemos aplicar. Somos conscientes de que el potencial conjunto de nuestros países es enorme, si sabemos abordar codo con codo los problemas comunes, respetando las diferencias que nos han ido moldeando como pueblos hermanos.
En este contexto, vemos con preocupación cómo los gobiernos socialistas, portugués y español, parecen estar perdiendo la oportunidad histórica de dar un paso decisivo para acercar a Lisboa y Madrid. Si en el pasado el Tajo abrió nuevas puertas a los pueblos ibéricos, hoy el tren de alta velocidad (AVE) debería representar un futuro de acercamiento y desarrollo para portugueses y españoles.
No se trata sólo de la importancia simbólica que supone la conexión entre ambas capitales, sino, sobre todo, de la oportunidad estratégica para potenciar mutuamente las economías, generar nuevos empleos y crear más prosperidad, no sólo para Lisboa y Madrid sino para todos los lugares por los que discurra el itinerario del AVE. En este contexto, el proyecto del tramo Sines-Caya debe considerarse ahora como parte de la conexión de alta velocidad entre Lisboa y Madrid.
Más. La línea del AVE entre las capitales ibéricas representaría una oportunidad para impulsar económicamente ambas regiones en un mundo cada vez más competitivo. La Península Ibérica pasaría a verse como un espacio cada vez más cercano, lo que se traduciría en un mercado más atractivo para las empresas, creando más empleo y produciendo más riqueza.
La importancia de la conexión AVE entre Lisboa y Oporto no está en duda. En un país moderno, es crucial que las comunicaciones entre sus dos mayores centros económicos sean rápidas. Más bien, se trata de establecer como prioridad económica y social la opción que podría traer mayores beneficios al país y al mercado ibérico.
Además, no se trata de una idea pionera. En enero de 2021, el ex ministro de Infraestructuras y actual candidato a primer ministro, Pedro Nuno Santos, predijo que «a finales de diciembre de 2023 tendremos una conexión entre Lisboa y Madrid a alta velocidad». Y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, destacó el «compromiso evidente de los dos países para mejorar la conexión ferroviaria».
Existe una alternativa al estancamiento, pero, contrariamente a lo que nos quieren imponer, no es el socialismo
Lo grave de estas declaraciones no se limita al mero fracaso de las previsiones o a la inconsistencia de los compromisos, que de por sí denotarían la incompetencia de los gobiernos. Lo peor es que revelan un modus operandi común a los gobiernos socialistas: la flagrante incapacidad de cumplir lo que prometen a los ciudadanos.
Esta forma vacía de hacer política, tanto del PS como del PSOE, choca diametralmente con la nuestra. En Lisboa y Madrid estamos demostrando que es posible hacer política de otra manera. Que es posible hacer política transformando y mejorando la vida de las personas. Que es posible hacer política con la frente en alto, sin ver que la realidad contradice sucesivamente los pronósticos. De hecho, existe una alternativa al estancamiento, pero, contrariamente a lo que nos quieren imponer, esa alternativa no es el socialismo. Rechazamos este estancamiento. Esto exige no perder la oportunidad única de conectar Lisboa con Madrid y, con ello, transformar Portugal y España.
Por el Tajo se llega al mundo. Es desde este río que nos une desde donde queremos mirar con valentía hacia el futuro. Este río, que inspiró a los cantantes de fado portugueses y a tantos escritores españoles, nos lleva a ver más allá de nuestras propias dimensiones. A creer que es posible ser más de lo que promete la pobreza socialista. Estamos convencidos de que distribuir las estrecheces no tiene por qué ser nuestro destino.
Por el Tajo se llega al mundo. Queremos ir a gran velocidad.
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