Adicciones

El caso Matthew Perry: un nuevo médico se declara culpable y destapa el negocio clandestino de ketamina en Hollywood

El doctor Salvador Plasencia, segundo implicado en la muerte del actor, admite haber suministrado ketamina fuera de todo protocolo médico. La tragedia de Chandler Bing deja al descubierto un sistema tan lucrativo como letal

 Matthew Perry
Matthew PerryAgencia AP

El 28 de octubre de 2023, el mundo lloró la repentina muerte de Matthew Perry, el inolvidable Chandler Bing de "Friends", cuya vida estuvo marcada por su lucha pública contra las adicciones. Nueve meses después, el caso judicial que investiga cómo una sustancia legal se convirtió en su sentencia final continúa sumando responsables. El último en caer ha sido el doctor Salvador Plasencia, quien este 23 de julio se declaró culpable ante una corte federal de California por distribución ilegal de ketamina, una droga anestésica utilizada en tratamientos psiquiátricos que, administrada de forma irregular, puede resultar mortal.

Según el acuerdo alcanzado con la Fiscalía del Distrito Central de California, Plasencia -quien dirigía una clínica de urgencias- reconoció haber proporcionado ketamina a Perry en varias ocasiones, tanto en su domicilio como en un aparcamiento de Santa Mónica, sin justificación médica legítima. Este suministro, según el Departamento de Justicia, fue un eslabón clave en la cadena que culminó con la sobredosis que acabó con la vida del actor. La Oficina Forense del condado de Los Ángeles determinó que Perry falleció a causa de los "efectos agudos de la ketamina".

Arrepentimiento

Durante la audiencia, su abogada, Karen Goldstein, leyó una declaración en la que su cliente mostraba arrepentimiento: "El Dr. Plasencia siente un profundo remordimiento por las decisiones médicas que tomó al proporcionar ketamina a Matthew Perry. Está asumiendo toda la responsabilidad". Además, se compromete a "renunciar voluntariamente a su licencia médica", un gesto simbólico en un escándalo que va más allá de la ética médica: destapa un negocio en el que se traficaba con adicción, fama y vulnerabilidad.

Joey (Matt LeBlanc), Chandler (Matthew Perry), Rachel (Jennifer Aniston) y Monica (Courteney Cox) en una escena mítica de 'Friends'
Joey (Matt LeBlanc), Chandler (Matthew Perry), Rachel (Jennifer Aniston) y Monica (Courteney Cox) en una escena mítica de 'Friends'eCartelera

El caso ya cuenta con otro culpable: el doctor Mark Chavez, quien en octubre de 2024 admitió también haber participado en el suministro de la sustancia. La DEA fue contundente en su valoración del caso: "Plasencia y Chávez violaron sus juramentos como médicos. Causaron muchos daños solo por dinero". Y no exageraban.

Según la investigación, ambos médicos llegaron a "revender viales de ketamina a más de 200 veces su valor original": de 12 dólares a más de 2.700. Perry pagó en total "55.000 dólares por veinte dosis", una cifra que resulta escandalosa no solo por su monto, sino por el contexto: uno de los actores más queridos de la televisión estadounidense estaba siendo explotado por quienes, en teoría, debían cuidarlo.

Pero la historia no termina ahí. En los mensajes intervenidos por las autoridades, se evidenció el tono cínico con el que trataban el caso. En uno de ellos, Plasencia escribió a Chávez: "Me pregunto cuánto más va a pagar este imbécil". La respuesta fue igual de escalofriante: "Vamos a averiguarlo". Ambos instruyeron además al asistente personal del actor, Kenneth Iwamasa, para que le administrara las inyecciones. Fue Iwamasa quien, según consta en los informes, le aplicó la dosis letal antes de dejarlo solo en el jacuzzi, mientras salía a hacer recados.

Pese a que la muerte fue catalogada como accidental, la justicia federal ha puesto el foco sobre la responsabilidad de quienes facilitaron el consumo. Plasencia, que ahora enfrenta hasta 40 años de cárcel, ha pedido que su caso sirva como advertencia para otros médicos y ayude a establecer nuevos protocolos sobre el uso domiciliario de ketamina, una práctica que se ha extendido en el sector privado de Estados Unidos sin apenas regulación.

Mientras se espera la sentencia, programada para el 3 de diciembre de 2025, el caso Perry sigue siendo una dolorosa lección sobre los límites del sistema sanitario, la desprotección de las figuras públicas y los oscuros intereses que pueden crecer en la sombra de Hollywood.