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Se cumple un año del ‘huracán Rocío Carrasco’: los pros y contras del día en que cambió la televisión

La emisión del documental de la hija de Rocío Jurado marcó un antes y un después en la televisión

Rocío Carrasco
Rocío CarrascoGtresfreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@40deb465

El 21 de marzo de 2021 pasará a la historia de la prensa del corazón y, por qué no, también de la televisión. Hoy se cumple un año desde aquella noche de miércoles en la que se daba por inaugurada la primavera, y donde una decidida Rocío Carrasco optó por ponerse frente a las cámaras tras años de silencio para exponer el calvario que vivió junto a un Antonio David Flores, despedido de su puesto de trabajo pocas horas después de emitirse el episodio cero del documental «Rocío: contar la verdad para seguir viva».

Rocío Carrasco regresa a 'Sálvame'
Rocío Carrasco regresa a 'Sálvame'Telecincofreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@40deb465

Un fuerte «huracán Carrasco» que solo había hecho que comenzar, acaparando con fuerza todos los contenidos de las televisiones y copando los titulares de los medios de comunicación. Toda una revolución que traspasó las fronteras de lo que conlleva un simple tema de la crónica social para acaparar las miradas de los informativos, psicólogos, jueces y políticos, todo ello a raíz de que la hija de Rocío Jurado asegurase haber sido víctima de malos tratos por parte de su exmarido. Nadie olvidará la intervención de Irene Montero en «Sálvame» para poner en valor el testimonio de una mujer que dijo ser víctima de la violencia machista, y pasando por alto la presunción de inocencia de un hombre que nunca había sido condenado como tal. Esto generó -y sigue generando- un gran debate social dividido como si de una guerra de opiniones se tratase.

Actores, cantantes y rostros de todas las índoles se manifestaban con frecuencia en redes sociales a medida que iba transcurriendo y evolucionando este documental protagonizado única y exclusivamente por una Rociito teñida de fucsia que decía haber reunido las fuerzas necesarias para vender su verdad a una España que se mostró totalmente dividida, y más aún cuando esta decidió poner a los pies de los caballos a su propia hija, Rocío Flores. Con sentencia en mano, la mujer de Fidel Albiac hacía públicos todos los detalles sobre el suceso que vivió con la joven aquel fatídico verano de 2012 cuando esta era todavía menor de edad. Una sentencia que fue previamente publicada en «Vanitatis» y que durante la emisión de la docuserie volvía a ver la luz pública ante casi tres millones de espectadores. Un hecho que, sin duda, tuvo consecuencias en la vida tanto de ‘la niña’ como para el resto de la familia mediática.

Rocío Flores y Rocío Carrasco
Rocío Flores y Rocío CarrascoGtresfreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@40deb465

Las audiencias estratosféricas tanto del documental como del resto de programas de la cadena de Paolo Vasile, los cuales se retroalimentaban unos de otros, no paraban de crecer. Las portadas de las revistas del corazón más conocidas abrían sus cabeceras con la temática del momento, y en redes sociales se crearon dos corrientes de apoyo que a día de hoy siguen teniendo un gran impacto en internet: la conocida como «marea fucsia» en apoyo a Rocío, y la «marea azul» que defiende a ultranza a la familia Flores-Moreno y que logra que sus hashtags sean los más vistos en las tendencias en redes doce meses después.

Las claves del éxito de este fenómeno social responden a unas pautas muy claras. En primer lugar, el hecho de que la protagonista en este caso sea un rostro conocido para el gran público, provoca que su testimonio cree un mayor impacto entre la audiencia. Una audiencia que, en aunque muy dividida, se ha sentido identificada con el drama que muchas de las personas anónimas han podido vivir en primera persona. El morbo representa otro de los ingredientes que nadie debe olvidar. El ser humano es curioso por naturaleza y desea conocer ese lado misterioso u oscuro que se esconde tras una vida aparentemente idílica.