Negocios reales

Carlos III en el jardín del mal: "No llegamos al salario"

Una investigación de «The Times» revela que desde 2022, 11 de los 12 jardineros a tiempo completo han abandonado la finca, muchos de ellos agobiados por exigencias excesivas, sueldos bajos y una gestión inflexible

Britain's King Charles III smiles during a visit to a community garden, the historic walled garden at Deal Castle, known as the Captain's Garden , in Deal, south-east England on July 10, 2025.
Carlos IIIJUSTIN TALLISAFP

Highgrove House, el edén personal que el rey Carlos III ha cultivado con mimo durante más de cuatro décadas, es de nuevo foco de controversia y malestar. Y no hablamos de las discusiones que tenía el entonces príncipe de Gales con Lady Di en esta finca del siglo XVIII situada en el sureste de Tetbury, Gloucerstershire, y que pasó a manos de la corona inglesa en 1980. Lo que debía ser un ejemplo de armonía entre humanidad y naturaleza (Carlos III siempre ha sido pionero en la implementación de novedosas técnicas bioclimáticas para hacer sostenible estas tierras) ha terminado siendo escenario de quejas laborales, renuncias masivas y acusaciones de trato abusivo por parte del monarca. Una investigación reciente de «The Times» revela que desde 2022, 11 de los 12 jardineros a tiempo completo han abandonado la finca, muchos de ellos agobiados por exigencias excesivas, sueldos bajos y una gestión inflexible.

Malas prácticas de gestión

La Fundación del Rey, que asumió el control operativo de Highgrove, encargó una revisión externa tras una denuncia interna que señalaba sobrecarga de trabajo, lesiones físicas y baja moral entre los empleados. El informe confirmó una escasez crítica de personal, malas prácticas de gestión y sueldos poco competitivos. Aunque la organización afirmó haber tomado medidas, las fuentes indican que los problemas persisten.

Britain's King Charles III arrives to attend a morning church service at Castle Rising Church in Norfolk, England
Britain's King Charles III arrives to attend a morning church service at Castle Rising Church in Norfolk, EnglandJoe GiddensAgencia AP

El Rey, obsesionado con cada detalle del jardín, continúa enviando instrucciones escritas a mano con tinta roja, corrigiendo incluso errores gramaticales en los informes del personal. Las notas pueden ir desde órdenes para retirar una única hierba «inaceptable» hasta manifestaciones de decepción por el mal estado de sus adorados delphiniums. Carlos no solo supervisa las flores y arbustos, sino también la forma en la que se redactan los reportes, que deben dirigirse correctamente a «Su Majestad» o «Su Alteza Real».

Intimidación

Este estilo de liderazgo no es nuevo. En 2022, el escritor Christopher Andersen ya revelaba en su libro que el entonces príncipe de Gales solía levantarse y revisar listas diarias de quejas e instrucciones que dejaba al jardinero jefe. Si algo no le gustaba, no dudaba en salir al porche de Highgrove y, megáfono verde en mano, gritar órdenes al personal. «Para alguien que dijo que fue víctima de bullying de niño, el príncipe Carlos claramente disfrutaba intimidándonos», contó un empleado con todo detalle a Andersen. «Podía ser encantador y cortés, pero la mayor parte del tiempo era malhumorado y mezquino. No dudaba en gritarte si cometías un error».

El director ejecutivo de Highgrove, Constantine Innemée, es descrito por algunos empleados como un gestor que prioriza las demandas del Rey por encima de las capacidades reales del equipo. En al menos una ocasión, según una denuncia interna a la que ha tenido acceso «The Times», reprendió duramente a un jardinero que intentó advertirle a Carlos sobre la falta de personal. Innemée negó haber acosado a nadie, aunque el informe confirmó una gestión deficiente.

A pesar de todo, Highgrove es un éxito comercial en una monarquía que vive de su merchandising. En 2024 generó más de seis millones de libras en ingresos gracias a visitas guiadas, cenas privadas y la venta de productos de marca. Sin embargo, para quienes trabajaron tras bambalinas, el prestigio no compensa el desgaste. Uno de ellos lo resume así: «La armonía con la naturaleza era real. Pero entre personas, había más tensión que paz». Otra china en el zapato para un rey que lucha contra un cáncer y no logra reestrablecer la relación entre sus hijos.