Voluntad
Aless Lequio, en su libro: «Quiero tener hijos aunque ya no esté»
Ayer salió a la luz «El chico de las musarañas», el libro que empezó Aless Lequio y terminó Ana Obregón
Ayer, 19 de abril, salió a la venta «El chico de las musarañas», el libro que comenzó Aless Lequio cuando le diagnosticaron un sarcoma de Ewing y que, tras su fallecimiento, terminó su madre, Ana Obregón. Un texto en el que la presentadora relata la cronología de la enfermedad de su hijo desde aquel «puto 23 de marzo de 2018, como lo bautizamos el día en el que sin saberlo empezamos a morir los dos», la relación con su padre, Alessandro Lequio, y su última voluntad.
«Una luminosa mañana de finales de abril», Ana Obregón se encontraba con Alessandro Lequio, acompañando a su hijo, en el hospital, en el que sería uno de sus últimos días. Él estaba dormido, pero se despertó y murmuró: «Mamá, papá: si me pasa algo, acordaos de la muestra que dejé en el laboratorio de Nueva York. Quiero tener hijos, aunque ya no esté. Es mi deseo. Prometedme que los vais a hacer, por favor». «No digas eso, tú tendrás tus cinco hijos cuando estés bien», le contestó su madre. Entonces, abrazó a su hijo y le prometió: «Si eso es lo que quieres escuchar... ¡Te lo juro!». «Yo también te lo juro», añadió Lequio.
Juntos de nuevo
«Y si alguna vez no estoy, mirad al cielo cada noche a las nueve en punto y decid ‘‘God bless you, Aless’’ [‘‘Dios te bendiga, Aless’’, en inglés]. Yo estaré escuchando y volveremos a estar juntos», señaló el joven empresario.
Ahora sabemos que ese deseo se cumplió por gestación subrogada. Y el pasado 20 de abril, en Miami, nació Ana Sandra. «Te prometí que te salvaría y no pude cumplirlo. Te juré en el hospital que cumpliría tu última voluntad, y ese milagro se ha hecho realidad», escribe la actriz en el libro. «Pronto tendré en mis brazos a tu hija, mi nieta. Se llamará Ana Sandra. Mi corazón estallará de amor y emoción al abrazarla. Tendrá tu mirada, aquella que tanto brillaba de madejas de ilusiones y tus preciosos ojos color avellana. Heredará el don de tu sonrisa, franca y amplia, tu valentía, bondad, genialidad y alocada ternura. Será el milagro único jamás contado, fruto del amor infinito de una madre y un hijo de un amor que traspasa todos los límites, uniendo el cielo y la tierra. «Por fin, tendré un poquito de ti aquí conmigo y nunca volveré a estar sola. Sé que serás el mejor papá del mundo desde el cielo y que ahora mismo estarás feliz y sonriendo. Le contaré cada día que su papá fue un héroe y que deseó desde lo más profundo que su hija viniese al mundo», concluye la actriz.
De las 313 páginas, 72 están escritas por Aless. En la obra aparecen perfectamente separadas, como si fuera otro libro, con su portada: «El chico de las musarañas», por Aless Leguio. En el primero de los capítulos, «Valientes cabrones», presenta con tono irónico las musarañas que le dan título y con las que irá conversando. «La tarde del viernes ya no iba de cervezas calientes y tapería incipiente, ahora tocaba afrontar asuntos de una naturaleza diferente, ‘‘Vías de Escape y Biomasas Malolientes’’, en los mejores cines: el plan perfecto para un 23 de marzo», fecha en la que empezó todo.
En «Nalgas y más nalgas», el segundo capítulo ironiza sobre la historia de sus padres: «Mi padre, don Ernesto, está dotado de un carisma y de un sentido del humor (...) Mantuvo una relación breve, pero llena de acontecimientos, con doña Aitana, poniendo fin a la misma tras conocer a otra mujer menos agraciada, transcurridos los 12 meses de comenzar la vida en pareja. Desde entonces, don Ernesto y doña Aitana, galán italiano y musa española, son mejores amigos y forman un tándem perfecto para lidiar con los asuntos referentes a mi persona». Aunque no deja de mostrar su predilección: «Claro está, todo ello gracias a la constante bondad de doña Aitana, quien perdona más que una máquina de hacer cucuruchos».
«Tengo miedo»
En «El bache» relata que lo suyo eran más que un dolor por hemorroides. «Tengo cáncer, pero, lo peor de todo, tengo miedo», confiesa más adelante. El resto es un relato en primera persona de Ana Obregón, que comienza recordando lo feliz que fue aquel 24 de junio de 1992 en el que se convirtió en madre y se dio cuenta de que era la mujer más feliz del mundo. Entre recuerdos de momentos felices, enseguida narra el día que llevó a urgencias a Aless, porque no soportaba los dolores, y el profundo dolor que sintió cuando le dijeron que se trataba de un cáncer raro y con mal pronóstico.
«No eres el amor de mi vida,porque seríamos uno»
Entre los documentos que Ana Obregón encuentra en el ordenador de su hijo, aparece la siguiente carta de amor que no está dirigida a ella ni a Carolina Monje. Dice así: «Sé que no eres el amor de mi vida, porque sería mi vida entera. Porque seríamos uno. Porque sería para siempre. Tengo cáncer, pero lo peor de todo, tengo miedo. Ya no sé si algún día seré capaz de sentir cómo eres y lo que podríamos llegar a ser, pero lo que sí puedo hacer ahora, en este mismo momento, es transmitir cómo no eres y, por lo tanto, acercarme un poquito más a la idea de lo que serías».
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