Ídolo de la tierra batida
Serena Williams, gurú de belleza y rival de Gwyneth Paltrow
La tenista despierta preocupación por sus excéntricos consejos en redes sociales y su confesión personal
Serena Williams es un ciclón. Pocos deportistas habrían soportado la presión vital y profesional de esta tenista, ganadora de 23 títulos individuales en torneos Grand Slam, entre otros muchos trofeos. Ahora, con 42 años y con su segunda hija, Adira, de cuatro meses, al pecho, ha decidido mostrarse vulnerable. Hace solo unos días compartía con sus diez millones de seguidores una imagen y una llamada de atención: "Hoy no me siento bien". ¿Qué le ocurre?
Ella aclara que "nadie está bien todos los días", pero, a pesar de la franqueza con la que acostumbra a hablar de sí misma, sus últimas publicaciones en Instagram son suficientemente elocuentes. Vive retirada del tenis desde 2022. El 16 de septiembre de 2017 se casó con Alexis Ohanian, cofundador de Reddit y padre de sus dos hijas, Olympia, de cinco años, y Adira, que nació en agosto. En 2018 dedicó su segunda posición en Wimbledon a todas las madres del mundo. Ya entonces habló de la dificultad de reanudar la vida en pareja después de nueve meses de gestación y un parto.
En su segundo embarazo, el recordatorio del anterior volvía a martirizar su cabeza y reconoció su nerviosismo ante la llegada de otro bebé. Antes del nacimiento de Adira, confesó que le costó llegar a tener conexión con su primogénita, Olympia. Fue muy honesta, puesto que es consciente de la dificultad que entraña hablar de estas cosas. "Se supone que debes estar enamorada desde el primer segundo". En cuanto llegó al mundo, recibió a su hija con los brazos abiertos y la amó de inmediato.
Si inquieta su salud mental no es solo por estas reflexiones, que podrían considerarse lógicas en su etapa postparto. La depresión es un trastorno mental que afecta a un 20% de las mujeres recién paridas, provocándoles esos cambios emocionales y físicos de los que ahora se queja Serena. Sus mensajes la humanizan y consigue que millones de personas empaticen con ella. Es, sobre todo, su actitud aparentemente desorientada, al menos profesionalmente, lo que alarma.
Su bálsamo de Fierabrás
En sus redes sociales aparece reconvertida en una especie de gurú de la belleza y la salud. La nueva Gwyneth Paltrow con sus excéntricos consejos. El más polémico es el uso de la leche materna para tratar la irritación de su piel. Se anuncia como la maga con una única solución para todo: rojeces, piel tirante, palidez espectral. A continuación, expone su particular bálsamo de Fierabrás: la leche materna.
La tenista probó a aplicarse unas gotas para tratar unas quemaduras solares bajo los ojos que le estaban provocando molestia y, según parece, fue mano de santo. "Tengo que decir que después de una semana de usar MI leche materna debajo del ojo, ¡funcionó! Me muero por escuchar tus pensamientos. Sé amable", dice en un vídeo. Y anticipándose al chaparrón de burlas que le puede caer, ruega que no sean crueles.
Hay muchos bulos en torno al uso tópico de la leche materna y este es uno de ellos. Durante la pandemia, se extendió también la creencia de que podría curar el coronavirus, disparando la venta de este producto a través de Internet. Es el riesgo de las celebridades convertidas en gurús, sobre todo si se inmiscuyen en asuntos relacionados con la salud.
Sus seguidores ya no saben si deben tratarla como ídolo de la tierra batida o la reina que destronará a Gwyneth Paltrow. Hace unos meses declaraba en su cuenta de Instagram que quería "centrarse en su papel de madre y sus metas espirituales para descubrir una Serena nueva, pero igualmente emocionante".
Marcada por el asesinato de su hermana
La tenista arrastró durante tiempo una depresión provocada por la muerte de su hermana, Yetunde Price. La joven, que tenía 31 años, perdió la vida en un conflicto callejero entre pandillas en la noche del 14 de septiembre de 2003. Una bala impactó en su cabeza cuando se encontraba dentro de su coche. Además de trabajar como enfermera, ayudaba a Serena y a su otra hermana Venus en sus agendas. El dolor ante esta tragedia inesperada le obligó a hacer una breve pausa. Aunque regresó, le costó remontar como profesional. En 2007 volvió a tocar el cielo. Su padre, Richard Williams, ya se ocupó de que, igual ella que Venus, forjasen un carácter fuerte. Las educó para ganar. No había otra opción. Con cuatro años, la familia, que vivía en una cómoda urbanización, se trasladó a un gueto para que las pequeñas desarrollasen una personalidad recia y firme.
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