Maternidad

¡Quiero dormir! (y mi hijo no me deja)

La llegada de los hijos supone grandes alegrías...y menos horas de sueño

La falta de sueño cuando llegan los bebés es un clásico en casi todas las familias
La falta de sueño cuando llegan los bebés es un clásico en casi todas las familiaslarazon

Es llegar un bebé a casa y dejar de dormir. Los padres, somnolientos, harán lo que puedan los primeros meses para, por un lado conseguir dormir el mínimo imprescindible y para que los estragos se noten lo menos posible. Un poco de humor minimizará los “daños colaterales”.

Hace poco salieron unas divertidas imágenes del príncipe Guillermo de Inglaterra sentado en la Abadía de Westminster haciendo verdaderos esfuerzos porque su cabeza no se cayera hacia un lado, concretamente hacia el hombro de su futura cuñada, Megan Markel, porque literalmente se estaba quedando dormido en medio de un acto oficial. Enseguida tuvo la comprensión del resto de los mortales porque, por muy príncipe que sea, su recién nacido hijo se despierta, como todos los bebés cada poquito tiempo para comer. Fue interesante ver que es bastante probable que si eso le sucede a él es porque, se supone, que también se encarga de su hijo por las noches.

Que dormir es un placer no está en discusión. Que, además, es sano y la falta de sueño pasa factura al cuerpo y a la mente tampoco es ninguna novedad. Sin embargo no siempre podemos dormir. A veces porque no podemos, otras porque estamos enfermos y el clásico de entre los clásicos es cuando hay bebés (y no tan bebés) en casa.

Todos los padres saben que cuando llega un bebé a una familia hay muchas alegrías...y mucho sueño. El estómago con el que vienen programado es muy diminuto durante los primeros tres meses y sus necesidades de alimento cada intervalo de entre una y tres horas (dependiendo de cada bebé), hace que se despierten también durante la noche. Algunos bebés empiezan a dormir una media de cinco o seis horas seguidas desde los cuatro o cinco meses. Otros, hasta el año no lo logran. El caso es que en la mayoría de las ocasiones los bebés no duermen las ocho horas del tirón que la ciencia dice que es necesario para poder rendir cuentas al día siguiente.

¿Qué pasa cuando no dormimos? Pues que nos pasa factura. Y si es día tras día, mes tras mes, la cosa se va complicando y los agotados padres acusarán los efectos en irritabilidad, ojeras, cansancio, falta de concentración...

De hecho los libros sobre cómo intentar que el bebé duerma en todas sus versiones, son casi siempre muy demandados.

Esta es la realidad de madres y padres cuando un bebé llega al hogar o se convive con varios niños. En ambos casos, además de la felicidad de la maternidad/paternidad, los padres (aunque es mayoritario el número de mujeres que se coge la baja cuando nace el bebé) tienen que asumir que, el tiempo que va a poder dedicar al descanso, se va a ver drásticamente recortado -en cuanto al número de horas-. “Las conclusiones de muchos estudios no solo muestran”, en palabras de la doctora Berta Pinilla, médico psiquiatra especialista en terapia familiar del Grupo Doctor Oliveros, “que las madres casi nunca van a poder dormir y descansar lo suficiente. Además, indican que lo normal es que la mayoría de las madres sientan una aguda sensación de cansancio durante todo el día”. Algo que es lógico, sobre todo durante los primeros meses de vida del retoño, ya que ella es la que alimenta al bebé, mediante la lactancia. Además, les guste o no, tengan más o menos energía para conseguirlo, los padres siempre tendrán que asumir que su agenda puede cambiar en cualquier momento. Porque ¿quién sabe cuándo habrá que acudir a una cita de última hora con el pediatra o cuándo tocará ser la anfitriona de una fiesta de pijamas? En estás circunstancias, lo lógico es que haya que agotar toda la energía que se tenga en reserva... y esa reserva suele acabar por agotarse.

