Aniversario
Lina Morgan ocultó sus amores hasta su muerte
Hace siete años que la actriz nos dejaba
Hoy habría cumplido 85 años. Lina Morgan murió un 19 de marzo del 2015 alejada de todo y de todos. Sus últimos meses de vida fueron tan silenciosos que nos enteramos de su fallecimiento el día siguiente de producirse. Y eso, porque se instaló la capilla ardiente en su teatro del alma, el de La Latina.
La actriz pasó los dos años anteriores a su adiós entre el Hospital Beata María Ana de Jesús y su poso del barrio del Niño Jesús.
Una larga enfermedad hizo tanta mella en su físico que no quiso recibir visitas ni de sus amigos más íntimos. Su ex chofer y posterior “mano derecha”, el incondicional Daniel Pontes, a la postre su heredero universal, se encargó de cumplir los deseos de su jefa: intimidad absoluta. Fue tan estricto que se le acusó de haber rodeado a Lina de una coraza inaccesible, cuando lo único que hizo fue obedecer órdenes. Ella decidía y no admitía discusiones. Menuda era cuando se enfadaba.
Recuerdo una ocasión en la que quedé en llamarla para comer en su casa y, por una serie de circunstancias no lo hice. Me echó una bronca tan tremenda que estuvo dos meses sin hablarme.
La entrevisté muchas veces, y siempre se hacía la tonta cuando le preguntaba por su currículo sentimental. Me miraba irónicamente, reía sin reparos y me retaba a que adivinase quienes fueron sus amores. solamente pude sacarle el nombre de Manolo Zarzo, un idilio de juventud, y un empresario que atendía a las iniciales M. S., y con el que rompió porque ese hombre le dio a elegir: “tu profesión o yo”. Ganó lo primero. Tenía muy claro que el mundo de la interpretación era su vida y nadie podría arrebatársela.
Luego, se ha publicado que tuvo amoríos con el hijo de un tenor, el productor Julian E., hombre casado al que dejó porque no se separaba de su esposa, un rico heredero de los dueños de una conocida tienda de electrodomésticos de la madrileña Gran Vía, que impidieron a su hijo casarse con una vedette cómica de revista, un futbolista y un torero, de los que nunca dio la menor pista.
Pero su gran amor fue el hombre al que más adoraba, su hermano José Luis, que trabajó a su lado hasta que una enfermedad se lo llevó de este mundo con tan solo 53 años, poco después de comprarle al actor Antonio Ferrandis un amplio piso en una torre cercana al parque madrileño de El Retiró, que la dama de la guadaña le impidió estrenar.
Lina se refugió entonces en su hermana Julia, su paño de lágrimas, amiga, confidente, guardiana de secretos, pero el destino quiso que también la muerte las separara.
La recordada actriz me confesó tras perder a sus hermanos que “me siento muy sola, se me fueron mis dos pilares, mis amores más fieles, la vida me ha dado golpes terribles, la gente solamente ve a la actriz que hace reír, y se olvida de la mujer que también sabe sufrir”.
En este 2022 se cumplirán siete años de la desaparición de Lina Morgan. Los que la tratamos y la quisimos la recordamos como una mujer entrañable, con un cierto mal genio y una vis cómica que nadie ha conseguido superar. Se fue a los 78 años y no ha salido ninguna otra actriz que haga reír tanto como lo hacía ella.
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