Contra las cuerdas
Agrias críticas a Terelu Campos por cómo se portó con la prensa: “Quieren pasta, lo otro les agobia”
Su reacción con los reporteros no fue buena. Son muchos quienes le han reprochado su actitud, pero la más ácida ha sido su excompañera Laura Fa
El nacimiento del hijo de Alejandra Rubio y Carlo Costanzia debería ser un motivo de exultante felicidad para los miembros del clan Campos. Un nuevo integrante de la familia ha llegado y, con ello, reciben una alegría después de tantos varapalos acumulados a lo largo de los años. El bebé ya está aquí y las abuelas están encantadas con la idea de estrenarse en unas tareas de las que son inexpertas, pero que reciben con especial emoción. También con nervios, como así le ha pasado a Terelu Campos, que ha terminado por estallar de muy malas maneras con los compañeros de la prensa, que trataban de conocer sus primeras impresiones tras el nacimiento de su nieto. Después de hablar largo y tendido sobre el tema del embarazo de su hija y la inminente llegada de su nieto en los platós de televisión, no se esperan los reporteros ese arranque feroz de la colaboradora a pie de calle y que tantas críticas le están costando.
Mientras que Mar Flores ha sido todo sonrisas al atender a la prensa después de que Carlo Costanzia le hiciese abuela, no sucedía lo mismo con su consuegra. Terelu Campos está más tensa de lo habitual al recibir el título oficial de abuela. Este honor que reza ya en su currículo personal desde el pasado jueves 5 de diciembre, le hizo conectar feliz en directo el viernes 6 de diciembre con sus compañeros de ‘De viernes’. Ahí era todo amabilidades. Todo cambió el domingo, cuando su hija y su yerno ya estaban en casa disfrutando las mieles de la paternidad. Ahí la abuela mostró su otra cara.
“A mí, de verdad, me da igual que me grabéis, no me he preocupado de maquillarme, me da lo mismo. Pero si esto le hacéis a Alejandra todos los días y más con el bebé, luego diréis que si las relaciones son buenas, regular….”, comenzaba a quejarse Terelu Campos de la presencia de las cámaras en las puertas del domicilio de Alejandra Rubio, poco después de recibir el alta hospitalaria y refugiarse en su interior. La prensa hace guarda en las inmediaciones en busca de las primeras reacciones, visitas, llegada de regalos y demás curiosidades con las que alimentar de contenido programas de televisión, revistas y digitales de los que Terelu forma parte como personaje, pero también como trabajadora. De ahí que no todos comprendan su enfado, que no terminó ahí: “Queremos ser todos amigos, pero tenemos que colaborar todos, ¿entiendes? Que a mí me da igual, os prometo que me da lo mismo. No quiero que se lo hagáis a ella”, pedía cabreada que no se le grabase a su hija sin maquillar porque no le gustaría.
Ante estas declaraciones, Terelu Campos ha sido muy criticada en redes sociales y también por sus propios compañeros de profesión. Le recuerdan su papel, no solo como vendedora de su intimidad en los medios de comunicación, sino también como parte que indaga en la vida ajena en busca de titulares. Es el caso de Laura Fa, con la que trabajase en ‘Sálvame’, que tras su cancelación sigue su labor en ‘Espejo Público’, desde donde le ha atizado con dureza por su reacción con el compañero de la prensa: “Juega con una hipocresía. Está acostumbradísima a lo que son los medios. Sabe lo importante que son las imágenes y los testimonios. Quieren la parte buena del negocio, que es la pasta. Lo otro les agobia”.
Sergio Pérez, uno de los reporteros presentes durante el encontronazo de Terelu Campos con la prensa a las puertas de la casa de Alejandra Rubio y Carlos Costanzia, ha contextualizado lo sucedido: “Ayer hacía un frío impresionante y es cierto que estábamos escondidos. De repente aparecemos cuatro personas corriendo detrás y se asustó. Ella primero da un bote y es a lo que se refiere. Te aseguro que Terelu pensaba que ya no estábamos allí. Por la mañana saliendo de casa de Alejandra nos atendió. Después se fue a comer a un restaurante y a la salida nos volvió a atender”, defendía el periodista, al considerar que ya había cumplido con su deber previamente y que por la noche ya le pillaría cansada y con el susto en el cuerpo al no esperar que hubiese aún compañeros de prensa trabajando.
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