Un testigo sitúa a tres etarras en el lugar donde fueron asesinados dos policías en Sangüesa

Un testigo ha corroborado al juez de la Audiencia Nacional Alejandro Abascal la presencia de tres jóvenes sospechosos en el mismo lugar donde, el 20 de mayo de 2003, apenas tres horas después la banda terrorista asesinó mediante una bomba lapa a dos policías en Sangüesa (Navarra). Según fuentes jurídicas, desde la comandancia de la Guardia Civil en Navarra, Francisco José V. B. ha ratificado por videoconferencia las identificaciones fotográficas que realizó en su día, cuando mantuvo que los jóvenes que vio ese día con una mochila en la plaza de Santo Domingo del municipio navarro eran los etarras Jon Lizarribar, Gurutz Aguirresarobe y Mikel Kabikoitz Carrera Sarobe, "Ata", todos ellos imputados por este atentado junto a Itxaso Zaldua (pendiente de juicio por el asesinato en 2001 del que fue líder del PP en Aragón Manuel Giménez Abad).

La explosión de la bomba lapa adosada a los bajos del vehículo de los agentes causó la muerte de los policías Julián Embid y Bonifacio Martín Hernández e hirió a un tercero de gravedad, Ramón Rodríguez, y a un vecino empleado de Telefónica, Carlos Gallo.

El testigo ha ratificado los reconocimientos fotográficos que hizo en 2003 y en 2019, en los que identificó a los tres terroristas. Según ha explicado al instructor, la Fiscalía y las acusaciones que ejercen la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) y Dignidad y Justicia (DyJ), el día del atentado había quedado con su cuñado en la gestoría de Sangüesa en la que este trabajaba, situada en la plaza de Santo Domingo. Antes de llegar, ha recordado, dos jóvenes que viajaban en un Golf negro le preguntaron cómo se llegaba a la plaza. A ambos se los encontró de nuevo, acompañados de un tercero, en la misma plaza.

"En cuanto salió se produjo la explosión"

Tras recoger a su cuñado, los dos se dirigieron a Pamplona para realizar una gestión del seguro del coche que se acababa de comprar y regresaron a Sangüesa, donde sobre las 11.40 dejó a su cuñado en una sucursal bancaria de la plaza de Santo Domingo. "En cuanto salió se produjo la explosión".

Francisco José V. B. ha vuelto a precisar las características físicas del piloto y del copiloto, que coinciden -según esas mismas fuentes- con las que ya había descrito en declaraciones anteriores. "Les reconocería en cualquier sitio y momento, porque esas imágenes se me grabaron en la cabeza", ha asegurado.

El pasado 22 de mayo, el instructor acordó la imputación de estos cuatro etarras acogiéndose a un informe de la Guardia Civil que incorpora precisamente la declaración de este testigo presencial, cuyo testimonio e identificación fotográfica de los etarras que supuestamente vio en el lugar de los hechos "dan credibilidad", según Abascal, a la posible presencia de los integrantes del "comando Basajuan".

El "comando Basajuan" de ETA centró su actividad terrorista en Navarra en 2002 y 2003, llevando a cabo -recordaba el magistrado- labores de adiestramiento en el manejo de armas y explosivos y la planificación de atentados. Al frente del "comando" en esas fechas los investigadores sitúan a Itxaso Zaldua y a Carrera Sarobe, que habrían reconvertido el mismo en un "comando coordinador" de cuatro "comandos legales" a los que se vincula con casi todos los atentados cometidos en Navarra y Zaragoza en esos dos años.

Zaldua, "responsable interna" del "comando"

Zaldua, aseguraba el instructor en esa resolución, era la encargada de redactar las "comunicaciones" a través de las cuales el "comando" informaba a los responsables del "aparato militar" de las necesidades de los terroristas cuya actividad criminal coordinaba junto a "Ata", lo que le sitúa como "responsable interna" del mismo.

Abascal también investiga la supuesta responsabilidad en el atentado de ocho exdirigentes de ETA - Ibon Fernández de Iradi, “Susper”; Gorka Palacios; Garikoitz Aspiazu, “Txeroki”; Aitzol Iriondo; Félix Ignacio Esparza; Mikel Albisu, “Mikel Antza”; Ramón Sagarzazu y María Soledad Iparraguirre, “Anboto”-, tras la querella interpuesta contra diez antiguos jefes de la banda terrorista.

En la resolución en la que admitió a trámite la denuncia, el magistrado hizo hincapié en la "decisiva y necesaria" participación de la cúpula de ETA a la hora de cometer un atentado, llegando a calificar de "relevante" el papel desempeñado por los ocho exdirigentes etarras investigados en "las órdenes para preparar y ejecutar el atentado".

En la querella, el abogado de DyJ Miguel Ángel Rodríguez Arias hacía referencia a los que denominaba los "meses del Titadyne": entre el 30 de mayo y el 26 de diciembre de 2003, se cometieron "al menos 18 atentados con Titadyne en seis meses, uno cada diez días en algún lugar de España".