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Turismo

Este es el pueblo gallego que esconde los mejores percebes del mundo

Cuarenta personas, cuatro horas al día y un precio que alcanza los 200 euros el kilo configuran parte del llamado “oro negro” de Galicia

Laxe (A Coruña). Turismo de Galicia

La luz de la primera hora del día baña la playa de Laxe (A Coruña) mientras las olas del Atlántico susurran una antigua canción, más suave y tranquila a medida que el océano suaviza su impacto al adentrarse en la ría de Comer y Laxe.

Allí, en plana Costa da Morte, las barcas de pesca cabecean en el puerto, impregnadas de un aroma de sal y de algas; las casas, blancas o en piedra, salpicadas junto a la orilla, parecen también amanecer. Y entre las rocas que dibuja la bajamar, asoma el tesoro más codiciado de Laxe: los percebes, “oro negro” gallego que aquí se considera el mejor del mundo.

La historia de Laxe se entremezcla entre la tierra y el mar. Su propio nombre proviene de la palabra gallega “laxe”, que significa laja o piedra plana, aludiendo a las rocas litorales que conforman su paisaje. En el siglo XIV, estas tierras pasaron a formar parte de los feudos de la poderosa casa de Moscoso. Pero no fue hasta el siglo XIX cuando Laxe se emancipó para convertirse en municipio propio.

Con una larga tradición marinera, su cofradía de pescadores y la actividad pesquera han sido pilares de su economía. Hoy, sin perder su esencia, Laxe combina mar, historia y hospitalidad.

Naturaleza y encanto marinero

Laxe posee una riqueza paisajística excepcional. Su playa urbana, de arena fina y casi un kilómetro y medio de longitud, es una de las mejores de Galicia. Las aguas, tranquilas gracias al abrigo de la ría, la convierten en un destino ideal para familias. A un lado, el puerto; al otro, el paseo marítimo donde los vecinos disfrutan de las tardes templadas.

Cruceiro con la villa al fondo. Wikipedia

El casco antiguo mantiene su carácter tradicional. Entre sus calles estrechas y casas de piedra se alza la iglesia de Santa María da Atalaia, del siglo XIV, situada en una loma con vistas al puerto. En sus alrededores, las mujeres de pescadores esperaban el regreso de sus maridos. Esa escena inspiró la escultura "A Espera", junto al faro, que recuerda la vida dura del mar.

Otro punto de interés es el Museo do Mar, ubicado en el antiguo cuartel de la Guardia Civil. Este centro recoge la memoria marinera del pueblo: mapas náuticos, redes, fotografías antiguas y maquetas de barcos. Un recorrido por su interior permite comprender la identidad de Laxe.

Los percebes de Laxe

Pero si algo pone a Laxe en el mapa son sus percebes, considerados un manjar difícil de explicar. No en vano, la costa de Laxe comparte aguas con Punta do Roncudo, el cabo vecino cuyos percebes se celebran como los más sabrosos del planeta

¿Qué hace a estos crustáceos tan especiales? Los expertos señalan que aquí confluyen condiciones únicas: el choque constante de las olas oxigena el mar, la temperatura y salinidad del agua son idóneas, y la orientación soleada de las rocas donde crecen favorece su desarrollo.

El resultado es un percebe de carne tersa y exquisito sabor a mar, una explosión de océano en cada bocado. Pero alcanzar este tesoro no es empresa fácil. Cada mañana, un puñado de valientes percebeiros de Laxe –unas 40 personas, entre ellas sólo una mujer– se enfundan el traje de neopreno y se juegan la vida en las rocas batidas por el oleaje.

Aprovechan la breve ventana de la marea baja, apenas cuatro horas al día, para descender a los puntos más castigados por el mar, allí donde los percebes anclan sus uñas fuertes.

Percebes.Turismo de Laxe

Armados únicamente con una rasqueta metálica (la ferraia) y un saco, se aferran a la piedra mientras las olas rugen alrededor. Cada movimiento requiere máxima concentración: un descuido, un golpe de mar inesperado, y la Costa da Morte hará honor a su nombre.

Sin embargo, la recompensa lo vale: durante las fiestas navideñas, cuando el percebe escasea, su precio en la lonja puede alcanzar hasta 200 euros el kilo. Saben bien que lo que arrancan de esos acantilados es un lujo culinario, cotizado como el oro negro de Galicia.

La extracción del percebe forma parte de la identidad de Laxe. Es algo más que un trabajo, es un ritual heredado de padres a hijos, que combina destreza, conocimiento del mar y coraje a partes iguales.

Los frutos de esta arriesgada faena terminan en los mejores restaurantes, pero también en la fiesta del percebe que cada verano celebra la comarca, donde la comunidad brinda por una cosecha segura y abundante. Y es que aquí todos comparten el orgullo: “Os percebes de Laxe, os mellores do mundo”, dicen convencidos, sabiendo que en cada uno de esos pequeños pedazos de mar late el alma de la Costa da Morte.

Laxe es un destino que enamora por su sencillez y belleza. Es el pueblo donde el Atlántico se vuelve cálido, donde las historias se cuentan con acento marinero y donde el tiempo parece ir más despacio. Entre acantilados, playas, faros y mesas llenas de sabor, este rincón de la Costa da Morte late con fuerza. Y en cada percebe, en cada ola, se escucha el alma de un pueblo que ha sabido vivir con y del mar.