Familia

“A pesar de ser un país musulmán, en Dubái los occidentales tenemos bastante libertad respetando los mínimos”

Testimonio de familia española expatriada

“A pesar de ser un país musulmán, en Dubái los occidentales tenemos bastante libertad respetando los mínimos”
“A pesar de ser un país musulmán, en Dubái los occidentales tenemos bastante libertad respetando los mínimos”larazon

Sandra Isla es barcelonesa, está casada y es madres de tres hijos de 11, 9 y 7 años. Actualmente vive expatriada en Dubái pero antes estuvo siete años en Londres y en dos meses se irán a vivir a Singapur. Los motivos por los que lleva tantos años fuera de España son, como casi todas las familias expatriadas, la carrera profesional de uno de los dos, generalmente del marido.

Esa carrera que les está llevando a vivir de país en país cada cierto tiempo es la banca de inversión a la que ya se dedicaba él cuando ambos se conocieron. En aquél entonces Sandra trabajaba en un puesto de banca en Londres. Puesto que dejó para acompañar a su familia. “Profesionalmente me he ido adaptando a mis circunstancias, dejé un puesto de directora de marketing en Barcelona para irme a Londres donde trabajé en banca y dejé ese puesto cuando nos trasladamos a Dubái donde fue complicado trabajar aunque no imposible ya que seguí haciéndolo como consultora de estrategia comercial de empresas españolas, especialmente las del sector médico. Hace años, sin embargo, y dadas las trabas, tomé una de las mejores decisiones profesionales de mi vida tanto en lo personal como en lo profesional creando mi propia empresa online de productos de cuidado personal con el que me siento totalmente cómoda ya que, además de distribuir mis productos en 54 países de todo el mundo, todo lo hago desde mi casa pudiendo así disfrutar de la crianza de mis hijos. Lo bueno de los negocios online es que los puedes gestionar desde cualquier parte del mundo que tenga wi-fi. Después de trabajar para otros durante muchos años ahora todo lo que siembro es para crezca mi negocio, y al cambiarme de país no dejo atrás el tiempo y esfuerzo invertido. Así que estoy muy contenta”.

¿Cómo es la vida familiar en un país como Dubái?

A prácticamente todo el mundo les suena el nombre de Dubái pero pocos saben situarlo en el mapa y menos aún reconocen las ventajas que tiene a pesar de las restricciones que, como país musulmán, tiene para un occidental acostumbrado a otro tipo de libertades. Dubái es uno de los siete emiratos de Emiratos Árabes Unidos. Situado en pleno golfo Pérsico, en el desierto de Arabia, es uno de los países más ricos del mundo por sus reservas petrolíferas. En teoría es una monarquía constitucional encabezada por el jeque Mohamed bin Rashid Al Maktum desde 2006 pero en la práctica sus costumbres están más bien regidas por una fuerte influencia del Islam y la cultura beduina. Lo que sí es verdad es que los occidentales cuentan con una libertad bastante amplia sobre todo si lo comparamos con países de la zona como Arabia Saudí.

Tal y como nos cuenta nuestra protagonista, “en Dubái se respetan las distintas culturas y religiones, tenemos una comunidad católica en la que los niños se pueden preparan para la comunión e incluso podemos celebrarla aquí. Lógicamente estamos en un país musulmán y debemos respetar el ramadán, pero cada vez más ellos se adaptan a la gran comunidad de expatriados que tienen. A modo de anécdota hace ocho años no encontrabas adornos navideños y ahora puedes encontrar nacimientos en cualquier supermercado.

Mujer, trabajo y maternidad

Para entender la situación laboral de la muejr en Dubái hay que hacer dos diferenciaciones. Por un lado está la mujer extranjera o expatriada como nuestra protagonista. La mujer expatriada -explica Sandra Isla- normalmente viene “sponsorizada” por su marido (al cual le sponsoriza a la vez la empresa que lo contrata), y en su visado por norma te ponen “Not Allowed to Work” (no se permite trabajar). Al principio te impacta pero si consigues un trabajo y con una serie de requisitos, te cambian el visado y puedes trabajar y ya no dependes de marido sino de la empresa”, explica. La baja por maternidad es de seis semanas.

En cuanto a la mujer de Dubái la verdad es que son pocas las que trabajan, explica Sandra. Las ricas no lo necesitan y las pobres, tampoco. Las clases bajas tienen muy buenos sueldos. En este país no existe el paro y un funcionario de aeropuerto cuya misión es poner el sello en el pasaporte cobra 150.000 dólares al año, explica. Las mujeres aquí cuando se casan reciben un terreno, la mayoría no necesita trabajar y la que lo hace es generalmente en alguna institución pública. “Es una sociedad bastante machista, no llega a los niveles de Arabia Saudí pero lo es”.

