Opinión
El diario de Amilibia: Mariló Montero ve al demonio
"No solo Mariló: muchos ya empiezan a ver al Apolo como Belcebú"
Mariló Montero, bendita sea, ganó el «MasterChef» y descubrió, confiesa, su pasión por la cocina. Hace unas croquetas de camarones que quitan el sentido. La «croqueta Camarón» la llaman ya. Leo que Mariló ha llamado «demonio» al Apolo de la Moncloa porque «quiere destruir la democracia», y como una opción salvadora se agarra a la UCO como otras se agarran a Rosalía, también bendita sea. No es que yo sea un defensor a ultranza del Apolo, pero en honor a la verdad que Él no practica, diré que aún no le veo cuernos ni el rabito respingón, aunque Juan Luis Cebrián lo haya señalado como tramposo: «Dicen que es listo, pero solo es un tramposo». Coincide con Mariló: dijo el Papa Francisco que Satanás es sobre todo «padre de la mentira y tramposo», y uno de los muchos demonios, Azazel, es conocido como «el tramposo». O sea, que algo huele a azufre en la Moncloa.
Volviendo a Mariló. Ha descubierto su nueva pasión, la cocina, porque, como Santa Teresa, vio que entre los pucheros también está Dios. Y es muy posible, aunque carezco de pruebas, que esa fuerte pasión la lleve al trance místico y vea demonios por doquier en un anticipo del Apocalipsis y la llegada del Anticristo. Levita como si leyera todas las noches a San Juan de la Cruz o como si estuviera rezando los misterios gloriosos del rosario con Tamara Falcó. Yo le tengo mucha fe a Mariló: los sabios doctores monclovitas demostrarían gran prudencia si consultaran con un demonólogo de fuste si la extrema delgadez del Apolo pudiera ser obra de un diablo interior que le corroe día a día como si tuviera la solitaria. No solo Mariló: muchos ya empiezan a ver al Apolo como Belcebú. A ver si al final lo que España necesita es un exorcista.