
Memoria
Así es la emblemática cruz de Vigo que los nacionalistas quieren retirar por considerarla franquista
El monumento, erigido en 1961 y resignificado en democracia, vuelve al centro del debate tras la petición del BNG

En las primeras horas de la jornada, cuando Vigo suele despertar de modo lento y silencioso entre las luces del puerto, una silueta de piedra se mantiene firme. Es la cruz de O Castro, que vigila desde hace más de seis décadas la ría y el casco urbano. Para algunos, apenas dos travesaños que se cruzan; para otros, un símbolo que, según como se mire, supone un recuerdo o una infamia. Hoy, vuelve a estar en el centro de una polémica que ya es recurrente.
A required part of this site couldn’t load. This may be due to a browser
extension, network issues, or browser settings. Please check your
connection, disable any ad blockers, or try using a different browser.
El BNG ha exigido la retirada inmediata del monumento al considerarlo “un símbolo franquista y no religioso”, un elemento de exaltación de la dictadura que —afirman— debe desaparecer en cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática.
Así lo defendieron el diputado Néstor Rego y el portavoz municipal Xabier Pérez Igrexas en su comparecencia bajo la propia cruz, donde reivindicaron la “necesaria reparación” a las víctimas del franquismo y denunciaron que su mantenimiento supone “perpetuar” un homenaje impulsado por la dictadura.
Los nacionalistas reclaman al Gobierno central que incorpore el monumento al catálogo de símbolos franquistas que está elaborando, lo que permitiría su eliminación. La petición llega, además, tras recordar que la resolución judicial que avaló su permanencia es anterior a las leyes estatales de memoria y, según el BNG, ya no responde a la normativa vigente.
Origen franquista
La historia de la cruz no deja demasiadas dudas sobre su naturaleza original. Fue la Falange Española Tradicionalista y de las JONS quien impulsó en 1959 su construcción. El proyecto definitivo, aprobado en 1961, planteaba una cruz monumental de 12 metros de altura, acompañada de coronas de laurel, emblemas falangistas y requetés, dos escudos —el de Vigo y el preconstitucional de España— y una inscripción inequívoca: “Caídos por Dios y por España. ¡Presentes! 1936-1939”.
La factura de los trabajos en bronce ascendió a 85.000 pesetas de la época. El conjunto fue inaugurado el 14 de septiembre de 1961, durante una visita de Franco a la ciudad, como homenaje a 330 fallecidos del bando sublevado.
Durante años, el monumento fue escenario de actos y conmemoraciones franquistas, especialmente cada 20 de noviembre, aniversario de la muerte de José Antonio Primo de Rivera. Con la llegada de la democracia, su presencia comenzó a generar controversia.
La resignificación de 1981
En plena Transición, el Concello de Vigo decidió dar un giro al significado de la cruz. El 30 de junio de 1981, la primera corporación democrática aprobó por unanimidad instalar en ella una placa con el texto: “Por los muertos de la Guerra Civil 1936-1939”.

El objetivo era convertirla en un símbolo de reconciliación y evitar la lectura de vencedores y vencidos. Sin embargo, con el paso del tiempo aquella placa se retiró, al igual que el resto de símbolos franquistas originales: escudos, coronas, bajorrelieves e inscripciones. Hoy, solo permanece el escudo de Vigo en la parte posterior.
La polémica retornó con fuerza en 2014, cuando una sentencia del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nº 2 obligó al Concello a retirarla al considerar probado que su significado original seguía vigente y que la mera eliminación de la simbología franquista no bastaba para convertirla en un elemento neutro.
Pero el gobierno municipal recurrió y, en 2015, el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia le dio la razón: la cruz, ya desprovista de emblemas preconstitucionales, podía entenderse como un símbolo religioso y no de exaltación. Una magistrada emitió un voto particular defendiendo su derribo. El Tribunal Constitucional rechazó posteriormente admitir a trámite el recurso de la Asociación Viguesa pola Memoria.
Permanente debate
Desde los años ochenta, distintos grupos y colectivos han reclamado su retirada o traslado. El Partido Comunista lo pidió en 1980; en 2006, el pleno aprobó eliminar simbología franquista “incluida la cruz”; en 2008, se recogieron más de 4.000 firmas solicitando su derribo. En 2013, el BNG volvió a presentar una moción similar, rechazada por PP y PSOE, que apelaron al valor de reconciliación otorgado en 1981.
Incluso se planteó su traslado a una iglesia o espacio gestionado por la Diócesis, una alternativa que finalmente no prosperó.
Con la nueva Ley de Memoria Democrática, aprobada en 2022, la cruz no tiene asegurado su futuro ni su desmontaje: el texto obliga a retirar inscripciones de exaltación, pero permite mantener elementos resignificados, algo que el Concello considera cumplido. Para el BNG, en cambio, su origen es inseparable de la intención propagandística del regimen franquista.
✕
Accede a tu cuenta para comentar