Sanidad

El alto nivel de vida del que se disfruta hace que ninguno de sus ciudadanos esté desamparado frente a la sanidad a la que todos tienen derecho. “Sin embargo los extranjeros no disfrutamos de ese derecho por lo que es obligatorio por ley que la empresa que te contrate para venir aquí, te pague un seguro médico privado para toda la familia”.

En Dubái si dejas de tener trabajo como extranjero, tienes 30 días para abandonar el país, de lo contrario ellos mismos te echan.

Sandra Isla con sus tres hijos

Ser un país musulmán implica que las igualdades reales entre hombres y mujeres no existen y ellas siguen dependiendo del permiso de los maridos. “Hay que seguir algunas normas y puedes hacer una vida muy normal. Pero hay cosas en el que necesitas el permiso de tu marido por escrito, como por ejemplo, para sacarte el permiso de conducir local. Pero podemos conducir sin problema y vestirnos como queramos siempre respetando unos mínimos para la visión de una cultura islámica”. Sandra se refiere a que no tienen obligación de llevar abaya ni cubrirse el pelo como las mujeres locales pero tampoco estaría bien visto ir en minifalda, mangas de tirantes y escotes. Las demostraciones de afecto, por ejemplo, son causa de deportación. Es un país musulmán que, si bien es muy avanzado en muchas otras cuestiones, en estos temas así como la homosexualidad, se rigen por la mentalidad musulmana. De hecho esta última está castigada con la pena capital.

Basta con el sentido común para no tener problemas respetando sus normas -explica la española. Por ejemplo, los occidentales podemos beber alcohol siempre que tengamos un carné expedido por la empresa que nos ha contratado. Obviamente no todos los lugares dispensan alcohol, solo algunos restaurantes y hoteles y es ahí y en la intimidad de tu casa donde sí puedes hacerlo. Pero si tienes un accidente de coche y has bebido el castigo es la deportación inmediata, así que yo nunca me jugaría el tipo con algo así. Es un país en el que si respetas sus normas no vas a tener ningún problema”.

Además, Dubái tiene otras cosas muy buenas como su nivel en ciencia y tecnología. Cada vez es mayor la presencia de ciudadanos occidentales, hecho que les hace ser cada vez más “abiertos”. Como la propia Sandra reconoce: “Dubái es “Las Vegas” del Middle East y quieren tener turistas y empresas y por eso se han modernizado más que otros países árabes. Haciéndonos la vida más fácil.

Educación

Los hijos de Sandra acuden a un colegio que sigue el curriculum inglés, “educación que me encanta y que podrán seguir en Singapur, lo que les convierte en niños movibles y totalmente ciudadanos del mundo. Para los niños es un país muy agradable para vivir con unos colegios con instalaciones alucinantes y muchas facilidades para el deporte. Yo les digo que viven en Dubailand y que disfruten ya que empezamos el día muy pronto, sobre las 6:00 pero que les permite, al salir del colegio a las 14:30, poder hacer muchas actividades después del colegio como deporte o disfrutar de sus amigos en la piscina cada día. La mayoría de los expatriados vamos a colegios británicos o americanos donde nos mezclamos con muchas nacionalidades incluida la gente local. Curiosamente en el colegio británico de mis hijos asiste la hija de Sheik Mohamed a quien es habitual verle recogiendo a su hija”, comenta.

Sandra hace balance y reconoce que, aunque nuestra primera razón lógicamente fue seguir la carrera profesional de mi marido en finanzas, después de 15 años fuera nos hemos dado cuenta de que este hecho nos ha aportado cosas maravillosas como una unidad familiar invencible, una experiencia única, unos amigos por todo el mundo de por vida, y a los niños dominar idiomas como inglés, español, francés, saber árabe y ahora empezarán a estudiar mandarín en Singapur. “La comunidad española en Dubái es de matrícula de honor, tenemos una familia allí y eso nos va a quedar de por vida, explica. Lógicamente lo que más se echa de menos es la familia y amigos que dejas en España, pero hoy en día las redes locales y las nuevas tecnologías te ayudan mucho a sentirte más cerca y a cuidarlos aunque estés lejos”.

Como cada sitio del mundo tiene sus cosas buenas y malas, Sandra prefiere quedarse con lo bueno que, según ella es “el respeto por otras culturas, la seguridad, la tranquilidad, nosotros no cerramos nunca la casa y mi coche siempre tiene la llave dentro, y no me han robado en 8 años. Cuando llego a España tengo q acordarme y ser más cuidadosa”.

A los locales de Dubái, España les encanta –reconoce- Y todo el mundo ahí sabe perfectamente qué país es, bien porque lo han visitado, bien porque lo quieren visitar. Pero sobre todo (mal que le pese a muchos), España en Dubái es conocidísima por ¡el fútbol! Sandra se despide reconociendo que para ella, “como España no hay nada pero hay que saber adaptarse y ver la parte positiva de la vida del expatriado, siempre con ganas de volvera nuestro increíble país, pero disfrutando de lo que tenemos que es mucho.