Susana Díaz

El tren es cosa de todos

La política y las instituciones de todos los niveles territoriales podríamos hacer un esfuerzo por situar la colaboración por encima del tacticismo electoral

MANZANEQUE (TOLEDO), 05/05/2025.- El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente (2d), se ha desplazado esta tarde a Manzaneque (Toledo) para conocer sobre el terreno la dinámica y condición de los cortes de cable sufridos en la tarde de ayer en la línea de alta velocidad Madrid-Sevilla. Puente ha asegurado que "la hipótesis más posible es la voluntad deliberada de causar un daño en esta vía". EFE/ Mº de Transportes SÓLO USO EDITORIAL / SÓLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICI...
Puente apunta a la "voluntad deliberada de causar un daño" en el robo de cable en el AVEMº de TransportesAgencia EFE

Aquel 14 de abril de 1992 cambiaron muchas cosas en nuestro país en un trayecto de tan solo 450 kilómetros (km) que a partir de ese momento sería cuantificado en tiempo y no en distancia.

Comenzó una apuesta por la modernidad de España, por la movilidad sostenible a través del transporte público y, sobre todo, un diseño para vertebrar el territorio a través de la alta velocidad, empezando por el olvidado sur de nuestro país hasta ese momento.

Más de 30 años después, contamos con la red de alta velocidad más grande de Europa y la segunda del mundo, solo por detrás de China.

En torno a 4.000 km que se han convertido en la apuesta más importante del sistema ferroviario español, respondiendo al anhelo generalizado de todos los territorios de contar con esta infraestructura (la deuda con Extremadura es incontestable a día de hoy) y que al mismo tiempo nos debe llevar a analizar algunos elementos colaterales que ha conllevado.

Me importa más mi país que la táctica o el desgaste del adversario

Si analizamos la inversión al menos en los últimos quince años, veremos con claridad que el parón presupuestario generado a raíz de la crisis financiera, aún hoy, se sigue sintiendo en nuestras infraestructuras.

Tampoco podemos olvidar las responsabilidades de unos y otros gobiernos, ahora que algunos se apuntan al "y tú más" tan manido y poco creíble por los ciudadanos.

Quien no recuerda los famosos Avril de Talgo con su sinfín de averías que continúan arrastrando y la reclamación millonaria de Renfe en una operación que se vendió como un ahorro para las arcas públicas.

Las actuales inversiones en modernización, ampliación de la capacidad de determinadas estaciones a lo largo del territorio y mejora de la señalización de la red más antigua (Madrid-Sevilla) no serán percibidas en el corto plazo por los usuarios.

Me importa más mi país que la táctica o el desgaste del adversario

Es indudable el aumento del número de usuarios y de trenes, en torno a 40 millones en el año 2024, pero tenemos la necesidad imperiosa de que la apuesta por nuestros cercanías y media distancia sea la que necesitamos; tenemos esa deuda porque es indudable que el mayor esfuerzo en inversión lo ha concentrado la alta velocidad, todo ello a pesar de que la inversión ejecutada en 2023 superaba los 1.429 millones de euros, casi el doble que el año anterior.

No podemos olvidar tampoco que en estos momentos tendremos también que hacer frente al segundo proceso de liberalización, y quizás sea el momento para revisar o reflexionar si el canon por kilómetro/tren que pagan las operadoras privadas en España, en comparación con otros países como Alemania, donde es mayor, es suficiente para el mantenimiento y la mejora de la calidad del servicio y no vuelva a recaer en mayor medida en la inversión que debe hacer el Estado.

Estos días hemos hablado de hechos puntuales, de robo de cables de cobre, retrasos e incidencias, algo que considero no debe orillar el debate de qué movilidad sostenible queremos tener a través de nuestro transporte público.

Indudablemente, debemos mejorar la empatía y la gestión de las emociones y situaciones que se producen en cada una de las incidencias que se sufren en el sistema ferroviario.

Son francamente mejorables a pesar del enorme esfuerzo que hacen los trabajadores en cada una de ellas. Trabajar por generar una marca es el reto más importante al que se enfrentan cada día empresas e instituciones en nuestro país y en cualquier lugar del mundo.

Nuestra alta velocidad durante mucho tiempo consiguió lo más valioso: ser asociada por los ciudadanos y por el conjunto de la sociedad como ejemplo de fiabilidad, competencia y puntualidad. Construir una marca es lento y costoso; perderla puede ser realmente rápido.

Quizás la política y las instituciones de todos los niveles territoriales podríamos hacer un esfuerzo por situar el diálogo y la colaboración por encima del tacticismo electoral. Nuestro sistema ferroviario tiene que ser un elemento de interés nacional y como tal deberíamos afrontarlo entre todos. En la situación actual, en sus luces y en sus sombras, todos los gobiernos tienen su contribución.

Ese bendito rapidillo, como lo llamaban algunos incrédulos, en 1992 pasó a ser patrimonio de todos los españoles. Empezó viajando al Sur para poder llegar al Norte y demostró que cuando la política es útil, cambia la vida y la historia de los españoles, pero de esto, ya si acaso, nos da para un capítulo aparte.

Susana Díaz Pacheco, senadora, fue presidenta de la Junta de Andalucía por el PSOE entre 2013 y 2019