Familia del Rey
Victoria Federica desvela la tradición que le gustaría mantener si algún día se convierte en madre
La hija de la Infanta Elena y Jaime de Marichalar tiene unos valores conservadores que defiende a ultranza
Tiene 25 años, y a diferencia de otros jóvenes de su edad que han apostado por las corrientes más vanguardistas, Victoria Federica de Marichalar se ha convertido en el adalid de esas nuevas generaciones más conservadoras. Afirma que no bebe ni gota de alcohol, que va a misa todos los domingos y que posee unos asentados valores familiares y tradicionales.
Una filosofía que aplica a todos los aspectos de su vida, incluso cuando se trata de alimentarse. La hija de la Infanta Elena y Jaime de Marichalar, que mide sus intervenciones públicas al milímetro, ha concedido una entrevista a la revista “Elle” para sincerarse sobre sus preferencias gastronómicas. Por supuesto, la marca España se coloca en la cima de sus placeres alimentarios.
“Me apasiona la cultura culinaria española, en general, porque en cada rincón se come increíble”, reconoce entre las páginas de la cabecera, en las que también admite que no le dedica “el tiempo que me gustaría” a la cocina: “No me considero una experta; me gusta preparar platos sencillos. Siempre que tenga una receta delante, creo que podría elaborar lo que fuese. Suelo hacer pasta con una salsa casera especial”.
El ritual de Victoria Federica a la hora de disfrutar de una buena comida disfruta como el de cualquier comensal: sentándose a la mesa, pero antes de llevarse un bocado a la boca bendice la mesa, una tradición que poco a poco se ha ido perdiendo.
“Bendecir la mesa es una costumbre que quisiera conservar el día de mañana si formo una familia”, dice Victoria Federica, que no dudará en inculcar a sus hijos, si es que alguna vez los tiene, la tradición con la que se ha criado a la hora de comer o cenar, tanto en Zarzuela como en la casa de su madre en el barrio de Niño Jesús.
Anfitriona disfrutona, Victoria Federica también comparte algunos de sus trucos favoritos para decorar una mesa cuando le toca recibir a sus invitados: “Para mí, la clave es crear ambiente sin complicarte demasiado. Velas siempre, que dan buen rollo, sobre todo las de olores suaves. Las flores frescas lo cambian todo. Un ramito en el centro y ya tienes el toque perfecto. Me encanta jugar con vajillas diferentes, mezclar colores y estilos. En cuanto a la mantelería, suelo usarla de lino o algodón, que aporta ese toque relajado pero bonito. De fondo, imprescindible música suave, que acompañe sin molestar”. ¡Tomen nota!