Nuevo 'true crime'
La truculenta historia de la asistenta asesina de Sarah Ferguson vuelve a la actualidad
Jane Andrews no solo vestía a la duquesa de York, también fue noticia por un crimen pasional que dejó al mundo en shock
En los tiempos que corren, en los que las historias de ‘true crime’ gozan de tanta popularidad, era de esperar que la truculenta historia de Jane Andrews terminase siendo contada en una serie documental. Se trataba de una de las mujeres de confianza de la duquesa de York, Sarah Ferguson, cuando aún era miembro activo de la Familia Real como esposa del príncipe Andrés de Inglaterra, hijo predilecto de Isabel II. Como empleada del equipo personal de la Corona británica, su relato cobra especial relevancia, de ahí que se esté preparando un especial de cuatro capítulos que repasen cómo fue su labor al servicio de Buckingham, así como su compleja situación psicológica que le empujó a asesinar a su amante, Tom Cressman. Aún no se ha estrenado y ya está generando una gran controversia. Son muchos los que esperan con ansias conocer detalles inéditos desclasificados del caso, pero no precisamente por parte de la familia de la víctima, que ya se han llevado las manos a la cabeza y exigen que se paralice el rodaje. No quieren que su historia sea contada y que el dolor que sufrieron se vea ahora mediatizado cuatro décadas después.
‘The Lady’ es el título que ha elegido la productora de ‘The Crown’, Left Bank Pictures, para esta serie que estará compuesta por cuatro capítulos. El estreno está fijado para finales del presente año, por lo que aún quedan meses para ir cebando contenido y generando expectación. Su historia es apasionante. Con solo 21 años obtuvo el trabajo por el que muchas matarían, al servicio de Sarah Ferguson en palacio. Era un sueño cumplido para una niña que creció en la necesidad, sufriendo abusos y con intentos de suicidio para huir de su realidad. Comenzó a destacar y se hizo inseparable de la duquesa de York, a quien asesoraba en cuestiones de estilo y también en lo personal, estrechando lazos más allá de lo profesional. Sin embargo, en Buckingham echaron cuentas y decidieron prescindir de sus servicios en 1997. Tres años después volverían a saber de ella, pero esta vez por ser autora de un crimen espeluznante que impactó mucho a la opinión pública.
Tanto revuelo provocó la muerte de Tom Cressman el 17 de septiembre de 2000, que se buceó en el pasado de su asesina, Jane Andrews. Como cabría esperar, lo que no se sabía se imaginaba y así se comenzó a construir una imagen en la iconografía popular de una persona perturbada, obsesionada con su jefa hasta el punto de emularla en todo para parecerse a ella. Desde los tabloides británicos se realizó un escáner a su infancia, a su entorno, a su gustos y aficiones, así como acercarse a lo que podría encerrar su mente. Querían saber por qué se vio empujada a tan atroz crimen pasional. Ella explicaba que su relación era tóxica, marcada por la violencia física y unas prácticas sexuales que el empresario le solicitaba y con las que ella no se sentía cómoda. También los celos de ella. Pese a los motivos esgrimidos, el juez atendió a las pruebas en el juicio. Él fue asesinado mientras dormía en su domicilio de Fulham con un bate de cricket, para después ser apuñalado con un cuchillo de cocina.
Lo que desencadenó el ataque de furia de Jane Andrews fue la sinceridad de Tom Cressman al dejarle claro que no deseaba casarse con ella. La joven sospechaba que no era la única mujer en la vida del empresario, pues había encontrado correspondencia con una norteamericana. Los celos nublaron su juicio y terminó con las manos manchadas de sangre. Parece que él ya estaba en preaviso, pues tenía mucho cuidado con no despertar su furia, como así se ha ido desvelando con el avance de la investigación que mantendrá pegados frente al televisor a los espectadores. En una nota él trataba de hacer entender la falta de cordura de su amada: “Querida Jane: durante los últimos meses he estado pisando terreno peligroso. Tus cambios de humor han sido muy difíciles de predecir. Tus celos también se han salido de su cauce. Las cosas simplemente han ido demasiado lejos”, se podía leer.
La defensa de Jane Andrews ponía el foco en su depresión, que le nublaba el buen juicio, narrando los capítulos más oscuros de su infancia. No hubo suerte y el juez, Michael Hyam, fue claro al hacer sonar su mazo: “Al matar al hombre que usted amaba, acabó con la vida de él y arruinó la suya. Solo puedo dictar una condena y es la condena perpetua”, pronunció el 16 de mayo de 2001. No obstante, no fue tan firme como parecía opinar en un primer momento, pues 18 años después la que fuese asistenta de Sarah Ferguson recuperó su libertad y comenzó una nueva vida. Alejada ya de pretensiones de éxito y lejos ya de Buckingham, se ha estado ganando una vida como bien ha podido, desempeñando pequeños trabajos como dependienta de ropa. Su rostro, a pesar del paso de los años, sigue siendo reconocido por los británicos, pues su caso fue muy mediático tanto dentro como fuera de sus fronteras. Ahora regresa el pasado en formato serial, lo que seguramente removerá sus adentros.
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