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Vacaciones en familia en la República Checa. ¿Y por qué no?

El país eslavo es un destino turístico que mejora sus estadísticas con fuerza para viajar con niños

Vacaciones en familia en la República Checa. ¿Y por qué no?
Vacaciones en familia en la República Checa. ¿Y por qué no?larazon

En la República Checa saben que viajar en familia supone contar con experiencias que sorprendan tanto a niños como a adulto.

En la República Checa saben que viajar en familia supone contar con experiencias que sorprendan tanto a niños como a adultos, por eso proponen combinar actividades inolvidables para los niños, como lanzarse en tobogán desde un mamut gigante o perderse en un laberinto de espejos con otras más atractivas para el resto de la familia. Es el caso de los tratamientos en el Balneario de Lednice o de las cenas con vistas al puente Carlos de Praga. A continuación algunas de las propuestas más destacadas para la época del buen tiempo checo.

Arroyos y bosques en el Parque Nacional Krkonoše y Snìžka

No hay nada que asombre más a los niños que pasar un día en contacto con la naturaleza. En el Parque Nacional Krkonoše, enmarcado por la montaña más alta de la Republica Checa, Snìžka, y fuente del río Elba, se ofrecen rutas senderistas y la oportunidad de sumergirse en la cultura y la gastronomía local. Las familias pueden elegir entre los tramos senderistas señalizados o ascender a la montaña con el teleférico. La sierra Krkonoše cuenta también con ciudades como Harrachov y Špindlerùv Mlýn.

Deslizarse en por las laderas de Špindlerùv Mlýn

La capital de montaña Špindlerùv Mlýn es el corazón de la estación de esquí más popular de la República Checa. En el centro de la ciudad hay un animado núcleo de bares y restaurantes, pero las actividades estrella se realizan al aire libre. Con la llegada de la primavera y el verano, el entorno se transforma mientras permanecen abiertas las 5 áreas de la estación. En ellas se puede realizar senderismo, pero también acompañar a los niños a sus dos parques infantiles o deslizarse por su pista de bobsleigh. Hay también cuadriciclos y pistas en las que descender en patín. En plena naturaleza y situado entre 715 y 1.310 metros de altura, este pueblecito de 1400 habitantes está rodeado de ríos, bosques y arroyos, en los que se puede disfrutar. Para alojarse, el hotel Praha es un típico chalet de apres ski invernal cuyo entorno permite estar en pleno contacto con la naturaleza desde que se pone un pie fuera del hotel. Aquí se pueden degustar además, algunos de los platos de la mejor gastronomía típica checa.

Los más clásicos cristales de bohemia en Harrachov

En pleno norte de la República Checa, justo en la frontera con Polonia, Harrachov es otro punto de encuentro. Con el buen tiempo, las familias se encuentran con la prominente silueta de la torre de saltos de esquí que da fama a la estación, pero a su alrededor la nieve se ha transformado en un vergel de bosques y arroyos en los que están señalizadas diversas rutas para practicar el cicloturismo o el senderismo. Los niños, además, disfrutan también del Museo del esquí de la localidad. Además, Harrachov es célebre desde el siglo XVIII por su cristal de Bohemia y conserva algunas de las fábricas de la época. Aquí se pueden adquirir las exquisitas piezas de Novosad & Son, la fábrica más antigua de Bohemia, que mantiene la manera tradicional de elaboración, con una planta de molienda de más de cien años accionada por una turbina de agua. Las otras actividades clásicas de la zona, la minería y la elaboración textil, permiten acceder a un buen puñado de interesantes visitas de arqueología industrial y a adquisiciones artesanales únicas.

El mariposario, el Museo de Lego más grande y la Praga gourmet

Las familias lo tienen muy claro en Praga. Los preferidos de los niños son el mirador de Petøín (y el asombroso funicular de 1891 que les lleva hasta allí), el Laberinto de espejos junto al mirador, el Museo del Lego más grande del mundo, la Casa de las Mariposas y los crucero por el río Moldava en diversos tipos de embarcaciones. Tras todas esas agotadoras experiencias, la capital ofrece un panorama gastronómico sobresaliente. Para experimentar la Praga más exquisitamente imperial hay que acudir al Café Louvre, el lugar de cita de las familias praguenses, auténticamente clásico, del servicio a la decoración, y de su carta de tartas. Para cruzarse con los praguenses está también Lokal, con una amplia variedad de cervezas artesanas y comida tradicional.

Recinto Lednice-Valtice

Lednice-Valtice es un área de 300 Km2 protegida por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad y que alberga dos palacios románticos, antiguo hogar de la familia Lichtenstein, rodeados de jardines, bosques y estanques. Mientras que los mayores pueden disfrutar del balneario situado en uno de los palacios, los niños son los más entusiastas del otro edificio, al que se puede llegar andando, en carruaje de caballos o en un barco que recorre un ramal del río Dyje. Una vez allí se visita el edificio histórico y se asciende hasta su minarete, que ofrece una vista de 360 grados sobre la arquitectura paisajística de estilo inglés que conforma los jardines. Sin salir del recinto, se ofrece una ruta de tres kilómetros entre las poblaciones de Lednice y Valtice que se puede efectuar en bicicleta o andando. Al paso de los caminantes surgen las ruinas Janùv Hrad, la capilla de Santo Huberto, el Obelisco, el templo de las Tres Gracias o el templo de Diana, entre otros edificios que le han valido a la zona el reconocimiento de la Unesco. También aquí se puede visitar el Salón Nacional del Vino, donde se proponen degustaciones de los pujantes vinos checos.

Dolní Morava

Dolní Morava, un pequeño pueblo de solo 300 habitantes en la región de Pardubice situado entre montañas, es la localidad que da paso a una estación de esquí regada por las aguas del río Morava. En verano se transforma en un destino natural secreto con algunas de las más extravagantes actividades pensadas para las familias. Es el caso del Sky Walk, una pasarela que se retuerce hacia el cielo, se alza llena de curvas sobre las copas de los árboles y permite una visión panorámica desde diversos puntos. Los niños también pueden tirarse en tobogán desde el interior de un mamut gigante con dos plantas de altura donde se les explica la historia de este animal. En el Parque de la Adrenalina caminan entre los árboles o descienden en tirolina, mientras que la pista de bobsleigh permanece abierta en estas fechas.

Parque Boheminium

El Parque Boheminium está situado al oeste del país, cerca de la frontera con Alemania. Es un parque con monumentos miniaturas checos (palacios, castillos, obras de ingeniería...) con 75 pequeñas réplicas. Al parque se puede acceder en un teleférico que forma parte de la experiencia.

El Museo Valaco en la naturaleza

El Museo Valaco en la naturaleza es el museo al aire libre más grande y más antiguo de Europa Central y trata de recuperar y poner en valor las artesanías tradicionales y el arte popular. Declarado monumento cultural nacional, cuenta con más de 100 objetos originales divididos en varias áreas. La más destacada es La ciudad de madera que representa una pequeña aldea campestre del siglo XIX y principios del XX. Aquí se puede ver cómo se procesa el paño, el proceso de moler el trigo, el cortado de placas, el prensado de aceite y el trabajo con el hierro. También se pueden degustar las especialidades gastronómicas locales y probar alguno de los oficios olvidados.

Fotos cedidas por: Mariánské láznì y Rožnov pod Radhoštìm