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MBFW Madrid

Agathismo 2.0: cuando la inteligencia artificial se pone el tul

En su colección Primavera/Verano 2026, Agatha Ruiz de la Prada reinventa su universo colorista fusionando la fantasía digital con la alta costura más surrealista

Semana de la Moda Mercedes Benz Fashion Week Madrid J.J. GuillénEFE

La Primavera/Verano 2026 de Agatha no es solo moda: es un experimento que roza la ciencia ficción. En su estudio, la icónica diseñadora y su equipo decidieron dar un paso inédito: invitar a un robot de inteligencia artificial a hacerles los deberes creativos. Los resultados fueron tan delirantes y divertidos que lo que comenzó como un juego digital se transformó en un reto tangible: convertir estas alucinaciones robóticas en vestidos que pudieran desfilar en la pasarela.

El debate sobre el espacio de la creatividad en un mundo invadido por la inteligencia artificial es global, pero la respuesta de Agatha fue abrazarlo con total libertad. Sus propuestas extra-humanas son mucho más frikis, surrealistas e híper-agathistas que cualquier idea concebida solo por manos humanas. La IA les condujo al llamado "valle de lo inquietante", un territorio donde las creaciones parecen casi reales, pero pequeñas imperfecciones nos recuerdan que quien ha concebido el objeto no es del todo humano y sus reglas estéticas son propias.

Cortinas de ducha o platillos volantes

De este diálogo digital han nacido vestidos que parecen monstruos derretidos, llorando gotas de lluvia de colores; branquias de pez en organzas fluorescentes; peonzas invertidas decoradas con corazones agathistas; faldas que emulan pixeles; e incluso diseños que recuerdan a cortinas de ducha o platillos voladores con iconografía de la casa. La colección se completa con faldas de polipiel decoradas con lenguas metalizadas verdes y moradas, setas de flores tulipán invertidas que forman inmensos paraguas multicolor, y una menina de nubes peluda sobre fondo rosa palo. Cada pieza juega con la sinestesia, el hiperrealismo y la morbosidad táctil propia del agathismo digitalizado.

Semana de la Moda Mercedes Benz Fashion Week MadridJ.J. GuillénAgencia EFE

El proceso ha sido una auténtica educación en agathismo contemporáneo: la IA rastreó la huella digital de la marca y generó propuestas que mezclan lo macabro, lo onírico y lo desconcertante. Lo que parecía ciencia ficción, el taller lo tradujo a faldas y vestidos surrealistas, algunos con telones de tul incorporados, donde nubes, arcoíris y gotas de color brotan como matices recurrentes de una fantasmagoría digitalizada.

El juego con volúmenes fue uno de los mayores desafíos: los tejidos -organza, tul, crep de seda, plisados de algodón, neopreno, tafetán o crinolina- reproducen la satisfacción casi táctil que genera la visión de las imágenes de IA, transformando la imaginación digital en texturas palpables. Así, el resultado es un diálogo constante entre la creatividad robótica, la técnica artesanal y la tradición de la alta costura.

El surrealismo se intensifica con la puesta en escena. La colección se presenta en una experiencia inmersiva donde Agatha se transforma en marioneta teatral, construida por el ingenio de Elisava e interpretada por Nuca López, que supervisa el fitting de las modelos en tiempo real. La pasarela se convierte en un laboratorio de sueños agathistas, en el que conviven prototipos y clásicos de la casa junto a colaboraciones con Chocolates Marcos Tonda, Carmencita y los arneses para perros de MyPug\&Co.

Además, el desfile celebra también el 25º aniversario del perfume Flor, con el estreno de la fragancia De Flor en Flor, fruto de la colaboración con el Grupo Puig. OPTIM aporta una cápsula deportiva de gafas rosa y azul, y Rolser reinventa los carritos de la compra incorporando el factor Agatha. Así, esta colección se convierte en un espectáculo total: moda, fantasía y tecnología abrazadas en un mismo universo, donde la creatividad humana y artificial conviven en un frenesí de color y surrealismo.