Gastronomía
Monas de Pascua: un dulce universo animal
¿Un elefante o la Mona Lisa? El padrino elige. La tradición manda. Oriol Balaguer, Jordi Roca y Miquel Guarro diseñan creativas monas de Pascua
Parecen esculturas, pero son monas de Pascua. Mientras lanza chocolate sobre un plástico, el pastelero Oriol Balaguer nos cuenta durante la presentación de su nueva colección que comienza a diseñar las figuras casi cuando termina de amasar el último roscón de Reyes. Unas están relacionadas con la naturaleza y la arquitectura mientras que la línea dirigida a los más pequeños la centra en el universo animal. Es la más demandada por los padrinos. Produce más de dos mil creaciones y sólo en hacer una tarda dos días, ya que se trata de un trabajo manual muy laborioso en el que aplica varias técnicas innovadoras: «Con chocolate se puede hacer casi todo. Se trabaja como en el patronaje de moda, con plantillas», explica. Por supuesto, no escatima en calidad y usa el mismo producto con el que elabora sus bombones, chocolate Grand Cru 70 por ciento. En la trompa del elefante, afirma, ha invertido muchas horas. También, en los koalas en movimiento: «Todo el equipo propone ideas. También pedimos opinión a los clientes, incluidos los niños. Y de todo esto hacemos la selección».
Una mona «friki»
Jordi Roca lo ha vuelto a hacer: bañar de creatividad, talento y sentido del humor su mona. Para su presentación en sociedad, a través de Instagram, el postrero de El Celler de Can Roca interpreta a «El padrino» en una secuencia en la que su ahijado, su sobrino Martí, le dice: «Creo en la mona, es parte de la tradición, por eso vengo a pedirte una “tradicional”, porque no quiero ser otro año más el de la mona friki». «Pertenecer a esta familia tiene unos privilegios, pero también un precio que pagar y es que soy yo quien decide cómo se hace la mona cada año», contesta «El padrino». Dicho y hecho. ¿El resultado? Una riquísima y original Mona Lisa de chocolate, con un aire a la de Leonardo da Vinci, pero con rostro de chimpancé (34 euros). Roca ha vuelto a apostar por un sólo modelo, a adquirir en cualquier sede de Romcambolesc, creada con cacao de Venezuela y Costa de Marfil: «Nosotros elegimos el perfil organoléptico del chocolate y Cacao Barri se encarga de lograr la cobertura. Es de chocolate con leche, en cuyo interior encontramos unos cacahuetes envueltos en chocolate negro y polvo de cacao», añade Ale Rivas. Han contado con la escultora Montse Zurilla para hacer el molde de la figura, escogida «para acercar la cultura a los más pequeños», señala al tiempo que nos recuerda que colaboran con la Fundación Mona con una creación con aspecto de chimpancé. De chocolate con leche y negro, está rellena de unos bombones de plátano y todos los beneficios se destinan a la entidad dedicada al rescate de primates. De paso, pedimos en Rocambolesc el nuevo sorbete de fruta de la pasión y mango, dulce y cítrico al mismo tiempo, acompañado de un bizcocho de vainilla, pipas de girasol caramelizadas y un merengue de vainilla flambeado en el momento. Mientras lo probamos, hablamos de tendencias: «Al cliente le gusta conocer el origen de los ingredientes, porque huye de los bocados con esencias y colorantes». Obra de Ricardo Vélez son los huevos de Moulin Chocolat. Contienen chocolate negro y blanco, grajeas de avellana y huevecitos de Gianduja y son de diferentes sabores. Entre ellos, de violeta, pistacho, frambuesa y de «streusel» de avellana, aunque a nosotros nos encanta el de barquillo (18.50 euros). Y, padrino, si su ahijado es un apasionado de los personajes de Fornite, Marvel y de «El monstruo de colores», encárguesela a Escribà (www.escriba.es). Tradición manda.
Un cowboy de chocolate con leche y poco azúcar
Miquel Guarro (Hofmann) ha diseñado unas figuras «atractivas tanto para los más pequeños como para los mayores» con las que se aleja de los personajes animados de moda para inspirarse en la tan clásica princesa o en el «cowboy» que tanto nos gusta, más si es de chocolate de calidad.
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