Policía del estilo

El bikini que (casi) no tapa

Analizamos una de las tendencias del verano

Dulceida
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Sobre por qué nos vestimos se han elaborado muchas teorías. Y todas concluyen básicamente en tres ideas básicas: nos cubrimos para decorarnos; nos vestimos para protegernos del frío o del calor y llevamos ropa, por último, por pudor (para cubrir nuestras vergüenzas, vaya). De todas ellas, la última es la que más componentes morales tiene. Existen pueblos que no usan prendas para vestirse, pero no existe un pueblo que no se decore. Y depende dónde vivamos, será necesario un abrigo para protegernos de las bajas temperaturas o frescas telas para protegernos del calor. Pero, ¿el pudor?

Está claro que a la hora de replantearnos alguna de estas tres razones, es decir, de plantear una revolución en el vestir, la del pudor tenía todos los boletos para ser la primera en caer. Y basta echar un vistazo a las redes sociales para descubrir que esto, actualmente, es así. Todo se lo debemos, en gran parte, a las hermanas Kardashian, puntas de lanza de muchas de las tendencias que encontramos en la actualidad. Eso sí, que les tengamos que dar las gracias por esas tendencias, ya es otra cosa, porque no sé ustedes, pero yo todavía no le perdono a la más conocida de las hermanas más mediáticas de Estados Unidos el haberse cargado uno de los vestidos más icónicos de Bob Mackie. Pero bueno, de eso seguro que podemos hablar en otra ocasión.

¿De qué estoy hablando en realidad? Sencillo. ¿Se han dado cuenta de la cantidad de carne que se exhibe en la alfombra roja últimamente? Ya sean diseños de Versace, Tom Ford o Thierry Mugler, le hemos cogido gusto a enseñar más que tapar, de ahí que lo del pudor esté en crisis. Y si esto lo hemos visto en los meses de frío, no les quiero contar lo que sucede «cuando llega el calor y los chicos se enamoran», que dirían Sonia y Selena.

Emily Ratajkowski
Emily Ratajkowski@inamoratawoman

El máximo exponente de este movimiento exhibicionista en la playa es el bikini cortina, que, curiosamente, poco tiene que ver con eso de tapar. Escarlata O’Hara se hizo un traje maravilloso gracias a las cortinas de Tara, pero hoy en día con ese material podría hacer toda la producción de verano de la firma de la influencer Dulceida, una de las más destacadas defensoras de esta prenda que se caracteriza, básicamente, por componerse de un fino hilo del que cuelga un drapeado que busca cubrir (por llamarlo de alguna manera) lo mínimo necesario.

Escribo este artículo desde la piscina de SudLisboa, quizás uno de los espacios con más glamour de esta parte del Atlántico. Contemplando el río Tajo y el emblemático puente del 25 de abril, en las exclusivas hamacas de uno de los lugares de moda de la capital lusa parece difícil toparse con uno de estos diseños, pero no duden de que tienen éxito. Ya saben que la popularidad muchas veces está reñida con el buen gusto, y con el bikini cortina tenemos un buen ejemplo. Solo Alessandra Ambrosio ha podido defenderlo con algo de estilo, y eso que para ello tuvo que recurrir a cubrirse el torso con un jersey.

Tal es la repercusión del bikini cortina que hasta lo hemos podido ver en la televisión en horario de máxima audiencia: si han sido seguidores de la última edición de «Supervivientes», seguro que lo han pasado tan mal como yo mientras esperaban que la pobre Tania apareciera en cualquier momento sin braguita en cualquiera de las pruebas. Y es que, la concursante se empeñaba en pretender ser trendy embadurnada de barro o comiéndose sin cubiertos unas natillas con cuatro personas a la vez. No sé qué de todo era lo peor.

Existe una teoría actualmente que habla de la «tiranía de lo visible». Es decir, de los sacrificios a los que debe someterse hoy en día la mujer para responder al canon actual en el que el cuerpo se muestra más que nunca. El bikini cortina forma parte de toda esta tiranía y, háganme caso, llegará un momento que, al ver las fotos, opinaremos lo mismo que pensamos de los cardados de los 80 o los tirantes transparentes de finales de los 90: era un mal que se podía haber evitado.