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Eugenia Silva: “En Nochebuena no ceno con la Familia Real, sino con la mía”

Ha llevado la Marca España por pasarelas de todo el mundo. apasionada de los negocios, apadrina Caleido, el nuevo rascacielos madrileño: «Es innovación».

Eugenia Silva. Foto: Jaime Boira
Eugenia Silva. Foto: Jaime Boiralarazon

Lleva el buen gusto impreso en su ADN y transpira clase allá por donde pisa. Eugenia Silva es referente para la moda y el estilo de nuestro país, uno de nuestros rostros más internacionales y, ahora, una embajadora de altura: ha apadrinando Caleido, la nueva torre de la Castellana. Tiene olfato para los negocios y lo mismo pone en marcha una productora de cine que una finca de cerdos ibéricos o un restaurante en Formentera. Mujer polifacética e imparable, aunque comparte su vida desde hace años con un Borbón, no se sentará en Nochebuena con la Familia Real: «Ceno con la mía», aclara entre risas.

–¿Qué tiene Caleido para que Eugenia Silva se involucre?

–Es innovación, es un proyecto maravilloso. Madrid necesita ideas de vanguardia y esta es realmente motivadora. Lo que más me fascina es la mezcla que consigue, la fusión entre universidad y lo último en avances médicos, moda, deporte o gastronomía. Es algo tan inesperado... Me paso la vida viajando y descubriendo tendencias, pero no hay nada que me divierta más que los proyectos apasionantes de diseñadores de interiores o arquitectos. Cuando me pidieron involucrarme no me costó nada decidirme a hacerlo.

–Caleido se suma al momento «planet friendly» que estamos viviendo.

–Es un rascacielos impresionante capaz de abrazar al entorno. Con amplias zonas ajardinadas, circuitos para pasear, hacer deporte, aulas amplísimas, un 90 por ciento de luz natural…

–Hablando de usted, ¿ser elegida entre las más elegantes puede resultar agotador?

–Todo lo contrario, me encanta. Es muy divertido, me entusiasma la moda y estar siempre buscando algo nuevo. No solo para producciones, sino también para mi día a día.

–¿Le cuesta mantenerse así de estupenda?

–Me cuesta más que hace 20 años, pero ahora también soy más disciplinada. Eso sí, como de todo cinco veces al día, lo mismo que mi familia. Me acabo de quitar el gluten por unas migrañas que sufría, pero aunque me gusta cuidarme no renuncio a un vino o una cerveza. Ahora salgo también a correr cuando puedo.

–Las que también están siempre estupendas son las «influencers». ¿Qué le sugieren?

–A mí me parecen monísimas, las que conozco son estupendas y muy inteligentes, se han hecho un «business» que ríete tú. La mayor parte tienen carrera universitaria, buen ojo, buen gusto y me parece muy válido cómo han conseguido hacerse su propio oficio. No olvidemos que tienen una enorme responsabilidad porque les siguen ejércitos de niñas que quieren ser como ellas.

–Mantenerse siempre así no es fácil. Si pudiera cambiar algo de su cuerpo ¿qué sería?

–¡No te lo voy a decir, que si no te fijas!

–¿Ha recurrido a la cirugía estética alguna vez?

–Sí, y no es la nariz.

–¿Qué se haría?

–Nada.

–En lo que también es experta es en hacer auténticas «cirugías estéticas» a sus casas. ¿Cuál es su favorita?

–Depende. Ayer venía de Extremadura llorando, no quería volver. Cuesta regresar cuando te encuentras tan a gusto, pero elegir una es muy difícil, en todas tienes una parte de ti. Me encanta la de Formentera, pero disfruto mucho en Madrid y también en Nueva York.

–Su última casa de Pintor Rosales quita el hipo.

–Es preciosa incluso vacía. Cuando les encargué a mis amigos Mafalda Muñoz y Gonzalo Machado, del estudio Casa Muñoz, el proyecto les dije que quería una casa bonita donde meter mis cosas. Lo consiguieron. Tiene una terraza preciosa con unas vistas espectaculares al parque del Oeste y a la Casa de Campo. Cada espacio es para disfrutarlo, es la suma perfecta entre la neoyorquina y la madrileña.

–Le será difícil elegir una ciudad para vivir.

–Sola me quedaría en Nueva York y en familia, en Madrid.

–Tanto espacio dará para algún capricho decorativo. ¿Cuál ha sido el último?

–Un mueble de Jacques Adnet.

–¿Y su última inversión en arte? Tengo entendido que le entusiasma.

–Un cuadro de Marta Hernández Gil.

–¿Qué música podemos encontrar en su «playlist»?

–Un poco de todo. Desde los Pecos a Leornard Cohen pasando por Harry Styles.

–Con tanto viaje ¿qué no falta en su maleta?

–De todo, por si acaso.

–¿Y en su bolso?

–Gafas, lentillas, cacao, móvil, llaves, tarjeta, unos «superzings» para los niños y alguna chuche.

–Hablando de niños ¿es de Reyes Magos o de Papá Noel?

–Reyes Magos, por supuesto…

–Si pudiera pedirles un superpoder ¿cuál elegiría?

–Volar, sin dudarlo.