La única cascada de Europa que desemboca directamente en el mar está en Galicia

En la Costa da Morte (A Coruña) los rincones y lugares con encanto se multiplican en cada uno de los entrantes y salientes de la costa. Es el caso de O Ézaro, un pequeño pueblo marinero con su paseo marítimo y su pequeño arenal acompañado de un centro histórico que merece, sin duda, una visita.

Pero en O Ézaro los verdaderos protagonistas no son obra del hombre, sino que se refugian en plena naturaleza, al aire libre: son el mirador y la cascada.

Esta la cascada, la forma el río Xallas en su desembocadura al mar. Situada en el municipio coruñés de Dumbría, el agua se precipita desde una altura superior a los cien metros en una caída libre hacia el océano frente al cabo Fisterra, que forma un pozo de más de veinte metros de profundidad.

De este modo, el lugar se convierte en algo único, no sólo por su belleza, sino también por un hito singular: estamos ante el único río en toda Europa que desemboca en cascada directamente en el mar.

Todo un espectáculo que se multiplica cuando se abren las compuertas del embalse de Santa Uxía y el agua comienza a bajar con fuerza por las laderas del monte Pindo.

Ya el Padre Sarmiento, en su ‘Viaje a Galicia’ de 1745, dejó escrito que “cae no haciendo salto o catarata, sino precipitándose y haciendo cascada y haciendo un pozo de inmensa profundidad, y peligroso y levantado uno como monte de espuma y polvoreda, pues el Ézaro lleva mucha agua”.

Durante el siglo XVIII, esta cascada servía como punto de referencia para los navegantes, ya que el vapor de agua que se elevaba era visible desde el mar.

Además de su belleza natural, la Cascada de O Ézaro también tiene un importante valor histórico y cultural. En sus alrededores se pueden encontrar restos arqueológicos que evidencian la presencia humana desde tiempos antiguos. Además, la cascada ha sido una fuente de inspiración para artistas y escritores a lo largo de los siglos.

El mirador

Pero si llegados a este punto uno piensa que ya lo ha visto todo, se equivoca. Muy cerca, a través de una carretera con pendiente, se llega al mirador del pueblo, en pleno Monte Pindo, donde se extiende una vista infinita de la Costa da Morte.

La desembocadura del río Xallas, las laderas del propio monte Pindo, la apacible ensenada de O Ézaro y los atardeceres del cabo Fisterra. Todo esto ofrece este inigualable mirador localizado en un saliente rocoso que hace de balcón natural, muy próximo a la cascada del Xallas.