Ola de incendios
Tres fuegos siguen activos en Galicia mientras se declara la zona catastrófica
Lugo acapara el incendio que más preocupa, el de A Pobra do Brollón, en donde ayer se decretaba la Situación 2
Galicia amaneció este martes con tres incendios forestales activos, después de más de dos semanas de lucha contra el fuego. La Consellería de Medio Rural confirmó la extinción de varios focos en Orense, Lugo y Pontevedra y la estabilización de algunos de los más devastadores, como los de Larouco o Chandrexa de Queixa, pero la huella de la ola incendiaria se cuenta ya en más de 90.000 hectáreas arrasadas, la mayor parte en la provincia de Ourense.
Así, el último balance recoge que en Lugo continúa activo el fuego que más preocupa en estos momentos, el de A Pobra do Brollón, iniciado el lunes en la parroquia de Abrence y que obligó a decretar la Situación 2 por su proximidad a los núcleos de Golmar, Conceado y San Pedro. Con 600 hectáreas calcinadas, los vecinos abandonaron sus casas de forma preventiva y la circulación sigue interrumpida en la LU-933.
En Orense permanecen activos el incendio de Avión, con 150 hectáreas afectadas, y el de Carballeda de Valdeorras-Casaio, que ya ha calcinado 4.700 hectáreas y llegó a rozar la cumbre de Pena Trevinca, la montaña más alta de Galicia.
Los peores, estabilizados
Entre los fuegos estabilizados figuran los que han marcado la tragedia de este agosto: el de Larouco-Seadur, con alrededor de 30.000 hectáreas arrasadas; el de Chandrexa de Queixa y Vilariño de Conso, con 19.000 hectáreas; el de Oímbra y Xinzo de Limia, con 17.000; o el de A Mezquita-A Esculqueira, con 10.000. Todos ellos concentrados en Orense, epicentro de la crisis. También permanecen bajo control los de Carballeda de Avia-Beade (4.000 ha) y Vilardevós (900 ha).
Por su parte, están extinguidos los fuegos de Vilardevós-Moialde (1.102 ha), Riós (164 ha), Montederramo (120 ha), Maceda (3.500 ha) y Vilaboa (72 ha), entre otros.
“Un puñetazo en el estómago”
La magnitud del desastre ha dejado a los municipios en shock. Enrique Barreiro, alcalde de Vilamartín de Valdeorras, lo describía, en declaraciones recogidas por Europa Press, como “un puñetazo en el estómago” y denunciaba un sector forestal “100% arrasado”, con aldeas como San Vicente de Leira o Cernego duramente golpeadas.
En O Barco, su regidor, Aurentino Alonso, lamentaba la “pérdida medioambiental tremenda”, mientras que la alcaldesa de Larouco, Patricia Lamela, cifraba en más de 40.000 las hectáreas arrasadas en la zona y recordaba que ya hay viviendas calcinadas.
Los alcaldes coinciden en la necesidad de replantear la gestión de los montes. Reclaman brigadas permanentes durante todo el año y un mayor control sobre las franjas perimetrales. “En cinco años abrimos cerca de 1.000 expedientes sancionadores, pero el problema sigue estando ahí”, explicaba Ogando, de A Gudiña.
Ayudas y zonas catastróficas
El Consejo de Ministros aprobará hoy la declaración de zonas catastróficas para las áreas más afectadas, y la Xunta celebrará este viernes un Consello extraordinario para articular un paquete de ayudas “cuantiosas”, según avanzó el presidente Alfonso Rueda. Se prevén apoyos específicos al sector vitivinícola, a viviendas y a la prevención de futuros incendios.
Las necesidades son urgentes: desde garantizar agua potable en municipios como A Rúa, hasta abastecimiento de forraje para el ganado en zonas como Oímbra o la reparación de viviendas en riesgo estructural. “Hemos metido agua y luz en algunas aldeas, pero ahora toca asegurar las casas en malas condiciones”, admitía el alcalde de Vilamartín.