Entrevista
Samantha Hudson: “Soy la Norma Duval de la izquierda”
La activista se ha visto envuelta en una polémica al declarar que “se debe ilegalizar a Vox y acabar con la Policía. Terminar con cualquier tipo de jerarquía social y poder. Qué viva el anarquismo”
Su biografía en Instagram, donde acumula ya casi 200.000 seguidores, dibuja apenas una pincelada de su personalidad: «La reina de los bajos fondos, una chica muy normal, casi chica y casi normal». Pero basta una breve conversación con ella, en el marco de la celebración del Festival Literatura Expandida a Magaluf, para intuir que esa descripción no se acerca ni a la mitad de lo que es. Samantha Hudson –o Iván González– tiene 22 años y una cabeza bien amueblada dentro de ese discurso sin censura y subversivo. Portavoz de la Generación Z, asegura sentirse feliz y sin miedo a nada. «Ya me he caído antes, no me importa hacerlo otra vez», recalca con sorna.
El público joven la adora, pero usted insiste en que Samantha Hudson es para todos…
Mi target objetivo son las señoras que están en su casa, eso es así aunque sea difícil entender qué es este proyecto tan ambicioso llamado Samantha Hudson
¿Y eso gusta a esas mujeres?
Habló Marta y respondió Justa, una puta a otra puta busca. Pues claro, una tía chulísima como yo llama a otras tías chulísimas. El buen rollo, el sentido del humor, eso se contagia. Y como el colectivo femenino sigue siendo uno de los más vulnerables, creo que el verme así, tan desinhibida, pues como que se produce un proceso catártico y se vienen arriba.
No oculta su vena de activista feminista…
Y así seguiré mientras esa violencia estructural, que es algo sistémico, no desaparezca. En realidad, hasta que no mejore el panorama socioeconómico y no cambiemos nuestro contexto y nuestro marco cultural, lo único que conseguiremos son reformas, pero el problema seguirá ahí enraizado.
Ya tenemos para eso un Ministerio de Igualdad. ¿Le da a usted repelús?
A mí me ilusiona que se tomen por una vez en serio los problemas y cuestiones sociales y se ponga atención especializada sobre un tipo de violencia que es concreta y explícita contra varios colectivos simplemente por el hecho de existir.
«Soy maricón y me encanta la Iglesia, pero no me dejan entrar porque monto gresca»… Arrancó fuerte su salto a la fama con el obispo de Mallorca arremetiendo contra usted por esta polémica frase que cantó en un videoclip…
En realidad, que una institución como la Iglesia Católica hiciera un acto tan progresista como fue lanzar la carrera de una travesti precaria es para agradecer.
¿No le afectó?
Soy tan narcisista y soberbia que nunca pensé que me había equivocado, es más, al final, si algún rancio se enfada desde su cúspide del poder, es su problema. ¿Sabes qué pasa? Que cuando se califica algo de transgresivo o subversivo solamente es un indicador más de que todavía hay algo que transgredir, porque, si no, que las tonterías de un adolescente de 15 años supusieran lo que supusieron en un estado laico no es más que la prueba de que aún quedan estigmas por superar.
El proyecto de Ley LGTBI tampoco es que tenga mucho consenso entre las izquierdas…
Cuando hablas de cosas que son tan susceptibles de generar controversia y polémica y de las que se puede abrir un debate bien fácil, a la par que absurdo porque debatir si está bien que las personas trans existan, es que es indignante. Las personas trans existen y aquí estamos también las personas no binarias; lo que hay que hacer es legislar para acabar con las penurias y la violencia que viven esos colectivos. Todos tenemos un enemigo común, que es la intolerancia, los delitos de odio y el propio sistema. ¿Estamos de acuerdo?
¿Está haciendo Samantha Hudson lo que quiere hacer?
Estoy haciendo lo que quiero y la verdad es que aún no me lo creo porque la meritocracia no existe, pero a mí me ha ido muy bien. Cada día pienso que Jesucristo se equivocó conmigo, que se ha producido un fallo del sistema y que la simulación de la vida ha cometido un error y en vez de darle la felicidad al hijo de un millonario que estudia Administración de Empresas se la ha dado a Samantha. Soy una privilegiada y una excepción porque el panorama para las personas queer no es tan esperanzador como el mío.
Miedo a caer, no tiene, por lo que intuyo.
Es que una vez que surges de los bajos fondos y del alcantarillado del «underground», pues volver a ellos te da igual. Yo estoy preparada para lo que me venga. En ese sentido tengo una gran coraza.
¿Tiene perfil en alguna app para buscar pareja?
No, tuve una aplicación para ligar y la borré al día siguiente porque me sentía absurda. Muy absurda. No era mi lugar, no quería obligarme a tener sexo para cumplir unas expectativas sociales. Estoy por encima de esto.
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