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Mandolás, el blanco seco a contracorriente de Tokaj (Hungría)
Elaborado desde el año 2000 por la bodega Oremus
Mandolás es un vino a contracorriente: es el blanco seco que elabora desde el año 2000 la bodega Oremus (del grupo Tempos Vega Sicilia), enmarcada en la histórica región húngara de Tokaj, célebre por sus vinos dulces. La furmint, uva autóctona afamada por los vinos naturalmente dulces, ofrece en Mandolás una nueva interpretación: una elaboración de vino seco con potencial de guarda. La perfecta armonía de una tradición ancestral con la más moderna enología de precisión.
Sobre los suelos y parajes más sobresalientes se asientan las viñas de Mandolás, plantadas con los mejores clones de furmint procedentes de la parcela de Petrács, viñedo antiguo de la bodega con más de 50 años.
Cuando las uvas ofrecen el equilibrio y la perfecta madurez, los racimos se recogen a mano con una primera selección sobre las viñas. Tras un ligero prensado, la fermentación alcohólica se desarrolla en depósitos de acero inoxidable en un 85 % y en barricas nuevas de roble húngaro en un 15 %. Durante el periodo de crianza, el 70 % del vino permanece en barrica de roble húngaro durante los tres primeros meses con removido de lías cada semana (batonnage) y durante los tres meses siguientes en completa tranquilidad. El 30 % del vino realiza su crianza en acero inoxidable.
La alternancia entre tiempo frío y caluroso caracterizó la añada 2023. Mandolás Furmint es un vino joven, afrutado, con nariz y aroma frescos y, sin embargo, el vino tiene cuerpo y habla con una acidez viva. Gracias a la vendimia precisa de nuestros viñedos podemos conservar esta interesante tensión entre cuerpo y acidez en Mandolás.
El invierno enb la zona fue uno de los más atemperados de los últimos años, sobre todo enero, con temperaturas inusualmente suaves. Las precipitaciones invernales resultaron cuantiosas, por lo que los viñedos contaban con buenas reservas hídricas. Marzo arrancó frío, lo que retrasó la brotación unos tres días respecto al promedio. El desarrollo de la planta fue lento debido a esa primavera fresca, hasta que a finales de mayo la llegada del tiempo cálido intensificó el desarrollo de las cepas. Durante la primavera faltaron las lluvias, especialmente las de mayo.
La floración comenzó en los primeros días de junio, pero el tiempo fresco de mediados de mes prolongó el proceso.
Julio, seco y cálido, adelantó unos días la maduración. Agosto fue un mes de dos caras como el año, con las primeras semanas frías seguidas de una segunda mitad del mes excepcionalmente calurosa, con una ola de calor que detuvo la maduración y la acumulación de azúcar, y retrasó la vendimia. Afortunadamente, el tiempo seco de esas semanas evitó
la aparición del hongo botrytis, por lo que no interfirió en esta cosecha prolongada.