Gente

El sufrimiento de Paz Padilla tras la enfermedad y muerte de su marido Juan Antonio Vidal

Cinco meses después de perder a su madre, la humorista y presentadora despide a su marido

No fue una muerte fulminante, desgraciadamente, el marido de mi queridísima Paz Padilla falleció el pasado sábado tras una dura y larga enfermedad. Hace tiempo, poco más de doce meses, se sometió a una serie de pruebas médicas en un hospital de Cádiz, donde residía, y le descubrieron un tumor cerebral. Su lucha constante y su fortaleza no hacían presagiar que el desenlace fatal estuviera tan cercano, aunque sus íntimos sí eran conscientes de la extrema gravedad de su estado. Por eso, la presentadora de «Sálvame» había espaciado tanto sus apariciones televisivas, y por tanto, a pesar de que se publicara que Telecinco prescindía de ella en la nueva temporada como jurado de «Got Talent», la realidad es muy distinta a como la pintan. Pidió unos días libres sabiendo que la enfermedad de su esposo ya no tenía remedio. Pero regresará al plató cuando lo crea conveniente. Su fuerza interior supera los avistes que le traen las vicisitudes de la vida.

Antonio Juan Vidal, a sus 53 años, era un hombre simpático y alegre, y la popular presentadora y actriz estaba enamoradísima del que sin lugar a dudas fue el hombre de su vida. Su pareja perfecta. A finales de 2019, dicen, los dos entendieron con amargura que el cáncer no tenía solución y que debían prepararse para tan dramático final. Y desde su círculo más próximo nos aseguran que intentaron convertir la pena en alegría, porque el sincero amor que les unía no podía separarlo ni la muerte.

Paz Padilla y su marido Juan Antonio Vidal
Paz Padilla y su marido Juan Antonio VidalPaz Padilla InstagramPaz Padilla

Paz sentía verdadera devoción por Antonio. Eran esposos, amigos y confidentes. Vivieron una gran historia sentimental, que ni la distancia –ella reside y trabaja en Madrid y él, en la capital gaditana– consiguió separarles. Cuando a la humorista le dijeron que su marido tenía cáncer le dio un vuelco el corazón. No es fácil reír cuando solamente se tienen ganas de llorar. Pero intentó ocultar la tragedia. Lloraba en su interior, nunca delante de los demás. Pero la procesión iba por dentro, y su pena y su dolor se los tragaba lo mejor que podía. Siempre tuvo palabras de ánimo para Antonio. La mejor enfermera para el mejor paciente. Con el plus de que ella trabajó en un hospital como auxiliar de enfermería, antes de entrar en el mundo del espectáculo.

Un segundo padre para Anna

Su hija Anna, nacida durante su matrimonio con quien fuera su representante, Albert Ferrer, consideraba al fallecido un segundo padre. Eran colegas y mantuvieron una amistad indestructible. Cuando una tarde, un compañero la encontró llorando fuera del plató, se justificó con una excusa que no descubría la dura situación familiar. Callaba y escondía lo que sucedía en casa, siempre celosa de su intimidad. Pero a veces los silencios lo dicen todo.

Dos días antes del trágico suceso, Paz presentaba su programa con la sonrisa y las bromas de siempre. No dijo nada, pero Antonio ya vivía en la antesala de la muerte. Y su esposa se resignaba ante una realidad imposible de cambiar.

Este es un año aciago para ella, se le han ido dos de sus seres más queridos, su esposo y su madre. Lola quien falleció en febrero y era una mujer tan divertida como su hija. En ocasiones entraba en directo en su programa, demostrando ese gracejo andaluz que tanto le caracterizaba. Madre e hija, pero, al igual que ocurría con su marido, confidentes y amigas. Nadie sabe cuándo regresará Paz Padilla al trabajo, ahora es momento de luto. Conociéndola, no me extrañaría que lo hiciera pronto, porque su profesión es también su vida, la ejerce con pasión y entrega. Hoy, los restos mortales de Antonio recibían sepultura en el cementerio de Zahara, ante una Paz que intentaba sacar fuerzas de donde no las tenía.

Las tres bodas de la pareja

Antonio y Paz se conocían desde la adolescencia. Fueron novios durante mucho tiempo y llegaron a «casarse» durante una boda imaginaria en la Iglesia de San Antonio de Cádiz. Ella acababa de cumplir los 15, su novio, estudiante de Derecho, 18. Nadie se enteró. Fue su secreto. Cuando la humorista comenzó a disfrutar de cierta popularidad, su chico se asustó y tomaron caminos separados.

Ella se casó con Albert Ferrer, y el abogado con otra mujer, junto a la que tuvo una hija. Pero el destino quiso unirles, ambos ya separados y libres para iniciar la que sería su historia definitiva. Se casaron dos veces, la primera en la India, sin testigos, en una ceremonia llena de vistosidad y emociones. Pero fue en 2016 cuando celebraron el enlace definitivo, en Zahara, el lugar que los dos escogieron para su reencuentro años atrás.