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La crónica del sábado de Lomana: Septiembre, un mes inquietante y romántico
Yo no sé a ustedes, pero a mí el final del verano y el comienzo del otoño me producen desasosiego y tristeza.
Yo no sé a ustedes, pero a mí el final del verano y el comienzo del otoño me producen desasosiego y tristeza. Es como si los días más bonitos del año –que para mí son los de mar, sol y calor– se fuesen y me dejaran con un año por delante, esperando de nuevo la llegada de junio.
Este mes de septiembre en Madrid es un no parar, lleno de eventos, fiestas y desfiles de moda, tantos que ya me tienen saturada. El broche de oro a esta rentreé se lo pongo marchándome con L’Oréal Paris a ver desfiles. Me han invitado y me parece un planazo viajar con un gran equipo a la llamada «ciudad del amor».
Tradicionalmente, en septiembre siempre me han ocurrido cosas buenas. Un día 20, conocí a mi marido Guillermo en un club de jazz londinense. Ahí empezó nuestra preciosa historia de amor. Y eso sí que fue un golpe de amor por ambas partes que duró 23 preciosos años.
Ahora, les ha dado a algunas famosas por escribir sus memorias, y me parece muy bien si tienen algo interesante que contar y que no sepamos. Lo que no soporto es esa manera de estar enmendando la plana de lo escrito y justificándose, como en el caso de Mar Flores. Historias de amor en las que parece que realmente el amor no existe, solo el interés. Que asuma lo que ha sido su vida y punto. Si no es así, si no está dispuesta a ello, ¿qué necesidad tenía de haberlo escrito para meterse en un charco tras otro? No lo entiendo. La gente tiene memoria y es difícil cambiar el relato.
Este septiembre también nos ha regalado el maravilloso estreno de la película que dirige Alejandro Amenábar sobre la juventud de Miguel de Cervantes y sus cinco años de cautiverio en Argel. Es una obra de arte, como todo el cine de Amenábar, a quien admiro de una forma inmensa, por encima de cualquier otro. Siempre transmite cultura, serenidad, verdad, unido a una genialidad para componer y construir una historia absolutamente admirable y fantástica. Muchos españoles se van a quedar maravillados ante ese gran personaje y aventurero que fue el escritor Miguel de Cervantes Saavedra. Podremos comprender más a Don Quijote y a Sancho. Esa gran obra cinematográfica no tiene desperdicio: se abra por donde se abra el libro, siempre nos da una respuesta. Nos ofrece una lección de discernimiento moral, de confianza en lo que tenemos dentro cada uno de nosotros.
En mi opinión, Cervantes empezó su libro queriendo hacer una sátira de los libros de caballerías tan de moda en esa época, como el «Amadís de Gaula», un personaje heroico de novela caballeresca del siglo XVI que lo inspiró. Poco a poco, la sátira se fue convirtiendo en algo más profundo y espiritual, probablemente recordando su atormentada y novelesca vida, llena de padecimientos pero también de capacidad para sobrevivir en las peores circunstancias.
Les recomiendo muchísimo ver «El cautivo» y, por supuesto, leer esa obra universal del hidalgo caballero Don Alonso Quijano, apodado Don Quijote de la Mancha. No se arrepentirán.
Les deseo un muy feliz último fin de semana de septiembre, exento, por supuesto, de lecturas banales y plagado de buen cine. Aprovechen este mes tan romántico y esperanzador de nuevos momentos.