El triptófano llama al sueño

Otra consecuencia de tener bebés o niños pequeños que duermen poco, es que el rostro se verá demacrado, transmitirá esa falta de descanso. Sin embargo, peor aún que eso será el desgaste físico que sufrirá, consecuencia de no estar cuidando bien de su salud. Para compensar este desgaste, además de dormir y según Carmen Verdú Lázaro, especialista en Nutrición y Dietética y Ozonoterapia, “habrá que tener en cuenta lo importante de llevar un régimen de comidas a base de una alimentación equilibrada y saludable... lo que, dicho sea de paso, también servirá de buen ejemplo para los hijos”. La nutricionista Carmen Verdú aconseja, para tener un descanso de calidad, consumir alimentos ricos en triptófano, un aminoácido precursor de la serotonina y de la melatonina, la hormona del sueño “entre las proteínas ricas en triptófano están la leche, la yema de huevo, las carnes de pollo y pavo y los pescados azules que, además, aportan ácidos grasos omega 3. Las frutas más ricas en triptófano son la piña, el plátano, el aguacate y la ciruela. También hay verduras ricas en triptófano, sobre todo el brócoli”.

Mejorar la función cerebral

Los padres que tienen un buen descanso siempre van a poder pensar con más frescura y actuar más rapidez. Comenzar el día los ojos brillantes, tras una noche de descanso placentero, permitirá asumir las rutinas de la mañana -las laborales y las familiares- de mucha mejor manera. Según la doctora Berta Pinilla, “dormir mal afectará a las funciones cerebrales y ese mal funcionamiento se manifestará en síntomas o sensaciones como apatía, desgana, irritabilidad, nerviosismo, cansancio, falta de atención, fallos de memoria, de concentración e incluso depresión”.

Más saludable, pero, también, más guapos

Un estudio realizado, en el año 2015, por la publicación especializada British Medical Journal, lo demostró. Para ello, se realizó el siguiente experimento. Se fotografió a veintitrés personas saludables después de una noche de sueño placentero... y otra no tanto. Cuando otros sesenta y cinco voluntarios evaluaron ambas series de fotos, su conclusión fue que, después de haber descansado, los individuos participantes se veían más saludables, pero también más atractivos.

Ahora que llega el día de la madre: El mejor secreto de belleza y salud de una madre: dormir

Yolanda Valdehita, además de estilista y propietaria de Ararat, tiene dos hijos. Por eso sabe que una madre trabajadora suele tener ocupadas todas las horas del día “por tener que atender a tu familia y a tu trabajo, siempre sueles necesitar un tiempo extra. Entonces, lo primero que vas a hacer es reducir tu ya escaso tiempo de descanso. Vale, es cierto que se puede vivir, o sobrevivir, con sólo tres o cuatro horas de sueño cada noche. Sin embargo, nada funcionará correctamente, ni en el cuidado de los hijos ni en la atención al trabajo, con tal déficit de descanso. Además, no dormir lo suficiente afecta tanto a tu salud como a tu aspecto físico. Todo se acaba pagando”. Conclusión: para una madre trabajadora dormir lo suficiente, será la única manera de mantener la atención, y actuar correctamente, en todas las parcelas y responsabilidades de la vida. Claro, que, como dice Yolanda “no siempre querer es poder, aunque hay que intentarlo”.

Sin embargo, como tener malas noches, siendo madre, es algo inevitable, la estilista Yolanda Valdehita, da algunos consejos para no perder el atractivo... pese a que las preocupaciones propias de la maternidad puedan tener, como consecuencia, malas noches “antes de irse a dormir, estaría bien hacer dos cosas. Primero, lavarse la cara con un jabón suave. Después, aplicarse un sérum reparador y una crema nutritiva en cara y cuello. Es importante hacerlo así porque es durante la noche cuando, además de autoregenerar las células de la piel, nuestro cutis es más proclive a absorber cualquier tratamiento”. Además, Yolanda da otro consejo de esos que siempre dan madres y abuelas “rocía tu almohada con un espray de aceites esenciales de lavanda. El aroma de lavanda es tranquilizador y esto ayudará a conciliar el sueño”. Así que, felices sueños y a dormir.