Informe
Emergencia: la salud mental de los jóvenes va de mal en peor y no hay recursos para afrontarlo
La pandemia ha agravado una situación ya de por sí preocupante, impactando de forma más acentuada a las mujeres y poniendo así de manifiesto un sesgo de género en los trastornos
Desde hace años, la salud mental de nuestros niños y jóvenes preocupa y esta problemática se ha acentuado aún más a raíz de la pandemia, sin embargo, los recursos que la administración destina a subsanar esta situación son del todo insuficientes, evidencian desequilibrios territoriales y no se adaptan a las necesidades de sus usuarios y ello es especialmente grave por cuando los problemas de salud mental de la juventud se pueden perpetuar en la vida adulta si no se tratan y gestionan de manera eficiente.
"Vivimos una situación de emergencia, que se ha intensificado con la pandemia, pero que ya existía previamente", señaló Julia Rosanna Sánchez-Valverde, presidenta del Consejo Nacional de Juventud de Cataluña (CNJC), durante la presentación del informe La situación de la salud mental en la juventud catalana, que ha elaborado conjuntamente con Salud Mental Cataluña. Y es que en torno a un 14% de los jóvenes sufre algún problema de salud mental y la afectación proporcional de los trastornos mentales en jóvenes es más elevada que en las personas adultas, como demuestra el dato que apunta que entre 2016 y 2019 los centros de salud mental infantojuveniles (CSMI) atendieron de media anual 3,8 jóvenes por cada 100, es decir entre medio punto y un punto más que los adultos que fueron atenidos en los centros de salud mental para adultos (CSMA) anualmente en el mismo periodo, una distancia que ha ido en aumento.
Esta situación, además, no ha hecho más que agravarse con la pandemia y prueba de ello es que el Hospital Sant Joan de Déu incrementó un 47% las urgencias por salud mental en 2021 respecto al año anterior. De hecho, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), un 42% de los jóvenes reconocía haber llorado y sentido tristeza y desesperanza por las consecuencias de la pandemia, cuando la media general era del 35,1%, y, al respecto, cabe señalar que las personas de entre 18 y 34 años fueron las que más visitaron los centros y servicios de salud mental y la franja de edad que registró más casos de angustia y ansiedad, algo especialmente evidente entre las mujeres.
Sesgo de género
En este sentido, los datos de la Encuesta de Salud de Cataluña (ESCA) indican que las jóvenes con algún trastorno mental alcanzan casi el 15%, ocho puntos porcentuales más que los hombres, un sesgo de género que crece en la adolescencia pero que, a partir de los 25 años, ya se ha revertido la tendencia. Y, por supuesto, a ellas también les ha afectado la pandemia. La Encuesta de Salud de Barcelona pone de manifiesto que, si en 2016 las franjas de edad de entre los 15 y los 24 años y entre los 25 y 34 años eran en las que había menos prevalencia sobre la salud mental en las mujeres (18%), en 2021 fueron las franjas que más prevalencia registraron, superando en ambas el 35% de mujeres con problemas de salud mental. Es más, en la franja de los 15 a los 24 años ésta aumentó hasta el 38,2% para registrar un incremento de más de 20 puntos porcentuales, mientras que en los hombres la tendencia fue más suave, con una prevalencia del 26,6% entre los jóvenes de entre 15 y 24 años, es decir 11,6 puntos porcentuales menos que las mujeres de la misma edad.
Este sesgo de género se refleja de forma significativa en diversos trastornos concretos. Así pues, en lo que se refiere a la ansiedad, que es el trastorno más común y se ha intensificado, cabe indicar que fue el principal problema de salud mental de las menores de 18 años atenidas en urgencias en 2021, con un incremento del 61% respecto a 2019, y en cuanto a la depresión, pese a que la pandemia no ha alterado de forma significativa el número de jóvenes que la padecen, las chicas la sufren 3 puntos porcentuales más que los hombres y este fenómeno, que aparece en la adolescencia de forma muy acusada, se estabiliza en la edad adulta. Y en lo que se refiere a las autolesiones, vuelve a estar presente ese sesgo de género,
Se disparan los TCA y las tentativas de suicidio
Lo mismo sucede con los Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA), uno de los que más ha crecido, como ponen de manifiesto los datos de la encuesta de 2021 de la ACAB entre alumnos de secundaria. Según este informe, en el curso 2019-2020, un 4,5% de los estudiantes decía tener un TCA, porcentaje que subía hasta el 8% al curso siguiente, En la misma línea, en 2021 se dispararon las urgencias por menores de 18 años con TCA un 135% respecto al 2019, tal y como revelan los datos del Observatorio de Salud, mientras que los diagnósticos aumentaron un 56%, siendo así el trastorno que ha experimentado un mayor crecimiento.
La pandemia ha supuesto también un impacto significativo en lo que se refiere al suicido, que en 2020 fue la primera causa externa de muerte de los jóvenes en Cataluña, hasta el punto que solo en el primer trimestre de 2021, los CSMI atendieron tantos casos de tentativas de suicidio con en todo el 2019. De hecho, el Código Riesgo Suicidio de Cataluña ha detectado un incremento de las tentativas del 195% a raíz de la pandemia y, entre 2019 y 2021, en los CSMIJ las atenciones por este motivo aumentaron un 23,4% y las urgencias crecieron un 28,5%. Es más, según la Encuesta de Bienestar Emocional del Alumnado de 2022, el 8,8% de las personas entre los 10 y los 18 años manifestaba tener ganas de morirse.
Sin recursos ni red comunitaria
En definitiva, la salud mental de nuestros jóvenes es preocupantes, así como su bienestar emocional, como demuestra el hecho que entre 2018 y 2021 el porcentaje de jóvenes que admitía un malestar emocional rondaba el 20%, siendo aún más elevado entre las mujeres, y, tal y como advirtió Julia Rosanna Sánchez-Valverde, "hay una falta de recursos" para abordar esta problemática.
Según Salud Mental Cataluña, a día de hoy en Cataluña hay 407 servicios y recursos dedicados estrictamente a la salud mental o de tercer sector y 92 asociaciones y éstos se distribuyen de forma muy desigual en en territorio. La mayoría están ubicados en Barcelona ciudad, que cuenta con 158 recursos y 28 asociaciones, y, en el lado opuesto, son las comarcas gerundenses las que tienen menos municipios con asociaciones y las que disponen de menos recursos de salud mental. Es decir que, en este contexto, "no puede haber un seguimiento igual en todos los sitios", puesto que existe un desequilibrio territorial, denunció la presidenta de CNJC, quien además hizo hincapié en la necesidad de cambiar el modelo de atención para poner el foco en la "creación de una red comunitaria para hacer detección, prevención y acompañamiento". "Cuando la terapia acaba, si después no hay una red detrás, un entorno que cuente con recursos para ofrecer apoyo y acompañamiento a los jóvenes con problemas de salud mental, no puede haber una recuperación total", indicó.
En este sentido cabe señalar que en 2017, en Cataluña, había 2.228 camas psiquiátricas de larga estancia, una ratio mucho más elevada que en el resto de países de nuestro entorno, lo que indica que se sigue un modelo paternalista, en el que se aboga por ingresar y medicalizar al paciente agudo con problemas de salud mental, pero este sistema no da resultados, porque "cuando acaba su recorrido, no se ha generado una red social y comunitaria que le pueda seguir dando apoyo", insistió Sánchez-Valverde.
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